Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) ha abierto el ciclo de encuentros con autores hispanoamericanos, que organiza el Departamento de Literaturas Hispanoamericanas y Bibliografía de la Facultad de Filología. Conocido en España sobre todo por La uruguaya (2016), Mairal, como se encargó de explicar el profesor Jesús Cano Reyes, es mucho más que un novelista al uso. Es capaz de adentrase en terrenos arriesgados como la poesía -de hecho, su primer libro fue un poemario, Tigre como los pájaros (1996), anterior a su primera novela, Una noche con Sabrina Love (1998), con la que ganó el Premio Clarín- o incluso dar un salto mortal hacia adelante con apuestas como El gran surubí (2013), una novela gráfica escrita en sonetos. También cultiva los cuentos. Su primer libro en este terreno data de 2001 y se tituló Hoy temprano. El segundo, Breves amores eternos, lo presenta esta semana en Madrid. Sin embargo, su paso por la Facultad de Filología no lo dedicó a hablar de su libro, sino de "El viaje dentro del viaje", título le que sirvió de excusa para hablar de muchas cosas, y sobre todo de literatura. "La literatura es lo que te da vergüenza que salga en tu historia de Instagram´, Facebook o Snapchat", definió.
Mairal inició y cerró su charla explicando el título elegido para su charla: "El viaje dentro del viaje lo que viene a decir es que un viaje está hecho de muchos pequeños viajes". Dicho de otro modo, todo lo que nos sucede es parte de un viaje, las vivencias son viajes, los pensamientos, los sentimientos, los odios, las pasiones... Todo forma parte del viaje. Para dar forma a su charla, Mairal comentó algunas experiencias propias. Por ejemplo, que muchas de las ideas que se ha hecho de la forma de ser de la gente de países que ha visitado las ha percibido sin necesidad de salir de los hoteles en los que estaba alojado. Bastó que en un hotel de México le dijesen que allí a la cuchilla de afeitar se la denomina rastrillo, para darse cuenta de que aquel es un país muy rural. O que a un plato le denominen "Huevos divorciados" para confirmar que los mexicanos están obsesionados con el matrimonio. "Fueron prejuicios que luego me confirmaron los propios mexicanos", señaló. Ah, y un consejo si alguien decide salir del hotel para conocer la ciudad en la que está, lo mejor es dejar la libreta a un lado, no buscar nada, sino dejar que sea la ciudad o el paiseje los que entren en ti.
Libros de viaje se han escrito muchos, y Mairal ha leído buena parte de ellos. Se queda con muchos, incluso con crónicas "raras" como las que el noruego Knausgard -autor del polémico Min Kamp (Mi lucha, 2009)- publicó en The New York Times en 2015 sobre los propios Estados Unidos. Sobre viajes a pie recomienda el diario de Werner Herzog titulado Del caminar sobre el hielo. Si es a caballo, Mancha y gato, de Aimé Tschifelli. En "auto", dos cuentos de Cortázar: Autopista del Sur y Los autonautas de la cosmopista. Y para leer sobre inolvidable viaje en tren, otro cuento, en este caso de Borges: El Sur. No obstante, él se queda con un viaje propio, el que hizo con su hija Lucía en el tren urbano que lleva de su barrio en Buenos Aires al centro de la ciudad, un tren que había tomado miles de veces pero que la mirada de su hija convirtió en algo diferente e inolvidable. "Aquello era Disney", exclama aún hoy. Y es que todo depende de los ojos con los que se mira y también "a la velocidad con que se hace". Recuerda también como de la mano de su hija cuando esta daba sus primeros pasos conoció la "cuadra" en la que vivía con el detalle que en años allí no había ni siquiera imaginado.
Y aunque al comienzo de su charla Mairal con ironía señalaba que muchas cosas se ven sin necesidad de salir del hotel, lo cierto es que cada echa más de menos que los personajes literarios se muevan un poco más. En la literatura contemporánea es más importante lo que el personaje siente que lo que hace, su "interioridad". Su consejo es sacar los personajes a la calle porque ese viaje les enriquecerá de los demás sin perder su "interioridad". En realidad, según reflexionó Mairal, cuando se sale a la calle lo que cada uno ve es lo que le marca su interior. Quien desea tener un hijo no para de ver mujeres embarazadas, quien quiere dejar de fumar no ve más que cigarrillos y a quien le duele una pierna ve escayolados por todos los lados.
"Los viajes están llenos de pequeños viajes. No hace falta cambiar de continente para viajar. Basta con salir o volver cada día a tu casa", concluyó Mairal la que el profesor Jesús Cano denominó "una masterclass sobre la mirada del escritor".