En momentos en los que la credibilidad de los atletas está en entredicho, historias como las de Arturo Casado y Elena García Grimau demuestran que los verdaderos triunfos solo tienen un camino: el esfuerzo
Item es una pequeña localidad de Kenia situada a 30 kilómetros de Eldoret. De sus 2.000 habitantes, 800 son atletas. Grandes campeones como el recordman mundial de 800 metros y atleta del año 2010, David Rudisha, se han forjado recorriendo una y otra vez la vieja pista de arena de 404 m. de cuerda que preside la localidad. Desde hace unos años los atletas de otros países, europeos principalmente, acuden allí a probar los métodos y condiciones en las que entrenan los corredores de la zona. Una antigua atleta, Lornah Kiplagat, tuvo la feliz idea de abrir un centro de entrenamiento en el que los atletas pueden residir en régimen de pensión completa. Durante 20 días, desde el 25 de enero, el campeón de Europa de 1.500 m., el español Arturo Casado, ha sido uno de los inquilinos de la residencia. Junto a él, y su novia, Fabiana Lafuente, viajó Elena García Grimau.
Elena es desde hace varios años una de las mayores promesas del mediofondo femenino de nuestro país; en la actualidad es cuarta en el ranking español de 1.500 m.. Estudiante de Bioquímica hasta el pasado verano, cuando se licenció, ha sido una habitual durante cinco años en las pruebas universitarias. Aún hoy, en cuanto tiene un hueco se acerca a la Facultad de Químicas para comer o charlar con sus antiguos compañeros.
Cuenta Elena que cuando su amigo Arturo, con quien lleva entrenando "toda la vida" le propuso ir a Kenia, lo primero que sintió fue "un poco de miedo, pero enseguida me dí cuenta de que podía ser una gran experiencia". Así pues, allí se fue. Debajo del brazo, Arturo, Fabiana y Elena llevaban un pormenorizado plan de entrenamientos diseñado por su preparador, Arturo Martín. "Al día de estar allí -cuenta Elena- nos dimos cuenta que era imposible seguir ese planning. La altitud -Item está a 2.400 metros- te deja vacío, las piernas te pesan el triple, el tiempo de recuperación se multiplica... Es realmente durísimo".
Elena recuerda las tremendas "pájaras" que se ha cogido entrenando. "Un día me fuí con un grupo de atletas de allí. El entrenamiento consistía en 25 cambios de ritmo de un minuto y recuperaciones entre ellos de otro minuto. En el cambio, debía ser el 17, ví que no podía más, no ya correr, ni siquiera andar. Tuve que pararme, esperar a Fabiana que venía por detrás y volver como pudimos".
De sus 20 días en Item, Elena se queda con varios detalles. Uno, el hecho de que los atletas de allí más que seguir planes de entrenamiento lo que hacen es escuchar a su cuerpo, y otro, y para ella más inolvidable, la sonrisa de los niños que les rodeaban cada vez que salían a entrenar y corrían junto a ellos camino de la escuela. "Era algo increíble".
