¿Son los tiburones y las rayas más vulnerables a las infecciones fúngicas?

Tratamiento farmacológico de las enfermedades fúngicas en tiburones y rayas

Actualmente, los elasmobranquios (peces cartilaginosos) constituyen una parte importante de la colección de especies de muchos acuarios del mundo. En Europa, más de la mitad de los acuarios poseen varios ejemplares de diferentes especies. Su mantenimiento bajo cuidado humano ha permitido la descripción de enfermedades y, a su vez, ha creado la necesidad de desarrollar tratamientos para las mismas. Las enfermedades fúngicas (o micosis), principalmente causadas por Fusarium solani (conocidas como fusariosis) son poco frecuentes, pero provocan mortalidades masivas, comprometiendo  el bienestar de los animales mantenidos bajo cuidado humano. Aunque no hay casos de fusariosis reportados en elasmobranquios silvestres, sí se han observado en otras especies marinas como la tortuga boba (Caretta caretta), lo que indica que el patógeno puede causar enfermedad en diversos animales en el medio natural. 

El calentamiento de las aguas a causa del cambio climático también ha provocado la proliferación de determinados microorganismos, entre ellos hongos del género Fusarium, lo que puede explicar los casos documentados en animales silvestres, considerados como patógenos emergentes y una posible nueva amenaza para determinadas especies de elasmobranquios en su hábitat natural.

Dentro de los elasmobranquios, el género Sphyrna es del que más casos de micosis se han reportado, pudiendo afectar gravemente los programas de conservación llevados a cabo en los acuarios, ya que las siete especies de este género se encuentran clasificadas en la lista roja de la IUCN (International Union for Conservation of Nature) como amenazadas o en peligro crítico de extinción. 

Las enfermedades fúngicas, especialmente la fusariosis, producen lesiones ulcerativas en la piel que pueden penetrar hasta el cartílago. El hongo se extiende provocando una micosis sistémica (enfermedad que se extiende a todo el organismo) , afectando a órganos internos. Los casos se agravan por la aparición de bacterias oportunistas, que son bacterias que producen infecciones secundarias, sobre las lesiones iniciales producidas por el hongo, generando una sepsis. Generalmente, la sinergia de ambos patógenos resulta letal para los animales. El tratamiento temprano es clave para poder conseguir una remisión del cuadro infeccioso.

El manejo de estas enfermedades se ve limitado por la falta de información sobre tratamientos concretos para estos animales, por lo que, en muchas ocasiones, tiene que basarse en los estudios existentes en otras especies (principalmente peces óseos o teleósteos). Sin embargo, los elasmobranquios son especies cuya fisiología difiere de los teleósteos y por ello, los efectos de los fármacos son distintos, y tanto las dosis como las vías de administración utilizadas en los tratamientos deben corresponder a regímenes de dosificación ajustados a las necesidades específicas de los elasmobranquios. La investigación con peces cartilaginosos es crucial para encontrar herramientas terapéuticas que permitan luchar contra las enfermedades también en este grupo de animales.

Figura 1. Manejo de un ejemplar adulto de raya mosaico (Raja undulata) durante la realización de los estudios que se llevan a cabo con elasmobranquios en el Oceanogràfic de Valencia.

Los parámetros ambientales también juegan un papel crucial en el tratamiento de las enfermedades fúngicas de los animales acuáticos: los cambios en la temperatura del agua, la saturación de oxígeno y la salinidad pueden evitar tanto la proliferación del hongo como la colonización de las lesiones por bacterias oportunistas

La revisión publicada por nuestro equipo de investigación resume la información disponible acerca de las enfermedades fúngicas en elasmobranquios. Esta revisión incluye todos los casos documentados a los que se ha podido acceder, así como los tratamientos utilizados. Existe poca bibliografía científica al respecto hasta la fecha; de la escasa información disponible, se desprende que los antifúngicos azólicos, llamados así por su estructura química, en concreto el voriconazol, parecen ofrecer resultados prometedores, aunque no hay evidencia del comportamiento de este principio activo en ninguna especie de pez cartilaginoso. Esta revisión es la base de los estudios farmacocinéticos que se están llevando a cabo en el grupo de investigación, en el que colabora el Departamento de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Veterinaria de la UCM y la Fundación Oceanogràfic. El objetivo es dotar de evidencia científica a los veterinarios clínicos que constituya la base de los tratamientos médicos utilizados frente a las enfermedades fúngicas en elasmobranquios. 

 

Autores

Daniela Cañizares-Cooz 1, Daniel García-Párraga 2,3, Emma Plá-González 2, Carlos Rojo-Solis 3, Teresa Encinas 1 y Pablo Morón-Elorza 1,2.

1.- Departamento de Farmacología y Toxicología, Facultad de Veterinara, Universidad Complutense de Madrid, Av. Puerta de Hierro s/n, 28040 Madrid, España.

2.- Fundación Oceanogràfic de la Comunitat Valenciana, C/Eduardo Primo Yúfera (Científic) 1B, 46013 Valencia, España.

3.- Departamento Veterinario, Oceanogràfic de Valencia. C/Eduardo Primo Yúfera (Científic), 1B. 46013 Valencia, España. 

 

Enlaces web para más información

Revisión sobre las enfermedades fúngicas en elasmobranquios y su posible tratamiento con antifúngicos azólicos en: https://doi.org/10.3390/ani14010043