El blanco
El color blanco, considerado color acromático junto con el color negro, se caracteriza por su estrecha relación los pigmentos procedentes de la tierra y de la manufactura humana, como los derivados del plomo, zinc, estaño o titanio. Su uso se puede rastrear desde la Prehistoria hasta nuestros días.
El color blanco es el símbolo principal de la luz y de lo eterno. Por ello se asocia directamente con Dios –uno y trino–, con los ángeles –criaturas de luz–, y con los santos. Es el color de la ancianidad de Dios Padre, como símbolo de la experiencia, por eso se asocia a los ancianos del Apocalipsis y al Papa. También es símbolo de virginidad y de pureza, por eso se asocia con la Virgen María y con todas las santas vírgenes que murieron en castidad. Por extensión, se asocia con todos aquellos que han sido iluminados con el don de la santidad, pero que no han sido afectados por la sangre roja del martirio. Los animales más vinculados a la inocencia o la suavidad –como el unicornio, la oveja del sacrificio o el cordero de Pascua–, se relacionan con valores positivos por su pelaje blanco y su vinculación a lo divino. El blanco también es el color de la paz, como la paloma que Dios hace volar sobre Noé, para hacerle llegar el fin del diluvio y, por ende, la paz entre Dios y los hombres. Por extensión, el color blanco simboliza la alegría y el júbilo de las situaciones de celebración, como los acontecimientos más festivos del año.
Se utiliza el color blanco en las principales celebraciones vinculadas con la vida de Jesús, con la vida de la Virgen y con las conmemoraciones de los santos no mártires. También para recordar las fiestas de los ángeles y de aquellos que confesaron la fe en su vida, pero no murieron por su causa. Fiestas tan importantes como la Navidad, la Epifanía, la Purificación, la conmemoración de la Última Cena el Jueves Santo o el Domingo de Pascua utilizaban en la Edad Media vestiduras litúrgicas de color blanco, sustituidas en algunos casos por el dorado. Por extensión, se vestían vestiduras blancas también en los dos tiempos fuertes que siguen a la Navidad y a la Pascua, así como en las fiestas eucarísticas como el Corpus Christi, en la administración del sacramento del bautismo –incluso se vestía al neófito con un traje blanco–, en las sagradas órdenes y el matrimonio. Simboliza la pureza y, por eso, es el color de las prendas básicas interiores comunes a todos los ministros ordenados.
En la Edad Media, debido al desconocimiento en la producción de pigmentos de titanio y zinc hay que destacar al blanco de plomo como máximo referente de las materias colorantes. No hay que obviar el óxido de zinc utilizado en esmaltes o el yeso y el carbonato cálcico, usados como pigmentos y cargas de colores menos cubrientes.