Así de tajante ha sido Ovidio Hernando Requejo, coordinador de Oncología Radioterápica en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, en la conferencia inaugural de las IV Jornadas UCM-ASEN "Beneficios sanitarios y funcionales de la mejora nutricional", que se celebran los días 21 y 22 de febrero en la Facultad de Farmacia de la Complutense. De acuerdo con el oncólogo, hay una serie de alimentos que previenen el cáncer, como las frutas, las verduras, la fibra, los derivados de la soja, y probablemente el pescado, y otros que aumentan el riesgo de padecer cáncer, entre ellos las carnes rojas y las procesadas, los lácteos y el alcohol.
La charla de Ovidio Hernando Requejo comenzó con una introducción a lo que es el cáncer y cómo se desarrolla y a los tratamientos que existen, cada vez más personalizados. Tras ello, él mismo se hizo la pregunta de si se puede prevenir el cáncer mediante la dieta y se contestó que sí.
Reconoció que no existen grandes estudios randomizados para el cáncer, que son la forma más rigurosa de establecer una relación causal entre una intervención sanitaria y su efecto. A falta de ellos, las evidencias se basan en meta análisis, estudios amplios y comparativos de bases de datos de hasta cientos de miles de personas realizados por instituciones como la World Cancer Research Fund International (WCRF).
Los alimentos fundamentales que se establecen como protectores frente al cáncer son las frutas y las verduras. Algunas como las crucíferas (repollo, brócoli, col...) reducen hasta en un 18% el riesgo de padecer cáncer colorrectal; los tomates, reducen un 27% la posibilidad de tener un cáncer de estómago, y los carotenos de verduras y frutas reducen el riesgo del cáncer de mama.
Esta prevención es posible gracias a que cuentan con sustancias anticancerígenas como el selenio y además tienen efectos antioxidantes que actúan sobre el ciclo celular.
En cuanto al consumo de fibra, hay múltiples estudios que también demuestran una acción protectora en el cáncer de colón, y quizás "en los de estómago, recto y mama". Explicó Hernando Requejo, que se han intentado estudios de intervención con individuos de alto riesgo y se ha visto que en pacientes con cientos de pólipos en el colon sí "hay bastante efecto protector en la aparición de nuevos adenomas". De todos modos, según el oncólogo, otros estudios no han sido tan concluyentes y no han mostrado grandes diferencias".
Lo que se sabe de la fibra es que acelera el tránsito, disminuyendo el tiempo de contacto con los carcinógenos; disminuye el PH del colon; modifica la fibra intestinal, y forma butirato, un subproducto de la digestión de la fibra dietética por parte de microbios intestinales, que entre otras cosas induce la apoptosis e interrumpe el crecimiento de líneas tumorales. Además, la fibra reduce el azúcar en sangre, "que es causa final de formación de tumores".
Entre los alimentos que previenen el cáncer, hay estudios que indican que el pescado puede "reducir el cáncer de hígado y los tumores grastrointestinales", y que los derivados de soja protegen frente al cáncer de mama.
En cuanto a las vitaminas y antioxidantes, Hernando Requejo asegura que no existen todavía evidencias científicas más allá de que la vitamina D y los folatos tienen efecto protector contra el cáncer colorrectal.
A evitar
En lo que coinciden todos los estudios es en la relación directa que existe entre las carnes rojas y las procesadas, en una mayor prevalencia del cáncer colorrectal. Los meta análisis, de acuerdo con el conferenciante, demuestran que hay una correlación directa entre la dosis y el riesgo a padecer este tipo de cáncer. Cuanto más se consuma, mucho peor.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer, este "es el tumor maligno de mayor incidencia en España, si se cuentan hombres y mujeres, con cifras entre 28.500 y 33.800 nuevos casos cada año".
El consumo de carne potencia tanto "la presencia de ciertos aminoácidos esenciales que estimulan el crecimiento celular", como los grupos HEMO y las aminas heteroclíticas, también relacionadas con el cáncer.
Los lácteos también comportan un riesgo, sobre todo para los hombres, ya que aumentan la posibilidad de tener cáncer de próstata. De acuerdo con Hernando Requejo, "un vaso de leche diario puede aumentar el riesgo de este cáncer en un 32%". Además, se ha demostrado que "sólo el calcio que proviene de la leche, ya sea entera, desnatada o semi, es el que provoca esa mayor incidencia".
La razón es que inactiva a la vitamina D y a que incentiva los niveles de IGF1, que induce la proliferación celular.
También existe una relación directa entre el alcohol y diferentes tipos de cánceres como el de cabeza y cuello, el de esófago, el de colon y recto y el de mama. Tan sólo 10 gramos de alcohol al día aumentan el riesgo de cáncer colorrectal un 10-15%, con un mayor riesgo en mujeres. En estas últimas, esa misma cantidad aumenta además un 12% el riesgo de tener cáncer de mama.
La obesidad también es un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer. Se sabe que lo hace en el cáncer colorrectal, pero posiblemente también en otros como los de próstata y mama.
Es así, porque la obesidad activa las vías de mTOR, una proteína que ayuda, entre otras cosas, al crecimiento y a la proliferación celular. Por su parte, la restricción calórica y el ejercicio físico de resistencia activan las vías de AMPK, un complejo enzimático que promueve factores como la autofagia, la oxidación de la glucosa y la mitocondriogénesis, "todos ellos factores de prevención del cáncer".
Recomendaciones
De acuerdo con Hernando Requejo, las evidencias demuestran que hay alimentos que pueden disminuir el riesgo de padecer cáncer, mientras que otros son claramente perniciosos. Reconoce que hacen falta más estudios, e incluso algunos que profundicen en la nutrigenómica, es decir, en cómo afectan a cada individuo la ingesta de unos u otros alimentos.
A pesar de eso, sí se atrevió a hacer algunas recomendaciones, siguiendo las planteadas por la WCRF. Entre ellas están el mantenerse lo más delgado posible, ser físicamente activo, limitar el consumo de bebidas muy azucaradas, comer esencialmente productos de origen vegetal, limitar las carnes rojas a menos de 500 gramos a la semana (un filete de ternera medio está en torno a los 300 gramos y una hamburguesa pequeña unos 200 gramos), evitar las carnes procesadas y limitar el consumo de alcohol y de sal.
La WCRF también aconseja que todos los supervivientes de cáncer tengan un seguimiento nutricional.