El Colegio Mayor Aquinas ha acogido, el 5 de marzo, la presentación de la traducción de la obra La coherencia del teísmo, publicada por San Estebán Editorial. Al acto asistieron tanto el autor de la obra, el profesor emérito de Oxford Richard Swinburne, iniciador de la filosofía analítica de la religión y uno de los mayores expertos del mundo en la materia, como el filósofo Miguel García-Baró. Con esta edición, se completa la traducción al español de la trilogía sobre filosofía del teísmo escrita por el conocido filósofo oxoniense. El traductor de la obra de Swinburne al castellano es Sixto Castro, que ya tradujo los otros dos títulos de la trilogía: La existencia de Dios y Fe y Razón.
El acto fue presentado por Jorge Luis Álvarez, director de la editorial, que agradeció a Swinburne su importante aportación a la reflexión filosófica sobre la religión y a Sixto Castro el excelente trabajo de traducción realizado para "ofrecer a los lectores en lengua española una fiel y cuidada versión del texto, tal y como exige el rigor ansiado por el autor". Informó de que las traducciones de la obra de Swinburne se han realizado a partir de las segundas ediciones de cada una de las tres obras en las que el autor ha actualizado y revisado los textos que publicó en los años setenta y ochenta del pasado siglo.
El director del Colegio Mayor Aquinas, Ignacio Antón, hizo una breve introducción de los aspectos más interesantes de la obra resaltando tres cuestiones. En primer lugar, la teoría de la analogía que Swinburne propone para entender el uso que el discurso teológico realiza de determinados términos y para justificar la coherencia lógica de dicho discurso. En segundo lugar, "la controvertida tesis que defiende el autor según la cual Dios ha de ser entendido como un ser temporal, puesto que la idea de la atemporalidad genera múltiples incoherencias". Y, en tercer lugar, las definiciones que propone de los atributos divinos de omnipotencia, omnisciencia y necesidad.
La parte central de la presentación del libro fue la ponencia presentada por el propio Richad Swinburne en la que desarrolló algunos detalles de su teoría de la analogía. Según dicha teoría, existe un uso analógico de un término cuando éste no conserva todas las mini-implicaciones ni todos los ejemplos paradigmáticos que posee en su uso común, lo que implica un relajamiento de las reglas sintácticas y semánticas ordinarias que permite su aplicación a más cosas concebibles que a las que comúnmente es aplicado. Considera además que el uso de la analogía no es exclusivo del lenguaje religioso, también se da en la ciencia, como sucede en el caso de la dualidad onda-corpúsculo de la que nos habla la teoría cuántica, teoría que podemos mostrar por medio de argumentos inductivos que es concebible, aunque no podamos concebirla. También "los términos persona y forma aplicados a Dios deben ser entendidos de forma analógica".
Miguel García-Baró, por su parte, planteó, no tanto el contrapunto al modo que tiene Swinburne de abordar la cuestión religiosa, sino una perspectiva complementaria que a su juicio es necesaria y la cual nos permite realizar la fenomenología. Aún declarándose discípulo de Juan Martín Velasco, García-Baró se mostró "convencido de la profunda unión que en el fondo existe entre el discurso filosófico y el discurso religioso acerca de Dios". En todo caso, a su juicio "el uso de la analogía entraña unos límites a la hora de hablar de la divinidad", la cual definió como el bien perfecto, ya que no se puede identificar sin más ser y bien. "Un bien perfecto cuya no realización plena en nuestra realidad es la principal prueba de su existencia". Añadió que "la coherencia del discurso teológico sólo puede llegar a darse cuando va acompañado de un compromiso existencial".
El diálogo entre los dos filósofos animó la intervención de los asistentes en torno a la obra de quien está considerado uno de los filósofos de la religión más relevantes del panorama filosófico contemporáneo.
