"Plantas y brujería" es el título de la exposición que se puede visitar hasta el próximo mes de abril en el aula CiBi del Jardín Botánico de la UCM. "Con la segunda palabra hemos captado la atención de mucha gente", bromea Isabel Pérez Ruzafa, directora de la Colección Etnobotánica del Departamento de Biología Vegetal I, y co-comisaria de la muestra, junto a su antecesora al frente de la Colección, Estela Seriñá, y la profesora de la UNED, "que es como si fuera de aquí", María Victoria Azcárate. La profesora Pérez Ruzafa sabe que, a veces, es necesario captar la atención del público con palabras llamativas "para llevar a la sociedad el mundo académico, como es el objetivo de esta exposición". En concreto, como afirma la profesora de Biología Vegetal, "lo que pretendemos es que todo aquel que se acerque por aquí vea que detrás de los hechiceros, brujas o chamanes, lo que había era un conocimiento profundo del mundo vegetal y de los secretos que tienen las plantas".
Para alcanzar sus objetivos la exposición no solo reúne cerca de un centenar de objetos y plantas de la Colección Etnobotánica de la UCM, sino que también ha contado con la colaboración de los profesores de la Facultad de Bellas Artes Elo García Ramos y Miguel Ruiz Massip, quien se han encargado, respectivamente, del diseño gráfico de la cartelería y de la escenografía. "Creo estar viendo a la Celestina detrás de mí", vuelve a bromear la profesora Pérez Rufaza, quien también subraya la ayuda prestada por la bióloga del Jardín Botánico, Lorena García Álvarez, y el gerente del mismo, Juan Carlos Marín.
El recorrido por la exposición va llevando al visitante de la planta medicinal a la planta "mágica". El beleño, Hyoscyamus niger, no deja de ser una planta perenne de hasta un metro de altura, de flores amarillentas con vetas púrpura y fruto en baya, pero para muchos es sinónimo de bebida mágica que te "hace volar". Algo parecido pasa con el estramonio, Datura stramonium también planta perenne que puede llegar hasta el metro y noventa centímetros de altura y tener vistosas flores blancas en forma de embudo. El "viaje" que produce el estramonio puede llegar al otro mundo. La belladona o la mandrágora, utilizada esta por Shakespeare en Romeo y Julieta y mucho después por JK Rowling en Harry Potter, también son plantas asociadas a todo brebaje mágico que se precie.
También hay plantas protectoras, como el saúco, malva, albahaca, ajo, hipérico, y otras que se utilizaban para ungüentos y filtros de amor. ¿Funcionaban estos últimos? En la exposición está la respuesta, como también hay espacio para otras "dos licencias", como las denomina la profesora Pérez Ruzafa: las calabazas, tan relacionadas con las noche mágicas, y, cómo no, las escobas de las brujas, una asociación que procede del siglo XVI y que ha llegado hasta nuestros días, aunque hoy ya no son muchos los que piensan que al fin y al cabo las escobas no dejaban de estar hechas con plantas.
El recorrido acaba en la literatura. Pocos temas han sido tan prolíficos en la historia de las letras como la magia y la brujería. Quevedo, Shakespeare, JK Rowling... y, entre todos, Fernando de Rojas. Nadie como La Celestina ha sido tan conocedora de los secretos de las plantas, "hacedora de perfumes y afeites para el aseo y belleza de la mujer" y practicante de "la hechicería erótica".
Quien quiera saber, conocer y ver todas estas "Plantas y brujería" tiene abiertas sus puertas, en el aula CiBi (Centro de Interpretación de la Biología), en el Jardín Botánico de la UCM, de lunes a viernes de 10 a 19 horas.
