Hasta el 8 de noviembre la sala de exposiciones del salón de actos de la Facultad de Bellas Artes acoge la muestra "Julio Castro de la Gándara (1927-1983). El color del arte en los años grises". Son alrededor de medio centenar de obras de quien fuera profesor de la propia facultad desde que esta abriera sus puertas en 1978, que muestran el compromiso social y la modernidad técnica de un autor al que la historia del arte español debe prestar una mayor atención. Por este motivo, coincidiendo con la exposición, y con la colaboración de Encuentros Complutense, se ha editado un libro con el mismo título que hace un completo repaso a la vida y obra del pintor.

En el acto inaugural de la exposición, celebrado este 23 de octubre, la decana Elena Blanch se refirió a Castro de la Gándara como un artista serio, tremendamente trabajador y, ante todo, comprometido. "Consiguió plasmar con su pincel el tiempo en el que vivió". De acuerdo con la decana, esta exposición salda una deuda que la Facultad tenía con uno de sus primeros profesores, "un apasionado por la pintura y la enseñanza".

El hoy profesor de la Facultad, el pintor Pedro Terrón, fue alumno de Julio Castro. Más de cuatro décadas después, recuerda con emoción las enseñanzas que recibió y los inolvidables momentos que pasaron juntos. Según contó, Castro era un profesor que primaba la transmisión de los conocimientos técnicos, dando libertad en cuanto a temática y estilos. La implicación con sus estudiantes no se limitaba a las aulas, sino que eran muchas las tardes que se quedaba charlando con ellos haciendo imprimaciones en óleo. "No nos dábamos cuenta entonces del bien que nos estaba dando", señaló el profesor Terrón, incidiendo en cómo todo aquello que les transmitió Castro de la Gándara puede "reconocerse a la perfección en esta exposición". Terrón aconsejó visitarla en silencio, "permitiendo que sea su obra la que nos hable".

En el acto inaugural intervinieron los dos hijos del autor, Dolores y Julio. A ellos, como explicó el comisario de la muestra, el también profesor de la Facultad, Jaime Brihuega, hay que agradecer el esfuerzo que han hecho por rescatar a su padre del olvido artístico. Pese a tener alrededor de un millar de obras catalogables, la obra de Castro de la Gándara no ha tenido la repercusión pública que se merece. De hecho, la mayor parte de sus obras las conservaba personalmente su mujer, Dolores Jiménez. Para Brihuega esta muestra debe ser el primer paso para "devolver a Julio Castro de la Gándara al lugar que le corresponde en la historiografía del arte". De acuerdo con Brihuega, la excelencia de su obra en su conjunto, la perfecta sintonía que muestra con su tiempo, la diversidad de técnicas empleadas con maestría y su sorprendente para la época puesta al día con las tendencias internacionales, justifican sobradamente esta reclamación.

Dolores Castro, la hija del autor, aprovechó su intervención para reivindicar a su madre, Dolores Jiménez, Lolita, no solo por conservar el legado artístico de su padre, sino por la influencia que ejerció también en su obra. Sus padres se conocieron en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Al incorporarse Julio como profesor, conoció a Lolita, que trabajaba en la secretaría. Juntos se trasladaron a la Facultad en Ciudad Universitaria. Para Julio, el otro hijo del matrimonio, sus padres "formaban un tándem perfecto".

De la obra de su padre, Julio Castro destaca ante todo el  compromiso. "El arte para mí es inexistente sin compromiso", llegó a afirmar, subrayando la presencia de la reivindicación social y la defensa de los derechos de los demás, como una constante en las alrededor de mil obras que se conservan de su padre. "Hay una parte de su trabajo que se ha perdido. Son los trabajos que realizó para editoriales y que estas no han conservado", señaló.

El acto lo cerró la vicerrectora de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria, Isabel García, profesora también de la Facultad de Bellas Artes. La vicerrectora, que también se sumó a la necesidad de reclamar un mayor protagonismo de Castro de la Gándara en la Historia del Arte español, subrayó la concepción de la propia exposición y "lo bien que funciona" en un espacio reducido como la sala de exposiciones del Salón de Actos de la Facultad. "La concentración de obras muestra a la perfección la riqueza del conjunto, despertando incluso ganas de conocer más", concluyó Isabel García.