En los últimos Juegos Olímpicos, los celebrados en Pekín en 2008, llamó la atención que una de las especialidades más seguidas por televisión en todo el planeta fuera el voley-playa. Fue un hecho sin precedentes no sólo por tratarse de un deporte considerado minoritario, sino que además no deja de ser heredero de otra especialidad, el voley-pista o voleibol a secas, que presente también en el programa olímpico quedó muy lejano en el interés de los espectadores al cosechado por su hermano menor. Y es que, como afirma Gabriel López, el entrenador de los equipos de voleibol interuniversitarios de la UCM, hoy por hoy el voley-playa es mucho más atractivo que el voleibol en pista no solo para los espectadores, sino también entre los propios jugadores. "De hecho -afirma Piru, como todos llaman a Gabriel- muchos jugadores compiten en pista para no perder la forma durante el invierno, meses en los que la competición de playa está parada".
Son muchas las posibles explicaciones que se están dando en los últimos años para explicar este fenómeno. Piru aporta alguna de ellas: "Es más divertido. En pista el nivel lo marca todo, si no juegas bien te aburres; al playa en cambio puede jugar cualquiera, basta con ser cuatro, tener una pelota y comprarse una red en el Decathlon". No obstante, como Piru matiza enseguida, jugar bien al voley-playa no es tan sencillo. "Hay que estar realmente fuerte y tener una técnica muy buena. En playa destacan los que llamamos los jugones, gente capaz de dar un toquecito o hacer una finta, y definir así una jugada".
En las universidades, el voley-playa entró ya hace unos años con buen pie y son bastantes los campus que apostaron por construir una o varias pistas en sus instalaciones. La Complutense fue una de las primeras y desde hace más de una década cuenta con tres pistas de gran calidad en sus instalaciones de la Zona Sur, que desde la creación del circuito universitario madrileño de voley-playa han permitido que la UCM fuera una de sus estaciones fijas.
Este año las pruebas complutense han sido, junto a las organizadas por la Universidad Europea y la Carlos III, las únicas que han formado parte del circuito, ya que el adelanto de la fecha de los campeonatos de España a finales de este mes de marzo, ha obligado a suspender las pruebas de Alcalá y Autónoma. No obstante, basta con ver la presencia de espectadores y de jugadores durante los tres días de partidos en la Zona Sur para comprobar que el voley-playa en la universidad también goza de buena salud.
En el aspecto puramente competitivo, hay que destacar las tres medallas obtenidas por jugadores complutenses, aunque casi habría que decir jugadoras, ya que han sido dos parejas femeninas y una mixta las que han conseguido estos mejores resultados. La pareja mixta, compuesta por María Dorado y Gabriel López, se hizo con el segundo puesto de su categoría, mientras que las duplas formadas por Nazaret Florián y Virginia Calvo, y por Miriam Ariza y Lucía Garofano, lograron las medallas de plata y bronce, respectivamente, en la competición femenina.
De acuerdo con Piru, el entrenador de los equipos de la UCM, la calidad de las tres competiciones ha sido bastante alta, con algunas parejas incluso que fácilmente podrían competir en torneos nacionales e internacionales. Una de estas jugadores que destaca Piru es Nazaret Florián, quien en la actualidad participa de manera asidua en pruebas del campeonato de Europa. Nazaret es uno de esos ejemplos de jugadoras que utiliza el calendario de pista para mejorar su preparación de cara a la temporada de playa. Además, como reconoce esta estudiante de segundo de Periodismo, el voley-playa tiene otro aliciente más, y es que es uno de los pocos deportes en los que los premios económicos de las categorías masculina y femeninas son iguales.