Zootecnia en el amanecer de la Historia: lo que Mesopotamia nos cuenta sobre una (proto-) ciencia
En las antiguas sociedades mesopotámicas, la ganadería desempeñaba un papel que iba más allá de lo económico o alimenticio, influyendo también en el arte y la cultura. En esta región, cercana a los primeros centros de domesticación animal y selección por cruzamientos, surgieron sistemas de escritura que fueron clave para la gestión del patrimonio ganadero. Aunque estos textos han sido tradicionalmente estudiados desde otras disciplinas como la Economía o la Filología, una línea de investigación del Instituto Bíblico y Oriental de León revela su valor para comprender la evolución de las prácticas de manejo animal a lo largo de la historia.
Fragmento de tablilla en protocuneiforme. La escritura cuneiforme evolucionó a partir de pictogramas como el que vemos en esta tablilla relativa a un recuento de ovinos. El pictograma udu significa "oveja". Fuente: Instituto Bíblico y Oriental (Cistierna, León).
9 de octubre de 2024. Cada día crece el número de artículos que informan sobre hazañas biotecnológicas que ensanchan las fronteras de nuestro conocimiento. La vanguardia de la ciencia es un mundo donde nuestra profesión ha sabido abrirse camino trabajando en estrecha colaboración junto a otras disciplinas. Actualmente, resulta constante el flujo de noticias sobre la aplicación exitosa de técnicas de clonación o de modificación genética en mamíferos de granja, un campo apasionante y en plena efervescencia. El reciente nacimiento del cordero Teodoro, un animal que promete avances importantes para la medicina humana, ejemplifica en nuestro país uno de estos logros. Sin embargo, a simple vista, este cordero no se diferencia mucho de otros compañeros de especie. Ciertamente, muchas de las modificaciones que porta en su genoma y que comparte con el resto de individuos de su especie, son muy antiguas.
Mucho antes de conocerse la existencia de los genes y el mecanismo de la herencia, el foco se ponía en determinados caracteres o rasgos a potenciar y perpetuar mediante estrategias de selección por cruzamientos, sencillas pero eficaces en la búsqueda de estas características deseables, tanto en plantas como en animales. El comienzo del proceso de mejora, siempre en constante evolución, tuvo lugar hace unos 10000 años en la región al norte de Mesopotamia. Con la neolitización, es decir, el paso a una vida basada en la producción agropecuaria, nuestra relación con el entorno y los animales cambió para siempre. A partir de este momento, mediante la aplicación de métodos naturales de selección artificial, ciertas especies animales, las que resultaron ser domesticables, experimentaron toda clase de modificaciones: anatómicas, fisiológicas y etológicas, dando comienzo a la larga tarea de obtención de individuos capaces de satisfacer las necesidades vitales del hombre.
Debido a su localización cercana a los primeros focos de domesticación y en la encrucijada de tres continentes, Mesopotamia jugó un papel muy importante en la adquisición y transmisión de las nuevas técnicas de cría. Como parte integral de las sociedades sumeria y acadia, la ganadería ocupó un lugar preponderante en su arte y cultura denotando un interés que iba más allá del puramente económico o alimenticio. El sistema de escritura ideado por los sumerios (los habitantes de la región más meridional de Mesopotamia) en el IV milenio a.C. evolucionó a partir de los primeros pictogramas que representaban objetos concretos, como por ejemplo las especies domésticas protagonistas de muchos de los primeros intercambios comerciales mediante trueque. Con el tiempo, la escritura cuneiforme llegó a sustentar un complejo sistema administrativo, herramienta fundamental para gestionar el creciente patrimonio ganadero. Debido a las limitaciones asociadas tanto a los escasos estudios zooarqueológicos, como a la interpretación de las representaciones artísticas, gran parte de la evidencia relativa a las prácticas zootécnicas proviene de textos cuneiformes de diversa índole que se remontan al III-I milenio a.C.
En cuanto a textos administrativos, son famosos los contenidos en las tablillas procedentes de los grandes centros dirigidos por el Estado, como el situado en Puzriš-Dagan (la actual Drehem en Irak, 2112-2004 a.C.). Aquí se registraban diariamente los movimientos de cientos de cabezas, lotes de distintas especies, la mayoría domésticas, pero también salvajes. Otro tipo de textos muy importante en Mesopotamia y todo el Oriente, eran las listas léxicas, compendios enciclopédicos sobre toda clase de temas, que servían para el aprendizaje de los futuros escribas. Estos textos, junto con los administrativos, posibilitan el estudio de la clasificación zoológica mesopotámica. Se trata de una clasificación muy anterior a la corriente aristotélica cuyo estudio nos brinda una oportunidad para comprender la consideración que tenían estas culturas de los animales.
