Da igual la edad. Da igual ser hombre o mujer. Da igual tener alguna limitación física o psíquica. Da igual ser universitario, estar trabajando o incluso ambas cosas a la vez. Todo da igual. Este consejo, recomendación, orden, o como cada uno se lo quiera tomar, está dirigido a todos: ¡hacer deporte! Lo dice César Ramón, quien a sus 82 años sigue practicando siete deportes distintos. Lo dice Gema Hassen-Bey, participante en cinco paralimpiadas y ganadora de cuatro medallas en la modalidad de esgrima, y que ahora se ha propuesto ser la primera mujer de la historia en subir el Kilimanjaro en silla de ruedas. Lo dice Aauri Bokema, quien ha estado en los Juegos Olímpicos de Londres y Río con el equipo español de atletismo, y tras graduarse en Trabajo Social se ha decidido a cursar un máster en Desarrollo Social. Y también la estudiante Lola Riera, integrante del equipo de hockey hierba en Río. Y Eduardo Cruz, que nadó en los Paralímpicos de Pekin. Y la paralímpica Melani Berges, cuarta en los 400 metros para atletas con problemas de visión. Y la nadadora Isabel Yinghua, cuarta también en su prueba en los Paralímpicos de Río. Y el ajedrecista ciego David Zanoletty, que presume de que su deporte es el único verdaderamente inclusivo. Y la vicerrectora de Extensión Universitaria de la UCM, María Nagore, que es la cabeza visible de la apuesta de la UCM por el deporte y la igualdad de oportunidades. Y el director de Encuentros Complutense, José Manuel García Vázquez, que quiere poner estos temas en la agenda social. Y los periodistas Tamara Bueno, Luis Fuentes e Irene Vaquerizo. Y los profesores Carmen Miguel o José Ignacio Hidalgo. Todos ellos participaron ayer en la Jornada sobre Deporte Olímpico Inclusivo, que organizada por la Oficina para la Inclusión de las Personas con Diversidad (OIPD) -perteneciente a la Unidad de Apoyo a la Diversidad e Inclusión (UCM d+i)-, el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Encuentros Complutense, se celebró ayer por la tarde en el Centro de Estudios de Gestión de la UCM, en el campus de Somosaguas.
Los beneficios para cuerpo y mente de practicar algún deporte de manera regular son sabidos por todos. También la amistad, compañerismo, espíritu de superación, respeto a los demás... Pero por mucho que se sepa, nunca está de más escuchar a los que lo viven en primera persona y, cada uno en su medida, lo llevan hasta el extremo. Esa fue la intención de la Jornada sobre Deporte Inclusivo celebrada ayer, poner en común las experiencias de deportistas olímpicos y paralímpicos, jóvenes y mayores, de elite o de menos elite, y saber qué es lo que hacen, por qué lo hacen o qué es lo que siguen buscando.
Abriendo caminos
César Román fue durante 34 años director de las instalaciones deportivas de la Universidad Complutense. Además de dirigirlas, también las utilizaba y ahora, a sus 82 años, lo sigue haciendo. "Sigo haciendo 7 deportes diferentes", presume en la grabación que Encuentros Complutense le hizo en su casa para proyectar en la Jornada. César cuenta que compartió gimnasios y competiciones con el inolvidable Joaquín Blume, también que fue jugador de fútbol y de decenas de deportes más, pero que de lo que más orgulloso está es de haber contribuido junto a otros cuantos pioneros a "que el deporte se implantase en España. Nos veían como gente rara, pero gracias a nosotros eso cambio". Su momento más preciado fue cuando portó la antorcha olímpica en representación de Madrid en México'68. Aquella antorcha la instaló en la zona deportiva norte de Ciudad Universitaria. Hace unos meses el Vicerrectorado de Extensión Universitaria decidió arreglarla, ya que el paso de los años había hecho mella en ella. "Debe estar ahí, en pie, no tirada como estaba", señala César, que pese a intervenir en "diferido" no ha dudado en acercarse al campus de Somosaguas para escuchar lo que allí se decía. "¿Que qué les digo a los universitarios de hoy en día? ¡Hacer deporte! Continuar llevando la antorcha".
