El diploma de la UCM en Educación y Adiestramiento Canino celebró el final de su décima edición con una exhibición en la Facultad de Veterinaria
Ana Domínguez estudió Comunicación Audiovisual y durante años ha trabajado en el campo del diseño gráfico. Sin embargo, hace unos meses Ana se despidió de su trabajo. "Quería hacer mi sueño realidad y dedicarme a lo que realmente me gusta". Ana se matriculó en el diploma que se imparte en la Facultad de Veterinaria de la UCM en Educación y Adiestramiento Canino y Terapeutas del Comportamiento Animal. Siete meses después de comenzar el curso, Ana está mucho más cerca de llevar a buen término su arriesgada apuesta. De hecho, este verano ya tiene asegurado un trabajo en una residencia canina. Después, "trataré de encontrar un trabajo relacionado con el adiestramiento de perros para ayudar a personas con discapacidad o autismo".
Como explica el profesor Miguel Ibáñez, director de este diploma y también de la Clínica del Comportamiento Animal de la UCM, son muchos los estudiantes que en los diez años de vida de este curso han encaminado sus pasos profesionales hacia el mundo del adiestramiento canino. "Es un curso muy completo en el que los alumnos, treinta este año, cursan 75 horas de clases teóricas, en las que reciben conceptos sobre la educación canina, técnicas de modificación de conductas o, por ejemplo, de reconocimiento de problemas médicos, y a la vez tienen 160 horas de formación práctica. Para recibir esas clases prácticas, cada estudiante acude a la Facultad con su propio perro, por lo que son ambos en realidad los que reciben la formación. Chispa, la pequeña yorkshire con la que Ana ha acudido a las clases, es un claro ejemplo de lo que puede cambiar el comportamiento de un perro en apenas unos meses. "Cuando empezamos Chispa no sabía hacer absolutamente. Es increible que hayamos llegado hasta aquí". En esta última frase, Ana se refiere a su participación junto a Chispa en el concurso de adiestramiento que una empresa de comida para animales ha organizado en el aparcamiento de la Facultad de Veterinaria entre los tres estudiantes que mejores notas obtuvieron en el examen práctico que realizaron en el curso.
Junto al concurso de adistramiento, el profesor Ibáñez ha organizado una exhibición en la que han participado adistradores, bomberos, policía municipal y guardia civil, para mostrar las mil y una labores que un perro bien adiestrado puede realizar para ayudar a la sociedad. Finalmente, la ganadora del concurso no ha sido Ana, sino Jesús Martín González y su preciosa labrador Jara. Jesús también ha dejado su trabajo de comercial y ya está manos a la obra para abrir su propia residencia canina.