El Centro de Arte Complutense (c arte c) inició ayer una nueva andadura, en la que el fomento del arte más actual comparte protagonismo con la visibilización del patrimonio complutense. "Despega 2018", título de la exposición colectiva que se puede visitar hasta el 21 de octubre en la sala situada en la Avenida Juan de Herrera, 2, es un magnífico ejemplo de los caminos que el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, a través de su Unidad de Cultura, quiere transitar en esta nueva etapa. La muestra reúne las propuestas de seis artistas noveles -Nicholas F. Calloway, Marta Castro, Jorge Isla, Amaia Molinet, Carlos Ramírez-Pantanella y Laura Van Severen- que el jurado seleccionó entre las más de 130 recibidas en la Convocatoria de Producción de Proyectos c arte c, realizada a comienzos de este año.
La exposición fue inaugurada por el rector Carlos Andradas y la vicerrectora de Extensión Universitaria, Cultura y Deporte, María Nagore, quienes explicaron este cambio de rumbo que se le quiere dar a la actividad del c arte c. En realidad, según resaltó Nagore, lo que se pretende es recuperar el espíritu con el que fue abierta esta magnífica instalación, situada junto al Museo del Traje. "Nuestra misión como universidad no puede ser otra que no sea apoyar a los artistas jóvenes; dando el pistoletazo de salida a sus carreras", afirmó la vicerrectora, a la vez que anunciaba que estas muestras de artistas noveles tendrán su complemente en una serie de exposiciones de comisariado centradas en proponer un diálogo entre el arte actual y el variado, prolijo y valioso patrimonio artístico complutense. "Esta exposición -afirmó el rector Andradas en su intervención- es la edición número 1 de algo que queremos que perdure, y que tenga mayor eco, voz y difusión".
"Despega 2018" es la propuesta expositiva que sus comisarios, los profesores de la Facultad de Bellas Artes Ana Pol, Gloria G. Durán y Santiago Lucendo, han diseñado con las seis propuestas elegidas por el jurado que integraron los profesores complutenses Manuel Álvarez Junco y María Dolores Jiménez Blanco, el comisario independiente Eduardo García Nieto y la jefa del Área de Colecciones del Museo Reina, Sofía Rosario Peiró Carrasco. Según explicó en representación de los tres comisarios Gloria Durán, la intención ha sido unir, siguiendo los conceptos de collage/décollage, los seis proyectos ganadores. "Son obras muy potentes de unos artistas con un futuro impresionante", afirmó la profesora Durán, quien resaltó a su vez el compromiso social que se desprende de los trabajos expuestos.
Quienes asistieron a la inauguración de la exposición celebrada en la tarde de este 18 de septiembre, tuvieron la oportunidad única de recorrer la sala escuchando las explicaciones de los propios artistas (a excepción de Jorge Isla, quien no acudió al acto) en un divertido paseo amenizado e introducido por Javier Pérez Iglesias, director de la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes. La primera en diseccionar su propuesta fue Amaia Molinet (Navarra, 1988). El título que engloba sus trabajos da bastantes pistas: "Es posible que la tierra quiera ser como antes de que existiera". Amaia parte de dos paisajes: el glaciar Eyjafjallajökull, en el sur de Islandia, y el desierto del Sahara, en las proximidades de los campos de refugiados de Tinduf. Los sitúa como fronteras, el glaciar marca un límite físico, mientras que la de Tinduf es política. Sobre ello propone su reflexión. Una línea de fuego en Islandia, un cuerpo de mujer en Sahara. También hay imágenes de la riqueza geográfica y geológica de esos territorios vírgenes y también obras que ella misma ha plasmado utilizando materiales tan divergentes como la seda o la piedra.
El siguiente en tomar la palabra es Nicholas Callaway (Santa Rosa, Estados Unidos, 1985). Lo hace para contar lo que muchos desconocen, que a pocos metros de este c arte c se encuentran dos puentes de gran atractivo arquitectónico. Uno está relleno de tierra y simulado, escondido por feas casetas y almacenes. Es el puente que en una de sus partes atravisa la carrete que une la Facultad de Bellas Artes con la parte trasera del Edificio de Estudiantes, justo tras los campos de rugby de Cantarranas. Se construyó en los años 30, pero el desarrollismo de los 60 lo escondió, pese a ser, sí lo afirma Calloway "uno de los mejores puentes de Madrid". Sobre este puente el artista estadounidense centra su propuesta, en la que también hace referencia a otro puente que en la actualidad se encuentra enterrado dentro del perímetro de seguridad de La Moncloa. Calloway ha partido de sus planos originales y de estudios geológicos para mostrar en una impactante proyección el devenir topográfico de ese puente en altura de los años 30 al semienterrado que se ve en la actualidad. También hay una maqueta y un molde de la zona.
Laura Van Severen (Gante, Bélgica, 1993) lleva desde 2015 recorriendo diversos países de Europa. No visita catedrales, plazas o paisajes. Ella está centrada en los vertederos. "Veo la transformación que han provocado en el paisaje, formando montañas, accidentes geográficos, donde lo artificial y lo natural convergen en una sucesión de capas superpuestas", explica. El proyecto lo quiere enmarcar en 6 países. En "Despega 2018" ya se pueden contemplar los increíbles paisajes que forman vertederos en diferentes puntos de Bélgica y Holanda. Ahora está centrada en España, y pronto unirá otros países. El fin último es concienciar, hacer que la gente piense en la manera de gestionar los residuos.
La propuesta del arquitecto Carlos Ramírez Pantanella (Madrid, 1989) se hace presente en cuanto se accede a C arte C. Lo ha llamado "Pintura disipativa olfativa" y en efecto es eso pintura con un olor muy marcado. Él la ha patentado. Se trata de "pintura a la tiza para interior en base de cal apagada envejecida y carga de mineral, resistente a la limpieza, transpirable, sin disolventes y con carga olfativa de 8% de aceite esencial de incienso puro". Es, según explica, un modo de mostrar su reflexión sobre la necesidad de redefinir el papel de los arquitectos, de huir de la saturación de formas y encaminarse hacia la introspección.
Marta Castro (Sevilla, 1994) también se centra en el cambio y la sorpresa. Utiliza un término, heterotopía, para dar nombre a su propuesta. Explica que en medicina esta es la palabras que designa la localización de un órgano o tejido en un lugar que no es propio. Eso es lo que ella trata de hacer en la muestra con un conjunto de "esculturas bidimensionales, planchas o módulos, como lo prefieran llamar". En ellas hay asfalto. Pero no un asfalto al uso, sino deconstruido, sin color propio, elaborado con pulpa de papel, frágil... Anima a que todos miren alrededor y observen lo que les rodea con expectación.
Del trabajo de Jorge Isla (Huesca, 1992) solo pueden en su ausencia hablar sus obras, una serie de imágenes que juegan con un escaparate impregnado de "Blanco de España", nombre que se le da al pigmento con el que los trabajadores de la construcción suelen pintar los cristales de un local para impedir que se vea su interior mientras dura la obra.
El paseo acaba, aunque antes da tiempo a visitar un espacio en ese momento vacío. Es el Laboratorio Despega 2018. En él durante este mes se irán sucediendo actividades para dar aún mayor vida a esta muestra. Según anuncian los organizadores, en breve la programación se podrá consultar en la página web de la exposición.