Con motivo del 30 aniversario de la adhesión de España a las Comunidades Europeas, hoy Unión Europea (UE), la Representación en España de la UE ha preparado una exposición conmemorativa que, entre otras iniciativas, incluye siete paneles explicativos de la historia de las relaciones España-UE y un vídeo. Los paneles se encuentran ubicados en la Biblioteca de la Facultad de Económicas y Empresariales de la UCM. Su contenido puede consultarse en: http://www.xn--espaa-ue-yyavan30-ixb.eu/  Al vídeo se puede acceder a través de: https://www.youtube.com/user/EspacioEuropa  Una información más específica se puede solicitar al Centro de Documentación Europea de Somosaguas, a la BUC y a sus centros especializados en temas europeos, además de a las propias instituciones comunitarias.

El recorrido histórico ilustrado por los paneles es muy significativo del esfuerzo y del éxito que ha supuesto para España la incorporación a la UE. Comienza en 1962, cuando Fernando María Castiella, ministro de Asuntos Exteriores, envió una carta al presidente del Consejo de la CEE solicitando la asociación de España. Hubo que esperar a junio de 1970 para que el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Gregorio López Bravo, firmara con los Presidentes del Consejo y de la Comisión de las CEE el Acuerdo que abrió la puerta a la incorporación de la economía española a la Europa comunitaria. Con el inicio de la transición a la democracia, en 1977, el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, presentó ante las instituciones comunitarias la solicitud de adhesión, que completaría la ampliación mediterránea de la UE, unos años más tarde. Después, la historia continuaría con nuevas ampliaciones y reformas.

Concluidas las negociaciones, en junio de 1985 se firmó la adhesión de España a las Comunidades Europeas, en un solemne acto celebrado en el Palacio Real de Madrid. Con ello, España comenzó a formar parte de la Unión Europea en enero de 1986. Y se incorporó plenamente al impulso integrador que se había iniciado con la firma del Libro Blanco para la consecución del Mercado Interior y con la ratificación del Acta Única, que abriría el camino para el primer Tratado de la UE, firmado en Maastricht, en 1992. El nuevo Tratado, además de consolidar el acervo comunitario y abrir nuevas vías para los procesos de decisión en la UE, abrió la puerta a la unión monetaria y, con ella, a la moneda común, el euro, que se convertiría en una realidad en 1999 y empezaría a circular como moneda en 2002. En todo ese proceso España jugó un papel muy destacado, como recoge la historia y como reflejan también de forma sintética las fotos que pueden verse en los paneles conmemorativos. Nuestro país se benefició de forma particular de los nuevos mecanismos de cohesión y del aumento de las dotaciones para fondos estructurales, lo que contribuyó a la modernización de la economía y la sociedad, en la línea que ya se había iniciado a principios de los años 70.

Como se refleja en la información disponible al respecto, son muchos los nombres propios que destacan en esa historia de las relaciones España-UE y no sería correcto referirse aquí sólo a algunos de los han contribuido a esa historia de éxito, de la que el conjunto de la sociedad española puede sentirse orgullosa. Es cierto que la integración europea vive momentos de crisis, de debates internos, de frustraciones y de fracasos de las políticas europeas, a veces demasiado dolorosos. Es verdad que la ciudadanía tiene demasiadas dudas sobre la UE y a veces da la sensación de que la distancia con las instituciones se hace más grande, en lugar de contribuir a crear una unión cada vez más estrecha entre los pueblos europeos, como es el deseo de quienes defienden y trabajan por avanzar en la integración comunitaria y en el bienestar de los ciudadanos. Pero la historia reserva un lugar especial para la adhesión española a la UE. Y ese lugar especial ha sido y será también un logro y un estímulo para consolidar y mejorar la construcción europea, en beneficio de todos. Para proseguir el esfuerzo integrador común, por muchas que sean las dificultades existentes.