Lo dice él: "Se puede decir que soy un producto de la casa, de esta universidad". Y cuando Luis Hernández Corbato (Madrid, 1986) dice algo, siempre es, al menos matemáticamente, exacto. Su currículum impresiona. Es licenciado en Matemáticas con Premio Nacional Fin de Carrera y desde el 30 de septiembre doctor en Geometría y Topología con sobresaliente cum laude. Su relación con la UCM no se limita, no obstante, a los últimos 9 años de su vida en los que ha obtenido esas dos titulaciones, sino que hay que remontarse bastantes años atrás. Luis comenzó a recibir clases en la Facultad de Matemáticas cuando apenas tenía 12 años. Fue a través del programa Estalmat (Estímulo del talento matemático), que precisamente desde aquel año en el que se incorporó Luis, reúne cada mañana de sábado en las aulas complutenses a niños y niñas con especiales aptitudes para las matemáticas.

El recuerdo que Luis tiene de aquellas mañanas de sábado es, como él dice, "inmejorable". "Eran tres horas de clase y en sábado, pero me encantaba venir. Era algo que me gustaba, con lo que me lo pasaba bien". Cuando terminó la carrera, los organizadores del programa le ofrecieron a Luis incorporarse al cuadro docente. "Por supuesto, les dije que sí, aunque al principio era algo que me daba bastante impresión. Estar ahí, delante de veinticinco niños pequeños... Pero bueno, enseguida comencé a pasármelo bien dando las clases, a disfrutar". Otro ámbito en el que Luis destacó durante sus años en Estalmat e incluso después fue en el de los concursos matemáticos. Ganó varias veces el Concurso de Primavera de Matemáticas (en cuya organización también está implicada la UCM) e incluso participó en la Olimpiada Internacional, en la que consiguió la medalla de bronce. Ya cursando la carrera, participó junto a dos estudiantes de Informática en concursos de programación en los que también logró grandes resultados.

Y ahora qué? "Pues el 6 de noviembre me marcho a Brasil. En principio es para un año, pero..." Seguramente por primera vez en su vida Luis no es capaz de ofrecer una respuesta exacta al problema que se le plantea. "Me voy por obligación, no por especial gusto. Yo quiero seguir investigando y las posibilidades de hacerlo en España son muy pequeñas. Me gustaría haberme quedado pero no hay plazas en la universidad. Durante la tesis hice varias estancias en el extranjero. Una fue en Brasil, en el Centro de Investigación Estatal de Matemáticas (IMPA). Me ofrecieron trabajar con ellos... y para allí voy". Por suerte, Laura, su novia, también matemática, le acompañará en su aventura.