La universidad española ha vivido el 22 de mayo una huelga general convocada por el conjunto de los sindicatos de la enseñanza en contra de las últimas medidas del Gobierno, por entender que afectan negativamente a las condiciones de trabajo de los docentes y a la calidad y el futuro de la enseñanza pública. Cerca de un millón de trabajadores de la enseñanza pública estaban llamados por los sindicatos CC.OO, UGT, ANPE, STES y CSIF a secundar esta convocatoria, la primera que se realiza para todos los sectores y para todas las etapas, desde infantil hasta la educación superior universitaria.
Como suele ocurrir en estos casos, la guerra de cifras ha sido total y el seguimiento de la misma se ha movido entre el 22,7 ciento del sector según el Ministerio de Educación (que incluye a la concertada), y el 80 por ciento que dicen los sindicatos. En cualquier caso e independientemente del seguimiento real que se haya producido, el sector ha hecho oír sus quejas y la preocupación por el estado de la enseñanza se ha situado como una de las más importantes entre la opinión pública.
La Universidad Complutense no permaneció ajena a la jornada de protesta, que alcanzó un seguimiento mayor entre los estudiantes, con grupos particularmente activos en la celebración de asambleas y debates en torno al estado de la educación. En la mañana del día 22 un piquete informativo recorría la Avenida Complutense incitando a secundar la convocatoria de huelga. En esos momentos la asistencia a las aulas era ya muy baja. En el campus de Somosaguas los obstáculos colocados en las vías de acceso impedían el paso de los vehículos. Allí la policía detuvo a dos estudiantes, por cuyo estado y liberación se interesó el rector. A media tarde de ese mismo día fueron puestos en libertad.