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Viernes, 8 de noviembre de 2024

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La poesía y la muerte de Pablo Neruda siguen siendo noticia 45 años después

El salón de actos del Edificio D de la Facultad de Filología acogió el pasado viernes 21 de septiembre la jornada "Pablo Neruda 45 años después. Explico algunas cosas", organizada por la Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR). Como explicó el propio Garzón, la Jornada trató de poesía, de la relación del poeta con España, pero también de la investigación que desde hace 7 años un juez chileno está llevando a cabo y que muy posiblemente confirmará que en la muerte de Neruda, acaecida el 23 de noviembre de 1973, poco más de dos meses después del golpe de Estado de Pinochet, "participaron terceras personas".

 

La Jornada la inauguró el propio Baltasar Garzón, quien comenzó subrayando la talla literaria de Neruda, "que se resume en sus 45 libros, recopilaciones y antologías publicadas y traducidas a 35 idiomas". Hijo de una familia humilde, su padre era conductor de ferrocarril y su madre, maestra de escuela, Neruda a los 20 años publicó uno de sus poemarios más sublimes, Veinte poemas de amor y una canción desesperada. "Pero poco a poco -señaló Garzón- su obra se fue impregnando de lo que sucedía a su alrededor. Su poesía empieza a atender al momento concreto que estaba viviendo. Su obra se hace concreta, terrestre, se centra en lo humano y lo social; cada vez es más comprometida". Sin abandonar nunca la palabra, Neruda, como recordó el ex magistrado, "pasó a la acción". Se hizo militante del Partido Comunista de Chile, fue perseguido, vivió en el exilio, volvió, presentó su candidatura a la presidencia, se la cedió a su compañero y amigo Salvador Allende, quien finalmente fue elegido presidente de Chile. El 11 de septiembre de 1973 Allende fue derrocado y asesinado por el golpe de estado de Pinochet. Neruda decidió, tras tomar el poder del país la dictadura, aceptar la oferta del presidente de México para salir de Chile, pero un día antes de hacerlo, el 23 de noviembre, falleció. "Se dijo -señaló Baltasar Garzón en su presentación de la Jornada- que había muerto por cáncer de próstata y por tristeza, pero hoy sabemos que es más que cuestionable que ello fuera así". De acuerdo con el jurista, esta Jornada se enmarca en la vocación de la fundación que preside: "Luchamos contra la desmemoria, negativa influencia en el devenir de los pueblos, que solo conociendo su historia podrán construir una sociedad más democrática, más justa, en igualdad y libertad".

 

El rector Carlos Andradas también se sumó a la necesidad de "saber la verdad" y agradeció a Baltasar Garzón la encomiable labor que realiza desde su Fundación y que antes también llevó a cabo desde los juzgados, con medidas como la tomada hace 20 años de poner precisamente a Pinochet ante la justicia. "Fue una bocanada de aire fresco, que todos debemos agradecer a Baltasar Garzón, quien muchas veces se ha sentido solo, pero que no debe olvidar que tiene el apoyo de la ciudadanía", señaló Andradas, quien como todos los asistentes dedicó en ese momento una gran ovación al ex magistrado.

 

La primera mesa de la jornada se dedicó a presentar las dudas que desde hace ya siete años han llevado a la justicia chilena a investigar lo que sucedió aquel 23 de noviembre de 1973. El informe final se espera que sea presentado en los próximos meses, pero como afirmaron no solo Baltasar Garzón, sino también el resto de participantes en esta primera mesa de la jornada -los abogados Rodrigo Lledó, Elisabeth Flores y Rodolfo Reyes, este último sobrino de Neruda, y el periodista español Mario Amorós- parece claro que quedará demostrada la participación de terceros en la muerte del poeta.

 

La versión oficial de la muerte de Neruda, en la que se la vinculaba a la fase terminal del cáncer que sufría, fue aceptada durante 38 años no solo por la sociedad chilena, sino incluso por su propia familia, según reconoció Rodolfo Reyes. Fue el Partido Comunista de Chile el que hace siete años interpuso una querella por el asesinato del poeta, tras conocer las declaraciones de una de las últimas personas que le vieron con vida, su chófer, Manuel Araya, en las que relataba la misteriosa inyección que Neruda recibió en el estómago aquel día de manos de un agente de la dictadura, y a partir de la que empeoró su estado de salud. Según comentaron los participantes en la mesa, son muchas las circunstancias o "extrañas coincidencias" que se han ido averiguando sobre lo sucedido durante las últimas horas de vida de Neruda, y muchas las líneas de investigación que se han abierto -otros casos similares en la misma clínica en la que se encontraba, su estado de salud en los días previos e incluso declaraciones de autoridades de la dictadura años después- y "todas -de acuerdo con Rodrigo Lledó- llevan hacia una misma conclusión: Neruda no murió ese día por su enfermedad".

 

Además de desvelar esas serias dudas sobre la muerte de Neruda hace 45 años, la Jornada incluyó una mesa redonda en la que se recordó la relación del poeta con España durante la Segunda República y el inicio de la Guerra Civil. "Ese momento del poeta acongojado que escribía un poema en 1935, en el que se encontraba más cerca del dolor que de la inteligencia, más cerca de la sangre que de la tinta", enmarcó el profesor de la Facultad de Filología y poeta Niall Binns. Las profesoras Evangelina Soltero y Fanny Rubio, patrona también de la Fundación Internacional Baltasar Garzón, y el poeta Antonio Hernández, completaron esa mesa de historias y anécdotas, de poesía y prosa sobre una relación muy especial, la de Pablo Neruda con esa España Republicana que tanta vida le dio y también le arrebató. Se repasó la vida del poeta en la madrileña Casa de las Flores, su presencia en todos los movimientos de la Generación del 27, en la aventura del surrealismo, su involucración y forma de desvivirse por España.

 

La Jornada finalizó con una lectura de poemas del escritor, entre los que se incluyó el inédito Madrid 1936. Explico algunas cosas -que daba título a la Jornada- y con las actuaciones musicales de Santiago Pineda y Leo Zelada, y la de Paco Ibáñez, en un salón de actos repleto de gente, de poesía, de historia y de vida. Porque tal y como indicaba el profesor José Manuel Lucía Megías, "qué mejor homenaje a un poeta que hacer que su poesía siga siendo parte de nuestro recuerdo".

 

Baltasar Garzón charla, entre otros, con Fanny Rubio, José Manuel Lucía y Javier Fernández BaGarzón, el rector Andradas y la vicerrectora María Nagore, sentados en primera fila durante la primera mesa de la jornadaEl rector Andradas agradeció a Baltasar Garzón su trabajoLa profesora y escritora Fanny Rubio con el rectorElisabeth Pérez, Rodrigo Lledó, Claudia Cano, Rodolfo Reyes y Mario AmorósLa jornada la organizó la Fundación Internacional Baltasar Garzón
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