La historia de Gema Hassen-Bey, como ella misma dice, es la de una persona que cada día tiene que superarse, que luchar. Lo ha hecho siempre desde su silla de ruedas, sin amilanarse y sin callarse, y siempre abriendo nuevos caminos. Cree que fue la primera estudiante en sillas de ruedas en la Facultad de Ciencias de la Información, "la Facultad con más escaleras que existe", y, esto sí que es seguro, fue la primera deportista española en competir en la modalidad de esgrima en silla de ruedas en unos Juegos Paralímpicos. Fue en Barcelona'92 y consiguió medalla. A las cuatro siguientes citas olímpicas tampoco faltó. Ha trabajado en TVE, ha participado en series de televisión, ha hecho casi de todo en la vida, pero aún quiere más. Su próximo reto es ascender el Kilimanjaro, a más de 5.000 metros de altitud, montada en una silla de ruedas. Será una silla especial, parecida a la del único hombre que ha conseguido subir, pero adaptada a sus necesidades. Lo hará pedaleando con los brazos, en un esfuerzo sobrehumano, que le llevará no sólo a la cima, sino sobre todo "a mostrar el camino, a enseñar cómo se pueden superar las dificultades". Para Gema la foto importante no es la que ojala se haga en la cumbre ni las que tiene con sus cuatro medallas olímpicas. Las importantes son las del día, el que ella afronta con el bagaje que le dio su paso por la universidad. Afirma que el deporte se tiene que "universitarizar" y la Universidad, "deportivizar".
Difícil, pero merece la pena
Compaginar estudios y deporte, cuando este es de elite, no es sencillo. Da igual que el deportista sea olímpico o paralímpico. Aauri Bokesa, olímpica en Londres y en Río en la prueba de 400 metros, lo logró con esfuerzo, pero ahora presume de los "valores y cualidades" que le ha aportado su título de trabajadora social por la UCM. Tanto que ahora repite en las aulas, cursando el Máster en Desarrollo Social. Lola Riera, integrante del equipo español de hockey hierba en Río el pasado verano, se dio cuenta que perseguir un sueño exige sacrificios cuando apenas era una adolescente y se vino de su Valencia natal a Madrid. Le costó, pero "mereció la pena". Sabina Hurtado, estudiante del doble grado en Informática y Matemática, también lo sabe. Su sueño es ir a Tokio 2020 con la selección de rugby. Para ello trabaja cada día en interminables sesiones de estudio y entrenamiento. Tampoco lo tuvo fácil Eduardo Cruz, participante en Pekín 2008 en los 100 metros mariposa para invidentes totales. Aún se lamenta de haber medido mal sus fuerzas en aquella carrera. No ha tenido revancha porque la crisis le dejó sin ayudas, pero ahora "que están volviendo las ayudas no descarto prepararme para Tokio 2020".
Ayudas y reconocimiento
Si a los deportistas llamémosles "normales", quitando unos pocos elegidos de unos pocos deportes, no les es fácil ganarse la vida con ese esfuerzo cotidiano que hacen por superarse -un esfuerzo que, como contó el periodista Luis Fuentes, ahora se puede seguir día a día en el nuevo Canal Olympic Channel (www.olympicchannel.com)- para un deportista paralímpico es prácticamente imposible. Aún más cuando llega el momento de la retirada. Gemma Hassen-Bey lo conoce en primera persona, pero le escandaliza aún más en tercera, cuando ve como una leyenda como la atleta Purificación Santamarta, 16 medallas en Juegos Paralímpicos, 11 de ellas de oro, se gana hoy la vida vendiendo cupones, y gracias. Hassen-Bey reclama que se recuperen a todos estos grandes campeones, que se les dé la oportunidad de formar a los jóvenes, que se les "utilice" para devolver al deporte paralímpico español al lugar que estaba hace no tanto, cuando se ganaban 100 medallas en lugar de las últimas 31 de Río.
La verdadera inclusión
Gema tiene otra petición, y esta sabe que aún es más difícil aunque está segura que algún día llegará. No entiende que se distinga entre Juegos Olímpicos y Paralímpicos, porque tanto quienes participan en unos como en otros realizan un mismo esfuerzo para competir contra los mejores. "Yo defiendo unos únicos Juegos de 60 días de duración, en los que haya diferentes competiciones". Esa sería una verdadera apuesta por la inclusión. Y es que, como subrayan Melani Berges, atleta con problemas de visión, e Isabel Yinghua, nadadora con problemas de movilidad en un brazo, "el apoyo de los medios de comunicación es totalmente necesario. A mí -habla Melani- me da rabia cuando veo la repercusión que logra gente con la que yo entreno al mismo nivel porque sale por la tele". "Si sales en la tele todo es diferente. Este verano, que en la tele se vieron los Juegos Paralímpicos, cuando volví la gente de mi barrio me paraba por la calle", apunta Isabel, estudiante de Derecho.
El único deporte que en la actualidad no diferencia competiciones olímpicas y paralímpicas es el ajedrez. David Zanoletty, en la actualidad jefe del Departamento de Tecnologías Accesibles e I+D de la Fundación ONCE, presume de ello mostrando una foto de Magnus Carlsen. Lo hace como inicio de un vídeo en el que se explica cómo se enfrentan en una misma competición los ajedrecistas ciegos con los que tienen visión. Y es que Carlsen, que un día antes renovó en Nueva York su título, es el campeón del mundo de todos los ajedrecistas, sean como sean.