Margo Glantz y Carme Riera abrieron a mediados de este mes de octubre el ciclo Diálogos Transatlánticos, organizado por el Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía de la Facultad de Filología. En total serán cinco sesiones que reunirán a lo largo del curso en el Paraninfo García Morente a escritores de ambos lados del Atlántico para charlar sobre literatura y, como ya sucedió en esta primera cita, sobre lo que vaya surgiendo. Para el decano Eugenio Luján, el ciclo viene a refrendar la idea que rige a la propia Facultad: "La filología y el estudio de la lengua y las narrativas tiene que ser algo vivo. No voy a ser yo quien discuta la pertinencia del estudio filológico de los textos y la inclusión de una necesaria mirada humanista, pero es importante también el contacto con los creadores ". Como explicó la directora del departamento organizador, Esther Borrego, la intención de este ciclo es unir el crisol de hablas de los distintos países, "no sólo el castellano, sino al resto de voces hermanas". Puso como ejemplo el catalán y la asignatura de lengua catalana que se cursaba en la Facultad en los 90 y lo mucho que le supuso a ella misma como enriquecimiento filológico, literario e incluso vital el estudio de autores como Ramón Llull y otros muchos contemporáneos, entre los que figuraba la propia Carme Riera.
El primer tema planteado por la moderadora, la propia directora del departamento organizador, la profesora Esther Borrego, a ambas escritoras fue el del paso de ambas por la universidad. Glantz bromeó sobre su vestimenta entonces. "Ya usaba pantalones. Soy una paleo-milenial". Riera -quien abrió su primer turno de palabra mostrando su gran "adoración" por Margo Glantz. "Tenemos que conseguir que sea Premio Cervantes", pidió al público-profundizó un poco más en aquellos tiempos que para ella significaron su deseada primera salida de su Mallorca natal hacia Barcelona, algo que necesitaba y que se propuso aprovechar desde el primer día. "Lo cierto -confesó- es que el primer año por la universidad pasé poco. Sí estudié para los exámenes porque si no mi padre me cortaba el grifo". Después ya sí se integró en la vida de las aulas con agradecimiento especial a profesores como José Manuel Blecia o Antonio Vilanova. "Volvería ahora mismo a aquellos años", concluyó.
Margo Glantz es hija de emigrante ucraniano que quería ir a Estados Unidos y finalmente tuvo que quedarse en México. Su padre era poeta y aunque no entendía lo que escribía, sí la transmitió su amor por la letras a través también de una biblioteca desordenada que ella fue devorando página a página. Señala que siempre pensó en estudiar filología y también en escribir, aunque lo cierto es que hasta los 47 años no publicó su primera obra de ficción. Eso sí antes había escrito decenas de investigaciones y ensayos, "que para mí son tan importantes como la ficción. Es más, son vasos comunicantes. Si escribí ficción es porque pensé que me iba a completar mi carrera como persona".
Ambas, Glantz y Riera, además de escritoras han sido profesoras. Las dos se alegran de ello y consideran que no serían quienes son sin ese paso por las tarimas. Riera sí lamenta lo complicado que es compaginar la investigación que acompaña las funciones de los profesores universitarios, como es su caso, con la creación literaria. "En España -se quejó- la ficción no cuenta para los currículum. Incluso es mejor ni citarlo si te presentas a oposiciones. Es un país en el que no se puede hacer dos cosas a la vez".
Ambas también son académicas. Margo Glantz, en la Academia Mexicana de la Lengua, y Carme Riera en la RAE. Para la mallorquina el gran privilegio de pertenecer a esta institución es la oportunidad que la confiere de trabajar con las palabras, algo que la enriquece y permite estar en contacto con lo que dice la sociedad. Tanto Riera como Glantz son islas en mundos eminentemente masculinos como son los académicos. "Yo siempre he sido una partícula revoltosa y de algún modo sigo siéndolo", señaló Glantz, quien también se considera en cierto modo una escritora feminista. "Hay que pelear siempre. Hay que ser siempre feminista", aseguró en consonancia con el tipo de feminismo por el que aboga Carme Riera. "Feminista es la persona que defiende el derecho de las mujeres a tener relación de igualdad con el hombre. Es una cuestión moral, por lo que cualquier persona de bien es feminista".
Y también ambas son madres. Y para ambas no fue fácil. Riera aún recuerda y denuncia el comportamiento del catedrático que la obligó a suplirle en sus clases hasta el último día de su primer embarazo y que le decía que si no podía ir ella pagase a alguien para que la supliese. "Hoy esto sería inadmisible, pero antes pasaba". También Glantz se vio obligada a dar clases hasta el último día en sus dos embarazos y, con su humor habitual, recuerda como sus hijas odiaban las Olivetti y los congresos, ante todas las cosas. Riera con su segundo embarazo aprovechó para escribir un diario. Su intención era regalárselo a su hija cuando fuera mayor para entenderlo, pero años después una editora la animó a publicarlo resultando todo un "bombazo". "Yo quiero leer ese diario", casi gritó Glantz.
Y así hablando de amor y amores, de literatura y tolerancia y hasta de la inmersión de ambas, con gran éxito, en el mundo de las nuevas tecnologías y las redes sociales -Margo Glantz se presenta a sus 89 años como "escritora, académica, viajera y tuitera"-, fue transcurriendo un diálogo transatlántico que ,como su organizadora Esther Borrego ya anticipó, va a convertir en jalones de oro su paso por la universidad. Próxima cita, el 8 de noviembre, con Ida Vitale, la última Premio Cervantes, y Clara Janes. Tras las vacaciones navideñas estarán Héctor Abad Faciolince y José María Merino. Un par de meses después, Marcio Veloz Maggiolo y Gustavo Martín Garzo. Y cerrarán, el 15 de abril, Mario Vargas Llosa y Andrés Trapiello.
