Propuesta de Laura F. Gibellini
Si consideramos que la relación causa-efecto sólo puede darse entre dos elementos contiguos (Russel) entonces debe existir un tejido conector que favorezca o permita la transmisión de causalidad entre entidades distanciadas. La dimensión estética surgiría aquí como aquello que favorece dicha conexión y permite la emergencia de lo nuevo (Morton). Partiendo de la consideración de la consciencia como acción en la distancia (Morton), y de acuerdo con autores que defienden (Critchley) que es el espacio existente entre ser y parecer lo que permite que aquello que aún no es se manifieste de un modo novedoso (más allá de formas de causalidad mecanicistas y predeterminadas que perpetúan modelos de conocimiento y existencia obsoletos y que conciben el futuro como una mera repetición del pasado), mi aportación al presente grupo de investigación se centraría en observar y estudiar los procesos de conexión y generación de sentido específicos de la práctica artística con el fin de visibilizar y valorizar lo que ocurre en dicha práctica y que permite la creación novedosa.
Vivimos inmersos en una red de relaciones en las que las cosas no encajan entre sí de un modo predeterminando sino respondiendo a todo tipo de factores imprevisibles e independientes (tal y como entiende la ontología orientada a los objetos, que se preocupa del ser más allá de la existencia humana y concibe el mundo como una red de relaciones plásticas cambiantes en contextos espacio-temporales amplios) (Harman, Meillassoux) y donde el arte surge como aquello capaz de generar lo que aún no es dentro de lo que ya existe, o lo que es dentro de lo inexistente. Desde este punto de vista, la propia práctica artística, que surge como un contexto especifico de creación que implica la materialización a través del gesto (cuerpo) de una idea (abstracta), parecería central en la investigación sobre las posibilidades de generar contextos epistemológicos novedosos que contemplen el entorno de un modo ecológico, holístico y global.
En 1934 John Dewey publicó El arte como experiencia. Más allá de considerar el arte como un objeto estético, Dewey enfatizaba aquí su dimensión experiencial y la fundación de toda teoría estética en la interacción continuada del ser orgánico con el mundo, sentando las bases para la expansión del concepto de arte. Dewey, junto con Charles Sanders Peirce y William James, se reconoce como fundador del pragmatismo y la psicología funcional, que rechaza la existencia de verdades absolutas centrándose en la consideración de la realidad a partir de hechos específicos y experienciales y con fundamentaciones eminentemente biológicas y basadas en teorías psicológicas. Así mismo, de un tiempo a esta parte ha resurgido la necesidad de considerar el arte más allá de la generación de productos estéticos de carácter objetual y de consideraciones formalistas. El arte como proceso de los años 60 (con sus raíces en el dada, su interés por la aleatoriedad y la performance), el arte como investigación (que a su vez conlleva la idea de la investigación como arte y que ha supuesto la atenuación entre la frontera arte y ciencia) (Jones), así como la idea del arte como práctica (que implica el arte como materialización de una idea y enfatiza la noción de proceso y la experimentación más allá del producto final) han ido ganando relevancia en los modos en que el arte es o puede ser pensado, teorizado, realizado y experimentado. A esto hay que sumar el auge en la consideración del pensamiento artístico en autores relevantes como Luis Camnitzer o Susanne Langer que considerar como parte de la especificidad del arte radica en la generación de modo de pensamiento alejados de normatividades impuestas externamente.
Por otra parte, en el año 2007 surge el llamado Realismo Especulativo dentro del pensamiento filosófico (Graham Harman, Quentin Meillassoux) del que deriva la OOO, Ontología Orientada a los Objetos (Graham, Morton) y que busca expandir el conocimiento del ser más allá de la posición preponderante del ser humano y considerando como los objetos (que no tienen una entidad estática) no existen ocupando un lugar primordial en el espacio-tiempo sino estableciendo relaciones con todo aquello que les rodea (desarrollando un pensamiento ecológico que es particularmente evidente en el caso de Morton). Es desde esta idea del pensamiento artístico, desde la perspectiva de una ontología descentrada del ser humano y que tiene en consideración las relaciones amplias establecidas con el entorno, como se pretende abordar esta investigación.