De acuerdo con Alba Garrido, capitana de la Guardia Civil, "la trata es el segundo crimen que más beneficios reporta, porque el producto nunca se agota, mantiene y da beneficios de manera duradera en el tiempo". La trata no sólo está identificada con la explotación sexual, sino también con otra como la mendicidad, la explotación laboral, los hurtos e incluso el tráfico de órganos. La exposición de esta dura realidad que afecta a muchos aspectos de nuestra sociedad se ha podido escuchar en la Semana contra la trata de seres humanos, organizada del 18 al 22 de marzo en la Facultad de Derecho por el ProyectoI+D+i IUSMIGRANTE. Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la UCM y miembro de ese proyecto, asegura que la trata de seres humanos es "el comercio de personas, su uso como si se tratara de mercancías a las que explotar". Según sus palabras, "es la esclavitud, sin más, una terrible realidad que no sólo se produce en países lejanos, sino que también habita entre nosotros".
Margarita Martínez Escamilla recuerda que la trata "está en la mayoría de los prostíbulos de pueblos y ciudades, y en un mundo global también puede estar en esa camiseta que nos hemos comprado y que nos ha costado tan barata". Por ello, la trata de seres humanos es "una realidad sumamente compleja, amplia y poliédrica", que hay que tratar desde muy diversas dimensiones, algo que se ha querido hacer con esta semana de charlas, coloquios, seminarios, presentación de comunicaciones y una exposición de carteles.
La profesora asegura que en muchas ocasiones este fenómeno tiene carácter transnacional, así que el Derecho Internacional es el que mejor lo puede integrar como un problema de derechos humanos, ya es una vulneración de los mismos. Además es un acto criminal en el que suelen operar redes de trata, bien estructuradas y muy difíciles de combatir.
Un añadido es el fenómeno de la extranjería, porque "la trata suele recaer en personas extranjeras de situación de irregularidad, y eso lo hace todavía más complejo, ya que muchas legislaciones de extranjería priman la irregularidad frente a otras consideraciones de la víctima como trata. Y quizás este aspecto es una de las causas por las que hay ese desfase entre las víctimas de trata que existen y las que son realmente identificadas como tal".
Ya que la situación de las víctimas de trata tiene una gran complejidad, Martínez Escamilla recomienda que el acercamiento a las víctimas no se haga desde los estereotipos, porque, por ejemplo, hay víctimas que son madres, otras que no quieren ser identificadas como tal, y muchas que no quieren colaborar en el proceso penal, aunque esto último no es óbice para que no se las proteja como víctimas de trata. Piensa la profesora que es fundamental que los cuerpos de seguridad y los cuerpos judiciales tengan los conocimientos para iniciar los procedimientos, "y eso es muy difícil que pase, porque el Estado está fallando en sus múltiples instancias, ya desde el momento en que las mismas unidades de la policía que investigan a las víctimas de trata, investigan también a las de inmigración irregular".
La capitana de la Guardia Civil, Alba Garrido, reconoce que es así en la Policía Nacional, pero no en su cuerpo, donde hay unidades especializadas, ya que consideran que "el delito de trata de seres humanos vulnera los derechos humanos, mientras que el tráfico de inmigrantes vulnera los derechos del Estado, así que no son lo mismo desde ninguna perspectiva".
Explica Garrido que la Guardia Civil tiene como prioridad el crimen organizado, y dentro de ello incluyen la trata de seres humanos. Considera por eso que hay que ir a buscar y detectar víctimas, haciéndolo en tres frentes: prevención (charlas de concienciación, prensa, información de derechos a susceptibles víctimas), detección (formación de unidades, control en fronteras, inspecciones en lugares susceptibles, acciones conjuntas con otros países) e investigación (formación de unidades, documentos de inteligencia sobre nuevos modus operandi detectados).
Las 4 P
Carmen Pérez González, de la Universidad Carlos III, explica que dentro del marco general normativo del Derecho internacional y la protección de las víctimas de la trata de seres humanos, "los objetivos son las 4 P: prevención, persecución, protección de las víctimas y partenariado, porque es una realidad muy compleja, no siempre transnacional, aunque muchas veces sí lo es, así que hace falta cooperación entre los Estados. El partenariado se tiene que dar además entre las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado".
Es consciente Pérez González de que aunque esas 4 P deberían ser igual de importante, durante mucho tiempo algunos objetivos como la protección se han visto minimizados frente al de la persecución. Es así, porque "las normas internacionales contemplan, en general, obligaciones en materia penal, muy necesarias, pero insuficientes si no se esfuerzan los Estados en la protección de las víctimas".
El protocolo de Palermo es el convenio paraguas en el que se han inspirado todos los demás normas desde el año 2000, y que forma parte de la convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia transnacional organizada. Trata, sobre todo, de mujeres y niños que son muy vulnerables, pero "la crítica que se le hace a este protocolo es que se ocupa de imponer obligaciones desde el punto de vista del castigo y no de la protección, aunque al menos sí fue el primer acuerdo para saber qué es la trata de seres humanos, que permite compartir datos".
