El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha sido el primer invitado a "Diálogos ICEI con...", nueva actividad del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI). En la exposición, que ha precedido al debate que ha mantenido con un grupo de profesores complutenses y miembros del Patronato del Instituto, Borrell ha repasado y valorado las líneas generales del actual orden mundial, "el más complejo, volátil, impredecible y ambiguo que hemos vivido desde el fin de la II Guerra Mundial", calificó el ministro.
Según comenzó destacando Borrell desde hace ya un tiempo el orden mundial estaba cambiante, ya que las "clásicas gobernanzas mundiales" empezaron a chocar con la realidad de la "gente que no quiere dejar que la gobiernen" y prefiere su autogobierno. En ese contexto se producen dos grandes mutaciones: "el Bréxit y la llegada al poder de Trump, que alteran totalmente las coordenadas en las que nos movíamos".
El Bréxit y Trump
La decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea es evidente que ha alterado a la propia Unión, "pero en mi opinión también puede dar una ventana de oportunidad", afirmó el ministro de Asuntos Exteriores en referencia a la posibilidad de avanzar más rápido en diferentes aspectos de integración europea en los que Reino Unido ejercía de freno. En cuanto a Trump, el principal cambio es que Estados Unidos ha comenzado a replantearse sus decisiones en política internacional de acuerdo con el beneficio económico que le suponen. Por ejemplo, según señaló Borrell, Trump piensa que por qué va a invertir en la defensa de Europa si desde hace tiempo es Europa la que tiene un superávit comercial con Estados Unidos. Lo mismo pasa en su relación con China, pero a la que, además de tener ese mismo superávit comercial, también acusa de robar la tecnología que Estados Unidos crea. "La batalla última -valoró Borrell- es el control del mundo tecnológico".
África y América Latina
En el actual contexto mundial, de acuerdo con Borrell, hay dos continentes en mutación: África y América Latina. Este último está sacudido por constantes "dinámicas telúricas", como se comprueba en estos momentos en Argentina y Venezuela, pero también con un imparable flujo migratorio hacia el Norte, desde países como El Salvador, Honduras y Guatemala. Estos flujos son el nexo en común entre América Latina y África, y cómo afrontarlos desde Estados Unidos y desde Europa es posiblemente "el mayor problema mundial" que existe en estos momentos.
Sin postura común en inmigración
A África, según denuncia el ministro de Asuntos Exteriores español, en Europa no se la presta la debida atención. Sólo los países afectados directamente por la inmigración procedente de África, los mediterráneos, se preocupan por lo que sucede; el resto, no. Por ello, a nadie debe extrañar que sea prácticamente imposible que los países europeos adopten una posición común, y que la Conferencia Internacional Global Compact for Migration, que se celebrará en Marrakech el 10 y 11 de diciembre, para tratar de acordar una respuesta común, ya cuente con detractores que difícilmente cambiarán su opinión. El problema, según relató Borrell, es que los ciudadanos de los países del Este de Europa tiene, en una amplia mayoría, muy clara su posición de no querer "mezclarse" con personas de otros continentes y "no aceptarán ninguna cuota que se les quiera imponer". Y en el caso de que se les imponga, ni siquiera los propios inmigrantes optarían por quedarse en esos países. "Si dejas 50 migrantes en Bratislava, Varsovia o en Rumanía, en pocos días estarán en Londres, París o Madrid", afirmó el ministro, quien añadió que la toma de esa misma posición por parte del nuevo gobierno italiano ha agudizado aún más el problema.
Los más pobres no emigran
De acuerdo con Borrell, la posición de todos esos países es colaborar para resolver el problema aportando dinero, pero esto por ahora ha servido de poco, ya que como mucho se ha conseguido, cuando se ha pagado para ello, contener a los migrantes en la línea de costa, "cuando la solución debe ser contenerlos detrás de la línea del Sáhara, pero no a la fuerza, sino elevando los niveles de desarrollo de los países de la zona a umbrales en los que sus habitantes ya no quieran salir de allí". Borrell explicó que los inmigrantes africanos no proceden de los países más pobres, sino de los que tienen niveles de desarrollo medios y sus ciudadanos tienen, por tanto, ciertos recursos para costearse los viajes y creer que en Europa tendrán una vida mejor. "La solución se encontrará en el momento en el que esos países superen ese punto crítico de desarrollo que ya no invite a salir. El problema es que por ahora no parece que eso vaya a suceder".
