El azul
El color azul, tono primario en espectro cromático, se caracteriza por estar presente en gran cantidad de elementos del mundo mineral que nos rodean. Estos pigmentos han sido utilizados con afán colorante desde la Antigüedad, más concretamente en civilizaciones como la egipcia y mesopotámica, hasta la actualidad con materiales de fabricación contemporánea.
En la Edad Media el color azul era el propio de la bóveda celeste, remitiéndonos al momento de la creación del mundo y a la configuración del cielo y las estrellas por parte de Dios. Es el color del elemento del aire, asociado al respirar de los seres vivientes pero también al insuflar vida, como gesto creador. Como color oscuro, en algunos casos se asociaba al sufrimiento y al duelo, pero cobra una importancia simbólica específica a partir del siglo XII, cuando comienza a asociarse con la Virgen con connotaciones marcadamente positivas. De esta manera, y en paralelo a su vinculación con el cielo, en las imágenes bajomedievales la Virgen comienza a portar un manto o vestido de color azul intenso y brillante, como signo de honor. Esta costumbre se extenderá al mundo civil y a las ropas de dignatarios y monarcas a partir del siglo XIII, como San Luis, rey de Francia. De forma paralela, el color azul fue adquiriendo connotaciones marianas y de honor, como color suntuario, noble y de rango elevado para quien lo viste, como lo fue el púrpura en la Antigüedad.
El azul carece de un uso específico dentro de la liturgia medieval, como color asociado a determinados momentos del año litúrgico. Su ausencia en las fuentes litúrgicas principales contrasta con la aparición de algunas representaciones iconográficas de clérigos que utilizan este color en las casullas o estolas. Esto puede deberse bien a una falta de rigor en los colores elegidos para decorar las imágenes, bien a una sustitución no reflejada en las fuentes por la que el color azul podría usarse en aquellas festividades más solemnes –por su sentido de color noble a finales de la Edad Media– o bien en sustitución de otros colores, como el negro o el morado, con los que guarda una cierta relación cromática. No se han conservado prendas litúrgicas que testimonien un uso real de este color dentro del culto cristiano y las referencias al azul como color de la liturgia de la Inmaculada son propias de la Edad Moderna hispana.
Los diferentes tipos de pigmentos azules que más se utilizaron para la realización de obras de arte medieval fueron: azurita, aerinita, lapislázuli e índigo. En cuanto a su extensión geográfica, los lugares más destacados del uso del azul fueron Francia, Alemania o Flandes.