Los investidos son los premios Nobel de Química Harold Kroto y Mario Molina. La ceremonia se celebró en la Facultad de Medicina el pasado 7 de junio.
Ramón González Rubio, profesor del Departamento de Química Física I, fue el responsable de leer la laudatio de Mario Molina. De acuerdo con sus palabras, "el profesor Molina no sólo es un científico de nivel excepcional cuyas investigaciones han tenido grandes consecuencias económicas y sociales, sino que es una persona enormemente comprometida con un objetivo social de importancia fundamental: impedir que nuestras generaciones leguen un planeta altamente deteriorado a las generaciones futuras, así como contribuir a que nuestra sociedad avance hacia un sistema de consumo energético sostenible".
Mario Molina fue uno de los principales responsables del descubrimiento de las causas que provocaban el agujero en la capa de ozono. Y no sólo eso, sino también uno de los principales artífices de que se llegara a un acuerdo internacional que ha permitido que ya no se fabriquen los compuestos que destruían dicha capa. González Rubio añadió que "una buena forma de resumir lo que el profesor Molina intenta inculcar a los ciudadanos y a las autoridades para combatir el cambio climático global es utilizar una frase suya: Los científicos pueden plantear los problemas que afectarán al medio ambiente en base a la evidencia disponible, pero su solución no es responsabilidad de los científicos, es de toda la sociedad".
Harold Kroto
La laudatio del Nobel Harold Kroto la escribió el profesor Emilio Morán Miguélez, del Departamento de Química Inorgánica I, pero no pudo leerla por motivos personales. El encargado de la lectura fue el profesor Nazario Martín.
Entre los muchos logros que destacó Morán Miguélez del profesor Kroto, descubridor de los fulerenos, estuvo la creación en 1985 de la Fundación Vega "con el fin de producir documentales científicos de alta calidad (los documentales de la BBC siempre lo son aunque la mayoría están orientados a la Biología). La idea era abarcar otros temas de la Física, la Química y otras ciencias de una manera atractiva, que reflejase la emoción y la pasión de los descubrimientos explicando a la vez los fundamentos científicos de los mismos. De la importancia que la Fundación Vega tiene para Kroto habla elocuentemente el hecho de que la dotación económica del Premio Nobel le fuese íntegramente destinada".
El profesor Martín León recordó que tuvo "el honor de conocer al profesor Kroto en un curso de verano en 1994 de nuestra Universidad Complutense en El Escorial, que él dirigió" y del que Martín León fue secretario. Este curso, aunque sólo duró una semana, "dejó un fuerte impacto entre todos los asistentes y, cuando sólo dos años más tarde tuvimos noticia de la concesión del Nobel de Química, el premio no fue una sorpresa".
Un defensor de la ciencia como parte de la cultura
El químico Mario Molina recibió el premio Nobel en 1995 por sus trabajos en química atmosférica, y de manera más concreta sobre la formación y descomposición del ozono.
En su discurso de investidura como doctor honoris causa de la Complutense aseguró que hoy en día hay "retos enormes en nuestro planeta, que necesitan de profesionales de gran calidad académica y moral". Según sus palabras, "la ciencia debería tener un papel importante como parte de la cultura universal, y de ahí que sería deseable que todos los ciudadanos tuvieran un conocimiento suficiente sobre la ciencia para entender como funciona el cuerpo humano o un avión".
Se preguntó Molina, "qué deberíamos hacer hoy en día para que la sociedad se suba al carro de la civilización". Él mismo se respondió que la solución está en la "educación que despierta el interés para investigar, indagar y dar rienda suelta a la curiosidad". Expuso una nueva metodología, que se utiliza ya con más de 300.000 niños en México, en la que los estudiantes participan de manera activa en el aprendizaje, trabajando en equipo, disertando, haciendo preguntas y buscando respuestas. Para que ese sistema funcione, "son fundamentales los buenos maestros que trabajan con estas nuevas metodologías y que apoyan el aprendizaje activo en lugar de la memorización".
De acuerdo con el profesor Molina, "ejercitar la inteligencia permite formar individuos que hagan avanzar la sociedad".
Estrategia de futuro: enseñar a nuestros hijos a pensar
El descubrimiento de los fulerenos le valió el premio Nobel en 1996 al químico Harold Kroto.
El nuevo honoris causa de la Universidad Complutense es conocido tanto por sus investigaciones científicas como por su integridad y su ateísmo. No deja de ser irónico que alguien que se declara "devoto ateo" sea recibido en una ceremonia de investidura con el canto del "Veni Creator Spiritus", una canción latina que habla del poder milagroso del Espíritu Santo y de un Dios creador. El discurso de Harold Kroto se separa diametralmente de ese mensaje místico y habla de la oscuridad provocada por las iglesias y de los grandes científicos que han perecido a sus manos, siendo su "preferido, Giordano Bruno".
También tuvo duras palabras contra los políticos, ya que hoy en día "nuestro mundo no está gobernado por gente que homenajea a la verdad; de hecho son tan estúpidos como para crear armas tan poderosas como para destruir el planeta unas cuantas veces". Reconoció además que los "consejos de los científicos no se respetan nunca por parte de la gente ignorante que hay en puestos de alta responsabilidad, y eso es algo realmente preocupante".
El mensaje de Kroto es bastante pesimista y considera que "hay poca gente que esté preparada para alzarse en un enorme mundo de ignorancia". La única opción para el futuro es "enseñar a nuestros hijos a pensar; lo que debe ser una actitud moral y ética. Hay que enseñarles que hacen falta evidencias y no mitos".