El 15 de noviembre, el aula magna de la Facultad de Químicas ha acogido el acto académico de San Alberto Magno. Mariano Barbacid, director del Grupo de Oncología Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha sido el encargado de impartir la conferencia extraordinaria, en la que ha presentado los avances principales de este siglo en la lucha contra el cáncer. Antes de él, el profesor Luis Sánchez Martín glosó el Premio Nobel de Química 2016 y tras las dos conferencias, tanto el decano de la Facultad, Francisco Ortega Gómez, como el rector de la Complutense, Carlos Andradas, señalaron la importancia de la investigación para seguir avanzando como sociedad y como universidad.
El investigador del CNIO recordó que la dificultad de la lucha contra el cáncer radica en que "no es una única enfermedad, sino un conjunto de más de 200 enfermedades diversas". Por si eso fuera poco, la secuenciación del genoma de más de 10.000 tumores ha demostrado que no hay dos iguales.
Mariano Barbacid quiso destacar seis hitos del siglo XXI en la lucha contra el cáncer: la estratificación molecular de los tumores, las nuevas terapias dirigidas, la resistencia a esas terapias, el descubrimiento de los genes de los tumores, la heterogeneidad intratumoral y la inmunoterapia.
La estratificación molecular de los tumores, es decir el establecimiento de biomarcadores, ha resaltado la importancia de tener un fármaco que sea capaz de ser activo en un grupo concreto de tumores. Puso Barbacid como ejemplo el cáncer de pulmón, que de manera tradicional se dividía en diez clases, mientras que ahora se divide al menos en doce grupos, dependiendo de la mutación existente.
Cuando ahora llega un paciente con cáncer de pulmón no sólo se decide que tipo de cáncer tiene, sino que se analiza en busca de la mutación genética del tumor, sobre todo porque para algunas de ellas ya existen fármacos eficientes. Opina Barbacid que en el futuro se hará así para todo tipo de tumores.
En cuanto a las nuevas terapias dirigidas o selectivas, recordó el conferenciante que hasta 1998 sólo se utilizaba quimioterapia, pero desde esa fecha surgieron tratamientos más efectivos, en principio contra el cáncer de mama y un tipo de leucemia. De hecho, según Barbacid, hoy el 90% de los fármacos aprobados son inhibidores de dianas moleculares concretas, menos tóxicas y destructivas que la quimioterapia.
El problema ha surgido con mutaciones secundarias que hacen que el tumor vuelva a crecer y se haga resistente al fármaco. Hay voces que ya dudan de la utilidad de esta medicina personalizada, o al menos de su impacto. Barbacid opina, sin embargo, que la solución pasará por combinar diferentes fármacos que no permitan esas mutaciones secundarias, como ya ha ocurrido con otras enfermedades como el SIDA, que gracias a la acción de diferentes fármacos bloquean las diferentes rutas del virus.
También en este caso hay grandes dificultades, porque hay muchas dianas antitumorales que son esenciales para la vida y la mayor parte de las terapias dirigidas tienen toxicidad y de momento no pueden ser sustituidas por otras moléculas. La solución pasa, según el investigador del CNIO, por estudiar de manera más exhaustiva la estructura de las proteínas para hacer fármacos más específicos.
Uno de los principales retos se encuentra en el propio genoma del cáncer, que hoy se puede secuenciar de manera muy barata, gracias a los avances exponenciales desde el Proyecto Genoma Humano que concluyó en 2003. Con estos estudios se ha descubierto que hay unas 3.000 mutaciones de media por tumor y que pueden llegar a 30.000 en algunos, como varios de pulmón y en el melanoma.
La peor noticia de todas ha sido descubrir la heterogeneidad intratumoral, que implica que en distintas regiones del tumor hay diferentes mutaciones. Eso puede hacer que una biopsia no sea eficaz por no haber dado con la parte realmente peligrosa del tumor, así que el tratamiento suministrado puede no tener ningún efecto.
Una posible solución pasa por la inmunoterapia, algo que se ha ido comprendiendo mejor a nivel molecular durante la última década. Barbacid informa de que los primeros acercamientos a esta terapia eran erróneos, porque potenciaban la respuesta inmunitaria y eso era muy peligroso para los pacientes. La nueva tendencia, basada en algunos ensayos clínicos, consiste en bloquear a los inhibidores, de tal manera que el sistema inmunitario no se inhibe y sigue funcionando, pero sin potenciarse.
El conferenciante presentó algunos trabajos muy recientes, de este mismo noviembre de 2016, en los que se demuestra que este acercamiento funciona, pero confesó que todavía no conocen la razón de que lo haga en unos tumores, pero no en todos. Y no existen biomarcadores que puedan detectar qué paciente va a responder y cuál no.
Otro problema añadido es el coste de este tratamiento, que en la actualidad está en torno a los 100.000 dólares, y que sólo funciona en un 40% de los pacientes, así que de momento no parece factible su implantación.
Ante todos estos retos no queda otra que seguir investigando, porque como recalca Barbacid "sin investigación, no hay futuro".
Interdisciplinariedad
Luis Sánchez Martín glosó el Nobel de Quimica de 2016, concedido a tres científicos por la concepción de máquinas moleculares, que "tendrán un efecto muy grande sobre el desarrollo de la nanotecnología".
Tras explicar en detalle el galardón en una conferencia en la que habló de otras disciplinas como el cine, la literatura o la ingeniería, el profesor aseguró que "estamos en los albores de una revolución industrial". Por su parte, el decano de la Facultad de Químicas, Francisco Ortega Gómez, relacionó este premio con el Nobel de Física de 2016 concedido por trabajos de transición de fase y estado de la materia topológicos. De acuerdo con el decano, estos dos galardones "se encuentran en la interfaz entre la Física y la Química".
El rector Carlos Andradas consideró, de hecho, que la ciencia se ha hecho "cada más más interdisciplinar, con tecnologías y fronteras que se difuminan". De acuerdo con el rector, "los problemas que hay que resolver son cada vez más complejos y la única manera es acercar visiones distintas desde distintas disciplinas y ámbitos".
Tanto el rector como el decano señalaron la importancia de seguir reivindicando la necesidad de la ciencia "en tiempos en los que todo el mundo sabe de esa necesidad, pero en los que a la vez no es el área mejor tratada en cuanto a presupuestos, dedicación ni interés".
En el acto académico de San Alberto Magno se imponen las becas de la Facultad a los premios extraordinarios de grado y doctorado del curso 2014-2015 y se entregan las acreditaciones a los alumnos con mejor expediente del curso 2015-2016. El rector les quiso felicitar y les pidió que sigan siendo un ejemplo de esfuerzo y trabajo, y el decano consideró que son uno de los pocos ejemplos en los que se puede aplicar la palabra excelencia.
