"En la Universidad Complutense caben todos los cuerpos e identidades. Queremos ser una espacio libre de transfobia", con esta declaración de intenciones de Mercedes Sánchez, coordinadora de la Oficina de Diversidad Sexual e Identidad de Género de la UCM, se ha iniciado la jornada "Mi identidad no se puede diagnosticar", celebrada en el Edificio de Estudiantes durante la mañana del 20 de octubre. Y es que, en palabras de Mercedes Sánchez, lo que debe catalogarse de enfermedad, como hasta hace poco sucedía, no es la transexualidad, sino la transfobia. Una patología que debe combatirse con la educación, y es ahí donde la Universidad debe aportar su grano de arena, "aunque ya llega tarde, porque nuestros estudiantes han pasado por la escuela infantil, la educación primaria, la secundaria y el bachillerato. Es muy importante visibilizar la diversidad desde la educación infantil, que se considere un factor de enriquecimiento colectivo. La Universidad lo que sí puede hacer es ser un espacio libre de prejuicios", concluyó Mercedes Sánchez.
"La diversidad es un plus", señaló también en la breve inauguración de la jornada María Alejandra Huerta, vocal de Políticas Lésbicas y Trans de Arcópoli, asociación de estudiantes de la UCM y la Politécnica. Ella lo sabe porque según contó no lo ha tenido fácil, como menos aún, según señaló, lo han tenido personas transexuales más mayores, que por ejemplo no se atrevieron a formarse en la universidad por miedo a la discriminación de sus compañeros y profesores. "Es importante que gracias a actitudes como la de la Complutense las personas trans no nos sintamos ya tan desamparadas", afirmó la representante de Arcópoli, quien también cree necesario que las empresas dejen de lado los prejuicios y vean en la diversidad un valor añadido.
El Vicerrectorado de Estudiantes estuvo representado en el acto por el director de Estudiantes, Serafín Soliño, quien destacó el compromiso que el actual equipo rectoral tiene con las políticas de diversidad, materializado, de hecho, con la creación el pasado año de la Unidad de Apoyo a la Diversidad e Inclusión (UCM d+i), que dirige la profesora Mercedes García, y en la que se integra la Oficina de Diversidad Sexual e Identidad de Género (UCMentiende). Soliño también destacó la voluntad de la UCM, y en concreto del Vicerrectorado al que pertenece, de llevar hasta "los máximos" la ley de identidad de género aprobada por la Comunidad de Madrid el pasado mes de marzo. En este sentido, destacó el esfuerzo que se ha hecho para adecuar diferentes temas relacionados con la gestión académica, la expedición de la tarjeta universitaria o la identidad web, para respetar los derechos de los estudiantes transexuales. Según explicó, este curso hay 8 estudiantes de grado y uno de posgrado que han solicitado que se utilice su actual identidad. "Hemos ido solventado caso por caso. Para el futuro estamos a punto de cerrar un protocolo de actuación, del que solo quedan unos pocos flecos por cerrar". Ese protocolo, de acuerdo con el director de Estudiantes, estará basado, como no puede ser de otra manera, "en el absoluto respeto".
La jornada "Mi identidad no se puede diagnosticar" está organizada, con la colaboración de UCMentiende y Arcópoli, por la Fundación Daniela. Dos componentes de esta Fundación, Pau Eloy García y Vera Navarrete, pronunciaron la primera conferencia de la mañana. La dedicaron a las consecuencias de la patologización en la actualidad. Por suerte, estas no llegan a la consideración de "pecado y delito" que se tenía hasta el siglo XX de la transexualidad y la homosexualidad. No obstante, su consideración como "trastorno" mental que se le confirió desde el campo de la psiaquiatría, aún hace que se encuentre patologizada por buena parte de la sociedad. No hay que olvidar que hasta 2012 la transexualidad estuvo considera una enfermedad en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM), elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y considerado la "biblia" de la psiquiatría.
La jornada se completa con una mesa redonda de "experiencias en primera persona", con los relatos de África Pastor, Izan Parra, Yara Barros y Akai Baena, y un concierto de música transfeminista a cargo del grupo Viruta FM.
