La Biblioteca Histórica expone hasta el 30 de septiembre la muestra "García-Ochoa: el arte de la bibliofilia", compuesta por obras, de este pintor y grabador de la conocida como Escuela de Madrid, que han sido donadas a la Universidad Complutense. Una de las hijas del artista, la escritora María Luisa García Ochoa, ha sido durante años bibliotecaria en la UCM, perteneciendo a la Escala Facultativa de Bibliotecas, y ha dirigido y coordinado las bibliotecas de Ciencias de la Información, Económicas y Matemáticas. Ella, en nombre de su familia, ha querido que parte de la obra de su padre se deposite en la Biblioteca Histórica, con el fin de "colaborar a su salvaguarda y difusión".

María Luisa García Ochoa, que es también la comisaria de la exposición, explica que su padre desarrolló, dentro de su carrera artística, "una importantísima labor como grabador en la que se enmarca su trabajo en libros de bibliofilia, motivo de esta exposición. Su trayectoria como tal aúna una iconografía inconfundible, caracterizada por un expresionismo que estalla en colores, y una impecable labor de grabador en la que trabajó con todo tipo de técnicas: linóleum, litografía y calcografía". Incluso en 1985, siendo ya miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fue nombrado Académico Delegado de la Calcografía Nacional.

A partir de los años sesenta, Luis García Ochoa, comenzó a hacer sus primeros ensayos en el taller de Dimitri Papagueorguiu y después en el de Casariego y el de Pedro Arribas." Con Rafael Casariego le uniría una amistad de por vida que dio como fruto su participación en varios libros de la colección Tiempo para la alegría en los que García-Ochoa hace ver, además, su faceta como intelectual y buen lector de clásicos y poetas", asegura la comisaria de la muestra.

La exposición abre con una vitrina en la que "se expone la mesa del artista con el fin de acercarnos a su perfil humano y a sus instrumentos de trabajo". A continuación, podemos recorrer la producción de obra gráfica recopilada en libros de bibliofilia, desde Campos de Soria de Machado (1972) hasta sus últimos grabados para un libro inédito sobre París, ya en el siglo actual. "Antonio Machado, Rainer Maria Rilke, Francisco de Quevedo o José Hierro ponen la letra, y Luis García-Ochoa la música transfigurada en color y fuego, una paleta fiera de expresión y formas repletas de vitalidad. Pero, si tuviéramos que elegir el autor favorito del artista, sin duda, todo el mundo estaría de acuerdo, sería Quevedo, del que podemos admirar en esta muestra tres de sus obras", señala la comisaria. El propio García-Ochoa afirmó: "Añadir algo a Quevedo es imposible. Lo que sí se puede hacer es sentir su vigencia, su frescura actual y basándote en su mundo, hacer esta especie de acompañamiento a la lectura".

Por último, "hay una pequeña parte didáctica para los neófitos en el conocimiento de la estampación y, así, se ha incluido alguna plancha y seis grabados en los que se explica la evolución en la ejecución artística de entintado de una estampa".