El sistema mesopotámico se basa, como el aristotélico, en la categorización mediante rasgos comunes. Además, la nomenclatura es binomial, es decir, emplea dos términos para designar las especies. En el caso de las salvajes, en primer lugar, el determinativo o nombre primario ubica al individuo en un grupo con características comunes. Hay que tener en cuenta que en esta primitiva clasificación las categorías poseen límites difusos por lo que no siempre se corresponden con la taxonomía moderna. Algunos ejemplos de determinativos que designan animales salvajes son: ku6 y ur. El grupo de las criaturas acuáticas ku6 se traduce genéricamente como “pez”, aunque en realidad incluye especies que viven la mayor parte del tiempo en el agua, como ranas, tortugas y algunas especies de mamíferos. El término ur “perro” engloba mamíferos depredadores que suelen vivir en manada, como el lobo (agriotipo del perro, especie doméstica que se incluye de manera excepcional en este grupo) y el león. En segundo lugar, el término secundario hacía referencia a características morfológicas o comportamentales distintivas. Desgraciadamente, debido a la descontextualización de los términos en estas listas, aún no hemos podido identificar los animales que se esconden tras muchas de estas grafías.
En el caso de los animales domésticos, dado el interés económico que suscitaban tanto ellos como sus productos, la clasificación debía ser más minuciosa. Así, los determinativos primarios designaban la especie directamente, mientras los secundarios hacían referencia a caracteres de interés productivo (fig. 1). Además de rasgos que nos resultan familiares en los programas actuales de selección y manejo (edad y estatus reproductivo, color de la capa… Sirva como ejemplo el interés dedicado a la cría de ovejas de lana blanca, mucho más valiosa), también se distinguían los animales locales de aquellos de otras regiones, como Simaski o Lullubum, en los Zagros, ya que estos pueblos no seguían los estándares de selección sumerios. Los agriotipos podían concretarse indicando su hábitat. Por ejemplo: udu-hursaĝ “oveja de las montañas/estepa”, muflón europeo (Ovis orientalis musimon).
Figura 1: Clasificación de animales domésticos. Derecha, determinativos de dos de las especies domésticas más relevantes para la cultura mesopotámica. En cada recuadro, el término en sumerio (negrita) y su equivalente en acadio (cursiva), el pictograma (ca. 3100 a.C.) y su evolución a signo cuneiforme (III milenio a.C.), se acompañan de una representación artística. Izquierda, tabla que resume los caracteres empleados en los términos secundarios para la clasificación de las especies domésticas. Fuente: elaboración propia.
Los registros resumidos anteriormente no se han asociado tradicionalmente con la medicina veterinaria sino con otros campos del conocimiento, como la economía o la filología y, sin embargo, son muy importantes para profundizar en la historia del manejo de los animales domésticos, que es una de las líneas de investigación del Instituto Bíblico y Oriental (Nicolás, 2023). Estos textos nos permiten conocer el control que se efectuaba sobre los rebaños para garantizar la aplicación de las políticas de cría y mejora ganaderas establecidas por el Estado. Por aquel entonces ya se aplicaban retrocruzamientos, hibridaciones y cruzamientos mejorantes. En este escenario, los pastores estatales distribuidos por todo el país jugaban un papel crucial, ya que a ellos se les encomendaba el cuidado diario de los animales. La mayoría de sus conocimientos se transmitían de forma oral, constituyendo parte de su cultura inmaterial, un acervo de sabiduría que hemos heredado y casi olvidado. En este sentido, la Etnoarqueología puede servir para obtener una visión más nítida de estas antiguas prácticas.
El estudio de estos textos, así como de los métodos tradicionales de manejo, respetuosos con la naturaleza animal, nos otorga una valiosa perspectiva para comprender las prácticas zootécnicas de una cultura milenaria, cuna de la nuestra. Por ello, es esencial devolver la mirada y pensamiento hacia nuestro pasado, permaneciendo atentos a los nuevos descubrimientos procedentes de la tierra entre los ríos.
Autora: Silvia Nicolás Alonso, Doctora en Veterinaria, profesora asociada de la Universidad de León, investigadora en el Instituto Bíblico y Oriental (León) y colaboradora de la UCM (Historia de la Veterinaria).
- ORCID. https://orcid.org/0009-0000-7076-5779
- Academia: https://independent.
academia.edu/SilviaNicol%C3% A1s - Reseachgate: https://www.
researchgate.net/profile/ Silvia-Nicolas-Alonso
Enlaces para más información:
Nicolás, S. (2023) “Udu: el ganado ovino en la civilización sumeria”. Ed. Ramos, J.J. et al, en Merino (churras y merinas): historia, cultura, paisaje, pp. 36-67. Editorial Prames, Zaragoza. ISBN: 978-84-8321-557-9.
Nace Teodoro, el primer cordero español modificado genéticamente