China y Rusia
Otros países que alteran el orden hasta ahora establecido: China y Rusia. China es la "emergencia"; tasas altas de crecimiento multiplicadas por su ingente población la hacen imparable, y pronto se convertirán de hecho en la primera potencia económica mundial. Rusia aparece en el confuso nuevo tablero mundial, "no como potencia económica, sino militar y con un gran espíritu de revancha, que nos plantea problemas de seguridad de los que ya nos habíamos olvidado", señaló el ministro en referencia a los conflictos armados en la antigua zona soviética.
Integración europea diferenciada
¿Y qué va a hacer ante todo esto la pequeña Europa, con su 6 % de población mundial y ya por poco tiempo primera potencia económica?, se preguntó el ministro. Su postura es "avanzar hacia una mayor integración", pero sabe que los que quieren lo mismo "no somos ni mayoritarios ni suficientemente fuertes". La opción que se maneja "cada vez con más fuerza" es la denominada "integración diferenciada". Se trataría de que cada país decida a qué "clubs" quiere pertenecer. De hecho, es algo que ya pasa: unos están en el club del euro, otros en de Shengen y "en el futuro, por ejemplo, se podría hablar del club de la Defensa común", apuntó Borrell. No obstante, ni siquiera, este camino parece estar garantizado, ya que el país que estaba llamado a liderar el proceso, Alemania, no tiene ni ganas -"con lo que hay les va muy bien"- ni ahora un gobierno fuerte que tome decisiones que no son populares.
Diferencia entre Italia y España
Borrell no evitó ningún tema, ni en su exposición ni ya después en las respuestas a las preguntas que le formularon los profesores, expertos, investigadores e integrantes del Patronato del ICEI. Así, criticó la decisión de Italia de "saltarse las normas" con los presupuestos que ha presentado y de "ir rumbo a la colisión". Por contra, defiende que el Gobierno español "sí respeta las normas europeas, aunque nos gustaría que fuesen otras". "De todos modos, Europa nos deja hacer más de los que nos deja hacer nuestro propio Parlamento".
El futuro parlamento europeo
Sobre el futuro Parlamento Europeo que salga de las elecciones de mayo no quiere ser alarmista y cree que el catastrofismo que algunos predicen es exagerado. A su juicio, los partidos más nacionalistas y más populistas aumentarán su representación, pero no serán mayoría. Tampoco lo serán por si solas ni juntas las dos fuerzas tradicionales del centro-izquierda y el centro-derecha, por lo que tendrán que buscar un tercero. Ese puede ser, si el mensaje de Macron cala en la ciudadanía europea, el centrismo liberal que propugna. Si no, la situación se complicaría para encontrar esa tercera pata de la gobernabilidad europea.
Venezuela y Brasil
"¿Cómo conseguir que los medios de comunicación se interesen más por la política exterior?, le preguntaron. "La política exterior solo preocupa si tiene una dimensión interna", respondió. "Ahí tienen el ejemplo de Venezuela en España, cuando en otros países de Europa seguro que muchos tendrían problemas para ubicarla en un mapa". Para terminar, Brasil. "Nos preocupa, pero hay que esperar a ver qué es lo que hacen. Un gobierno a lo Trump en Brasil extendería el problema a nivel continental... Pero bueno, los que nos dedicamos a la diplomacia lo primero que debemos es no criticar un gobierno recién elegido de manera democrática, Más aún cuando en muchas ocasiones no se critica a los que no son democráticos", concluyó el ministro.
"DIÁLOGOS ICEI CON...", UN ESPACIO DE DEBATE Y REFLEXIÓN Según explicó la directora del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, Isabel Álvarez, "Diálogos ICEI con" nace, en consonancia con los objetivos del propio centro, con la intención de "dar voz a personas que son referentes en su materia, que nos hacen aprender y que realizan aportaciones valiosas para la sociedad". El formato elegido es el de espacio de debate y reflexión, en el que junto al invitado o invitada se reúnan profesores, investigadores o expertos en cada temática así como los propios miembros del Patronato del ICEI. Por cierto, como recordó la directora, el propio Josep Borrell es miembro del Patronato del Instituto, así como su "última casa mater académica", según señaló el propio ministro en sus primeras palabras, tras ser presentado por Álvarez y el rector Carlos Andradas, quien también ofició de moderador del debate y agradeció a Borrell, antiguo catedrático en la UCM, su presencia en el comienzo de esta nueva iniciativa. |