Sólo existen tres microscopios Grand ARM300cFEG en todo el mundo. El prototipo se construyó en Tokio, el segundo se instaló en Alemania y desde el 25 de abril la Universidad Complutense de Madrid cuenta con el tercero de ellos. Instalado en el Centro Nacional de Microscopía Electrónica permite ver los átomos más ligeros de la tabla periódica, tales como el hidrógeno, el litio, el carbono, el nitrógeno y el oxígeno. En la presentación, el rector Carlos Andradas lo ha definido como "una de las maravillas complutenses".
José González Calbet, director del Centro Nacional de Microscopía Electrónica (CNME) repasó brevemente la historia de dicho Centro y cómo se ha llegado a convertir en un referente a nivel mundial. La prehistoria del Centro se traslada hasta hace unos 25 años, cuando era simplemente un CAI de la UCM. En el año 2007 se aprobó un mapa de Infraestructuras Científicas Técnicas Singulares (ICTS), que se ratificó en 2014, y entre ellas se incluyó el CNME. Desde entonces, el Centro ha ido incorporando nuevas instalaciones, nuevos microscopios, hasta once, y personal especializado que se encargue de utilizarlo.
El ARM300cFEG
El primer gran microscopio instalado en el CNME desde que fue considerado un ICTS, el ARM200cFEG, contó con las aportaciones del antiguo Ministerio de Ciencia e Innovación, y de la participación complutense a través del Campus de Excelencia Internacional Moncloa (CEI).
De ese microscopio ARM200 hay apenas una docena en todo el mundo y lo que le hace diferente a la mayoría de sus competidores es su corrector de aberración esférica. El principal problema técnico al que se enfrenta la microscopía electrónica es que los electrones se aceleran a cientos de kilovoltios, alcanzando velocidades cercanas a la mitad de la velocidad de la luz, lo que las hace superenergéticas y, por tanto, muy difíciles de enfocar. A eso se unen otras aberraciones, como la esférica, que hace que los rayos que pasan por una lente no converjan en un mismo punto. Para resolver esos dos grandes inconvenientes es para lo que se usan los correctores de aberración esférica.
El Grand ARM300cFEG que se acaba de instalar en el Centro de Microscopía Electrónica mejora al anterior y está equipado también con un corrector de aberración. González Calbet considera que "este nuevo microscopio traspasa las fronteras de resolución atómica de cualquier otro equipo disponible en el mercado, lo que le convierte en el más potente del mundo en términos de resolución, en torno a 0,05 nanómetros". El director del Centro afirma que es como si con unas gafas muy potentes pudiéramos ver desde la superficie de la Tierra un garbanzo colocado en la Luna.
El presupuesto inicial de este Centro era de 9,2 millones de euros, cifra que se ha reducido a los 8,5 millones finales. Informa González Calbet, que el 25% ha sido aportado por el CEI Moncloa, el 45% por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO), y el resto por los fondos FEDER europeos, por aportaciones de diferentes ministerios y por un pequeño número de grupos de investigación de la Universidad.
Iwatsuki Masashi,vicepresidente de Jeol, la empresa japonesa que ha desarrollado el microscopio electrónico, recordó que la relación con la UCM comenzó ya en los años 70, y desde entonces han instalado aquí once microscopios. La instrumentación de esa empresa ha convertido al CNME en uno de los mejores centros de su clase de toda Europa, y ahora en uno de los poquísimos que cuenta con el microscopio con la mayor resolución del mundo.
El rector de la Universidad Complutense Carlos Andradas opinó que "este no es un microscopio cualquiera, porque esta no es una universidad cualquiera, y queremos que siga así".
Para Andradas, el CNME es un ejemplo de cómo una idea que parecía un imposible, por la gran inversión inicial que requería, terminó convirtiéndose en una realidad. La investigación requiere de infraestructuras, pero sobre todo de personas y por eso desde la UCM se quiere seguir atrayendo talentos, investigadores de todo el mundo que rompan barreras y que permitan que la Complutense siga teniendo "maravillas únicas que sean un privilegio para todos los investigadores que las usen".
Piensa lo mismo Carlos Arribas, director de IZASA, la empresa encargada de la distribución internacional de JEOL. Según él, "hace falta una gran sensibilidad para generar nuevas ideas y empresas que apoyen a aquellas instituciones que son capaces de desarrollarlas, como ha sido el caso del CNME de la Complutense".
ICTS
María Luisa Castaño, directora general de Innovación y Competitividad del MINECO, explicó que "no es fácil encontrar una concentración de equipos como la que existe en el CNME y eso habla de su aportación al servicio de toda la comunidad científica". Esa aportación es, de hecho, una de las características que deben tener las ICTS, además de ser de titularidad pública y singulares.
De acuerdo con Castaño, esta instalación servirá para avanzar en la "economía del crecimiento, que es fundamental para el desarrollo de nuestro país".
Rafael van Grieken Salvador, consejero de Educación, Juventud y Deporte de la Comunidad de Madrid, informó de que ahora se enfrentan al reto de elaborar el quinto plan regional de investigación científica y tecnológica, entre cuyos objetivos estará apoyar a los nueve ICTS que hay en la región. Se comprometió el consejero a que "la dotación económica sea la máxima posible para estas instalaciones".
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