La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María Blasco, ha alertado del aumento de la brecha de género a nivel mundial. Entre otros datos, destacó que si el Foro Económico Mundial situaba hasta hace poco el año 2074 como el momento en el que hombres y mujeres alcanzarían la igualdad económica, en su última previsión esta fecha ha sido retrasada al año 2133. "Las niñas que nazcan hoy no alcanzarán a ver la igualdad real", señaló la investigadora. María Blasco ha advertido de esta situación a 19 alumnas de la UCM con las que han mantenido un encuentro en el ciclo "Desayunos con mujeres líderes y potenciales líderes complutense", que organiza el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) con el apoyo del Consejo Social de la UCM.
María Blasco -segunda invitada al ciclo, tras la participación de Rebeca Grynspan el pasado mes de junio- transmitió a las estudiantes la necesidad de luchar contra la desigualdad. Según les dijo, en ocasiones pueden parecer comportamientos, comentarios, discriminaciones sin apenas importancia, pero "esas pequeñas cosas son las que acaban provocando las grandes diferencias". De acuerdo con su explicación, hay modelos matemáticos que demuestran que si entre dos grupos exactamente iguales se comienza a hacer a uno de ellos pequeñas, casi insignificantes, concesiones, a largo plazo no quedará prácticamente ninguna similitud entre un grupo y otro. "Es importante ser conscientes del sesgo inconsciente", afirmó en referencia a esa necesidad de acabar con las "pequeñas" discriminaciones que continúan dándose y aceptándose en el día a día.
Contra la gráfica de tijera
Su condición de investigadora, a la que une el hecho de ser una de las pocas mujeres que dirige una institución científica en España, hace que Blasco tenga especial preocupación por la brecha entre mujeres y hombres en la Ciencia. Como también advirtió el vicerrector de Política Científica e Investigación, Ignacio Lizasoain, presente en el encuentro la "gráfica de tijera" que describe la evolución de hombres y mujeres según se va ascendiendo en la carrera científica es "muy preocupante". Desde que es directora del CNIO, María Blasco ha tratado de tomar decisiones que fueran reduciendo esta situación. Así, según enumeró, no sólo hay comisiones paritarias para decidir contrataciones o ascensos, sino que se han adoptado "pequeñas" medidas como no poner reuniones a partir de determinada hora de la tarde, subvencionar el servicio de guardería, descontar el tiempo de maternidad en las evaluaciones o permitir el horario de jornada continua. También desde el año 2012 existe en el CNIO la Women in Science Office, una novedad en nuestro país y con la que cuenta, por ejemplo, la Universidad de Harvard desde 1989.
Esta falta de atención institucional a estas diferencias "inexplicables" son las que explican datos como que sólo el 20 por ciento de los grupos de investigación estén dirigidos por mujeres, que sólo el 18 por ciento de las instituciones científicas las lideren mujeres o que el salario que recibe una mujer por ocupar un puesto de responsabilidad sea un 30 por ciento inferior de media. "Son sueldos que en su mayoría se negocian. Debe ser que las mujeres no sabemos negociar o que ya de partida nos ofrecen algo peor", ironizó.
Según añadió la presidenta del Consejo Social, Pilar González de Frutos, para evitar esto cada vez más empresas están introduciendo métodos de "selección ciega" de personal, es decir evitar saber si el candidato a un puesto es hombre o mujer hasta que la decisión está tomada. Muchas de estas situaciones se pueden corroborar, según indicó la directora del ICEI, Isabel Álvarez, en el informe del Ministerio de Economía y Competitividad "Científicas en cifras 2015", presentado recientemente.
En busca del lado oscuro de la sabiduría
Además de analizar esta desigualdad real que hay en la ciencia, María Blasco también mostró a las 19 estudiantes -elegidas por su alto expediente académico y procedentes de todas las áreas del conocimiento- cuál es su trabajo y qué motivaciones la han llevado a desarrollarlo, y de hecho estar considerada entre los mayores expertos del mundo en su campo. Según explicó, lo suyo siempre ha sido buscar "el lado oscuro de la sabiduría", es decir buscar respuestas a lo desconocido. Tres preguntas la mueven desde sus comienzos: ¿Por qué enfermamos y morimos? ¿Podemos erradicar las enfermedades? ¿Podemos vivir más?
Las respuestas a estas preguntas las está buscando desde hace años en un convencimiento: el envejecimiento es el principal causante de las enfermedades no infecciosas. Si las enfermedades infecciosas se curan desde que se ha ido encontrando cuál era su origen, las bacterias, los virus, etcétera, lo mismo hay que hacer para encontrar remedio al cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las neurodegenerativas... Hay que encontrar su origen y este según cada vez más gente está de acuerdo en afirmar es el envejecimiento. De acuerdo con Blasco, todo este tipo de enfermedades concentran su mortalidad en las personas mayores de 45 o 50 años. "En edades anteriores, aunque hay casos son muy pocos. Pasa con el cáncer, con las enfermedades cardiovasculares y con las neurodegenerativas". Blasco ha centrado sus investigaciones en uno de los hechos que se derivan del envejecimiento, como es el acortamiento de los telómeros, la parte final de los cromosomas que a lo largo de la vida se van deteriorando según se van multiplicando nuestras células. La telomerasa es la responsable del crecimiento de los telómeros durante la vida embrionaria. La hipótesis de Blasco y su grupo de investigación, y que ya han demostrado en animales, es que el suministro de telomerasa retrasa ese acortamiento y ello el envejecimiento. En ratones se retarda hasta tres veces, por lo que si en humanos se retrasará simplemente dos veces en lugar de tres, estaríamos ante cuerpos jóvenes con más de 80 años.
De acuerdo con Blasco, hoy ya hay un cambio de paradigma en la lucha contra las enfermedades, dejando de analizarse de manera individualizada y viendo la lucha contra el envejecimiento como la gran respuesta común. El objetivo, como tituló su charla, es ir "Hacia un futuro sin enfermedad".