Veinte profesores de distintas facultades han realizado a comienzos de este mes de noviembre el curso "Detección y prevención de los trastornos de la voz/disfonía en docentes". Los interesados, en realidad, eran muchos más, pero dado el carácter práctico de buena parte de las sesiones, no era posible superar ese número de plazas. La mayoría de los profesores que se apuntaron a este curso gratuito -uno de los veinte que formaron parte de la oferta de este cuatrimestre del Plan de Formación del Profesorado- llegaron con lesiones vocales, nódulos en la mayoría de los casos. Y es que, como explica Miguel Lázaro, actual responsable de la Clínica Universitaria de Logopedia, en la que se impartió el curso, "los principales motivos para perder la voz o tener lesiones son el uso y abuso. El abuso es difícil de evitar porque los profesores tienen que hablar demasiado, por lo que lo que hay que hacer es intentar hacerlo bien". Lo ideal, apunta el profesor Lázaro, que también es vicedecano de Logopedia de la Facultad de Psicología, es que los profesores antes de tener que curar -lo que no se hace en el curso, pero sí en la Clínica- aprendieran a prevenir. Eso sí se consigue, a través de pautas y ejercicios en este curso, que tanto en esta edición como en la que se celebró en febrero, "ha sido -informa Lázaro- muy bien evaluado".
El curso en realidad lo que trabaja es la "higiene vocal". Es decir, está dirigido a prevenir y dar pautas. Como explica el profesor Lázaro, uno de los principales problemas que hay al hablar es que no se respira bien cuando se hace. La mejor solución es entrenar el uso del diafragma. En el curso se muestran ejercicios para hacer tanto tumbado como sentado. "Aprovechamos la sala de camillas que tenemos en la Clínica para mostrar diferentes ejercicios. Se suele comenzar tumbado en las camillas con un kilogramo de peso en el abdomen, que sirve para sentir cómo se mueve el diafragma, y con una serie de ejercicios para que los profesores sean conscientes de que tienen que hablar con aire. También hay un piano para hacer ejercicios con notas. No se trata de hacerles cantar, sino de mostrarles que es lo que hacen mal y cómo hacerlo bien", resume el profesor Lázaro, quien explica que son la hasta ahora directora de la Clínica, Mayte Schuller, y la profesora del grado de Logopedia María del Mar Becher, ambas con dilatada experiencia en el tratamiento de distintas patologías, entre ellas la voz, quienes han impartido el curso.
La "desconocida" Clínica Universitaria de Logopedia
Nieves Rojo, la decana de la Facultad de Psicología, subraya que a muchos de los profesores que han realizado el curso les ha servido también para conocer la Clínica Universitaria de Logopedia y la labor asistencial que presta. "La clínica de Logopedia tiene un enorme potencial en el contexto de nuestra universidad, ya que todos los profesores trabajamos con la voz; sufrimos afonías, tenemos que aprender a hacerlo mejor, a proyectar mejor la voz... Pero también atendemos a las familias, principalmente hijos, de profesores y personal y también a estudiantes", informa la decana, quien no quiere olvidar mencionar a dos personas, que considera claves en el desarrollo de la Clínica, "el ex decano Carlos Gallego, que es quien desarrolló la logopedia en la Facultad e hizo todo lo posible para esto fuera adelante. No siendo logopeda es una referencia en los estudios académicos de logopedia. Y Mayte Schuller. Con una dedicación a tiempo parcial, su figura ha sido imprescindible para que hoy hablemos de la Clínica. Esta clínica se ha levantado con el esfuerzo de Mayte, y de otras personas también, pero ella la primera", subraya Nieves Rojo.
En la actualidad la Clínica presta atención asistencial a alrededor de 60 personas de manera regular. La mayor parte, un 32 por ciento, son niños con trastornos del desarrollo del lenguaje escrito , a los que hay que aumentar otro 9 por ciento de casos por trastornos del lenguaje oral. Tratamientos por dislalia (cuando se articula mal) hay alrededor de un 25 por ciento, y por trastornos orofaciales (a la hora de deglutir), un 15 por ciento. Otras patologías están relacionadas con trastornos de la voz (sobre todo profesores), tartamudez y taquilalia (hablar muy rápido) o con personas mayores que han sufrido ictus, daño cerebral o afasias.
Uso docente e investigador
Pero la Clínica Universitaria de Logopedia, como recalcan tanto la decana como su vicedecano de Logopedia, no solo presta labor asistencial, sino que también tiene uso docente e investigador. De hecho, todos los estudiantes del grado de logopedia y del doble grado de Psicología y Logopedia tienen en sus planes de estudios reservadas unas horas de asistencia a la clínica. Allí realizan análisis de los casos, preparan intervenciones, hacen evaluaciones... La coordinación la lleva la profesora Estíbaliz Terradillos.
"La tercera pata -señala el profesor Miguel Lázaro- es la investigación. Es la que más tenemos que desarrollar ahora. Ya estamos yendo a congresos y presentando cosas, pero nos falta desarrollarla más. Hay que tener en cuenta que el grado de logopedia proviene de una diplomatura, que en el año 92 la UCM fue la primera en ofrecerla, junto a la Universidad de Valladolid. Ahora hay 15 universidades que ofrecen el grado. Desde hace 4 años nosotros ofrecemos también el doble grado en Psicología y Logopedia. Al ser una diplomatura antes no había doctorado y además es una profesión muy clínica. Tenemos un programa para potenciar la admisión a Doctorado, gracias al que cada curso entran dos o tres estudiantes, que parece poco, pero otras universidades no tienen ninguna admisión", concluye el profesor Lázaro, que en la actualidad es uno de los tres profesores del grado que tienen el título de doctor en Logopedia.
Un futuro ligado a más recursos
Como todas las clínicas universitarias, por mandato tienen que ser autosuficientes. Como explica la decana, el 80 por ciento del presupuesto de la Clínica viene marcado por sus resultados del año anterior. "Con los actuales recursos -expone Nieves Rojo- la Clínica está al 120 por ciento. Estamos por encima de nuestra capacidades. Por ello, el futuro de la clínica va a depender de la confianza que nuestra universidad deposite en este recurso. Tenemos personas formadas, hay una demanda social, hay un interés dentro de la profesión, somos referentes en toda España con esta clínica; de hecho, fuimos la primera clínica universitaria. Y esa confianza se tiene que expresar en recursos. No hay otra manera", concluye la decana."Está claro -abunda Miguel Lázaro- que podríamos crecer más. Por ejemplo, tenemos la posibilidad de conveniar con colegios profesionales, como podría ser con la Asociación de la Prensa de Madrid, que tiene una demanda real... Creo que con un poco de apoyo podríamos llegar bastante lejos". "El potencial es bárbaro", concluye la decana.