VITRINA 10: EL ORIGEN DE NUESTRA COLECCIÓN
AUTORES: Belén Soutullo y Javier Luque
Institucionalización de la enseñanza de la Mineralogía y nacimiento de la Geología académica.
Tras el descubrimiento del platino por Antonio Ulloa en el virreinato de Nueva Granada (Colombia), España se convirtió en propietaria de las únicas minas conocidas de este metal. Sin embargo, tuvieron que transcurrir más de tres décadas para conseguir el proceso metalúrgico capaz de aislarlo y explotarlo.
Alrededor de estos hechos surgieron los primeros centros españoles de estudios de Mineralogía: el conocido popularmente como la Casa del Platino (Madrid), el Seminario Patriótico de Vergara (Guipúzcoa) y la Real Escuela de Mineralogía de Indias (Madrid), que pronto pasó a ser la Real Escuela de Mineralogía, con una historia muy breve.
Para encontrar la institucionalización definitiva del estudio de esta disciplina en España, como ya se había dado en la Química y en la Botánica, se tuvo que esperar al año 1798. Fue entonces cuando, desde la Secretaría de Estado de Carlos IV, se aprobó el reglamento diseñado por José Clavijo y Christian Herrgen para la puesta en marcha del nuevo Real Estudio de Mineralogía.
Herrgen fue el responsable elegido para impartir la docencia. Siguiendo la estela de A.G. Werner, su profesor en Freiberg y autor de la Teoría del Neptunismo, el plan de estudios contemplaba separadamente los estudios de Orictognosia y Geognosia. De este modo, empezaba el desarrollo de los distintos campos que hoy conforman la Geología, la Ciencia de la Tierra.
La Orictognosia consistía en la determinación y nomenclatura de los minerales según sus propiedades físicas y sus análisis químicos. Mientras, la Geognosia abordaba el estudio de la estructura, composición y relaciones de las rocas que forman nuestro planeta.
El propio Herrgen tradujo al castellano la Nueva Teoría sobre la formación de las vetas (Werner, 1791), texto clave para la descripción geognóstica de las rocas, “ciencia jamás estudiada en España”, según sus propias palabras.
Otro año de avances en la enseñanza de la Mineralogía fue 1799. Se produjeron progresos amparados por el poder político, interesado por fin en el fomento de las disciplinas capaces de mejorar la economía española.
En febrero de este año, Alexander von Humboldt se instaló en Madrid. Su objetivo era la exploración de la América española para estudiar, entre otras cuestiones, “las identidades de los estratos en los países más alejados unos de otros”. Para ello se puso en contacto con el barón Philipe de Forell, embajador de Sajonia en Madrid, afamado mineralogista y amigo personal del secretario de Estado de Carlos IV, Mariano Luis de Urquijo. A través de ellos conoció a José Clavijo y Fajardo, director efectivo del Real Gabinete de Historia Natural. Sus relaciones con científicos españoles se remontaban a su etapa en Freiberg, donde trabó amistad con Andrés del Río, futuro descubridor del vanadio.
Durante este año continuaba la expedición de los hermanos Heuland a los actuales Chile y Perú promovida por Clavijo y Godoy, que suministró una ingente cantidad de minerales de la que se custodia en la Facultad de Geológicas, al menos, un interesante ejemplar.
En octubre de 1799 vio la luz la primera revista periódica española dedicada a las ciencias naturales, los Anales de Historia Natural. Empezó con un prólogo firmado por H.P.F.C., las iniciales de los apellidos de los cuatro científicos responsables de su edición: Christian Herrgen, Louis Proust, Domingo García Fernández (químico y mineralogista) y el botánico Antonio José Cavanilles.
Esta nueva revista reunía al grupo que ayudó a diseñar la expedición de Humboldt a la América española. En sus publicaciones se siguió con interés especial los avances que lograba en el estudio de las minas, el principal objetivo de los responsables políticos.
Desde la otra orilla del Atlántico, Humboldt hizo llegar a sus colegas españoles remesas de minerales americanos para el Real Gabinete de Historia Natural. Algunos de ellos, todavía sin identificar, bien podrían estar en los fondos de nuestra colección.
Heulandita y estilbita. La heulandita es un mineral dedicado a uno de los hermanos Heuland. Foto: G. Pinto.
Portada del libro de Andrés del Río, uno de los textos sobre los que se inició el desarrollo de la Mineralogía en España e Hispanoamérica.