Desde Naciones Unidas se ha impulsado la protección de las víctimas con un enfoque de derechos humanos para tratar de imponer a los Estados obligaciones también en el caso de las víctimas de trata, lo que se ha acompañado de esfuerzos regionales que también impulsan instrumentos normativos en el tema de los derechos humanos. De acuerdo con Pérez González "es un esfuerzo que preocupa en todas las regiones del mundo y en todas se ha manifestado en declaraciones para imponer obligaciones". En el ámbito europeo el Consejo de Europa y la Unión Europa cuentan con un convenio europeo de 2005 al que se ha sumado la directiva de la UE de 2011, que es un entramado normativo y no una única norma.
La identificación de las víctimas
Explica la profesora de la Carlos III que todas estas normas internacionales, incluidas en las europeas, imponen a los Estados una serie de derechos a las víctimas de trata. El primero es el derecho a ser identificadas como víctimas, "algo que no ocurre en la actualidad"; el derecho a no ser devueltas al país de origen; derecho a que colaboren o no; derecho a la no detención, reclusión, y derecho a una solución duradera.
De todos ellos quizás el más importante es la correcta identificación de las víctimas, "aunque también es una de las cuestiones más difíciles, porque muchas de ellas llegan en flujos mixtos, a través del aeropuerto, una patera... Y en muchas ocasiones no van a contar que son víctimas de trata, en ocasiones porque no lo saben todavía, porque tienen miedo o porque están amenazadas".
La identificación, de acuerdo con Pérez González es "una obligación del Estado y un derecho de la víctima", y aunque se han dado muchos pasos en la conciencia internacional, quedan muchos por dar, sobre todo en lo que tiene que ver con "la resistencia de los Estados a dejar de estar obsesionados con la inmigración irregular y en la forma en la que identifican a este colectivo".
Las dificultades en la investigación
Alba Garrido, de la Guardia Civil, considera que "todo lo que dice la norma parece muy claro cuando se lee, pero es mucho más complicado cuando se quiere poner en práctica". Por un lado, hay que demostrar las tres fases, que son captación, transporte y explotación, y por otra tener claro que hay una gran parte de explotación laboral, también de hombres y transexuales, que en algunos lugares no hay dónde alojarles.
Añade la representante de la Guardia Civil que la explotación laboral es muy grande, pero está muy escondida en casi toda Europa, de tal manera que "el consumidor de trata no es sólo el de prostitución, podemos serlo todos sin llegar a saberlo, por ejemplo al comprar en el mercado, ya que esa explotación es masiva en la recogida de tomate o de la uva, "y hay muchas víctimas de este tipo de trata que provienen de Portugal, Rumanía, Bolivia, Marruecos y otros países del este".
Otra dificultad radica en que la captación se hace casi siempre fuera de nuestras fronteras y es muy difícil explicar que el vudú o el supuesto amante enamorado que las obliga a prostituirse son simples estafas. La concienciación a la sociedad es muy difícil, y además "los lugares donde son tratadas son muy difíciles de inspeccionar porque las casas no se pueden inspeccionar a no ser un lugar de uso público. Es decir, se pueden inspeccionar como negocios, pero no lo que ocurre dentro".
Por todo ello, una investigación de trata suele comenzar con la detección de pequeños indicios, quizás con hurtos que no repercuten en los que roban, o mujeres que no van perfectas a pesar de que ganan supuestamente mucho dinero. Explica Garrido que se buscan lugares susceptibles, se hace mucha vigilancia, entrevistas, control en fronteras y se cuenta con las ONG, "porque la labor social que hacen y la cantidad de información que consiguen es increíble y muy valiosa, y cuando la comparten suelen salir operaciones muy buenas".
Lo que tiene claro la guardia civil es que la prioridad siempre debe ser la víctima, "incluso aunque la investigación se caiga".
Estudiantes de doctorado
Una parte importante de estas jornadas han sido una serie de comunicaciones que han realizado estudiantes de doctorado de diferentes universidades. De la Complutense, María Cristina Aranda López, ha hablado de El protocolo marco de protección de las víctimas de trata de seres humanos; Carmen González Vaz, ha titulado su comunicación Las leonas de la yihad: la captación de mujeres con fines de explotación sexual en la organización terrorista Daesh; y María José Palazón Pagán ha hablado del Delito de trata de seres humanos con la finalidad de celebración de matrimonio forzado.
Stephania Serrano Suárez, de la Universidad de León, ha analizado La dimensión de género como herramienta para el análisis de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, y Yamid Enrique Cotrina Gulfo, de la Universidad Carlos III, ha expuesto el tema de las Víctimas fungibles en el contexto de la trata de seres humanos.