Las glaciaciones del Pleistoceno empujaron a especies de animales y plantas al sur de europa. gracias a ello España se convirtió en el lugar con mayor variedad de plantas vasculares y endémicas del continente. el calentamiento global lleva a la desaparición de muchas de esas plantas

La consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid encargó a un grupo de investigadores, liderados por el catedrático de Ecología Francisco Díaz Pineda, que elaboraran la sección de naturaleza del futuro Parque Nacional del Guadarrama. Durante cinco años y con un equipo de 35 personas se realizó el inventario de todo el área que podría corresponder a dicho Parque Nacional. Al realizar el estudio se descubrió un factor de tensión que no estaba contemplado en un primer momento: el cambio climático. Se planteó entonces, por parte de los investigadores, hacer un estudio que no se limitase sólo a la Sierra de Guadarrama, sino a todo el Sistema Central y el Ibérico. De dicho estudio surgió la tesis doctoral de Diego Ruiz-Labourdette, de la que ya han salido cinco artículos publicados en revistas científicas.

La última de esas publicaciones, aparecida en Journal of Biogeography, alerta de cómo está afectando el cambio climático a los bosques españoles. Los datos revelan que habrá una reducción de los bosques eurosiberianos (hayas, enebros de alta montaña y pino silvestre), que son propios del centro y norte de Europa y que llegaron aquí con las glaciaciones del Pleistoceno. Se mantendrán los bosques submediterráneos (pino negro y sabinas) y crecerán los mediterráneos (encinas y pinos piñoneros). Se prevé que para finales del siglo XXI, el grupo de especies adaptadas al frío y la humedad podrían reducirse en nuestro país entre un 82 y un 95%.

Bosques
El cambio climático no afectará por igual a los bosques eurosiberianos en Europa Central. Ruiz-Labourdette explica que en esas zonas el aumento de la temperatura favorecerá su crecimiento y su productividad biológica. En el Meditérrano, sin embargo, al problema de la temperatura hay que sumarle otro más, que es el déficit hídrico. De ese modo, según aumenten las temperaturas también habrá cada vez menos agua en verano, con lo cual los sistemas tendrán que soportar un doblé estrés y sufrirán mucho más el cambio climático.

Otra característica especial de nuestro país es que el mayor sufrimiento de los bosques no será en las zonas de alta montaña, sino en los pies de monte y la baja montaña. En esas zonas el déficit hídrico será todavía mayor y además están sometidas a una urbanización masiva que también propicia la expulsión de los bosques. Se calcula que los únicos reductos que queden de bosque eurosiberiano en España estarán, de hecho, en las zonas de alta montaña.

Metodología
Para llegar a estas conclusiones, que se presentarán en el próximo panel del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), los investigadores han contado con una metodología puntera. Han usado la mejor información de alta resolución espacial para la distribución de especies vegetales en zonas de montaña (Mapa Forestal de España 1: 50.000), la base de datos de la AEMET, y estudios de dendrocronología (de los anillos de los árboles) para conocer la evolución del clima.

Algunas medidas concretas

Como el cambio climático ya es inevitable, lo único que se puede hacer es mejorar la gestión del territorio. Los investigadores proponen, ya que "las áreas con un clima equivalente al actual pronto serán escasas y fragmentadas", que haya "un modelo de ordenación del territorio más allá de los espacios protegidos, manteniendo áreas de uso del suelo poco intensivos que permitan la dinámica de los procesos naturales de dispersión y tránsito de especies". Esa medida debería tener en cuenta tanto los espacios naturales actuales como "las zonas hacia las cuales van a migrar las especies como consecuencia del cambio y que actuarán como refugios futuros".