Los cánceres más frecuentes entre los varones son los de pulmón y el de próstata. Este último tiene una incidencia muy alta a partir de los cincuenta años. Su diagnóstico se suele hacer a partir de la sintomatología, pero lo normal es que cuando aparecen los síntomas el cáncer esté muy avanzado. Una nueva técnica se suma a los diagnósticos ya existentes.
Las pruebas diagnósticas que existen en la actualidad para detectar el cáncer de próstata, según explica Miguel Ángel Pozo, director del CAI de Cartografía Cerebral, no son pruebas específicas. Las dos más comunes son el tracto rectal o el análisis de los niveles del PSA en sangre. Esta última prueba es la más extendida por ser poco invasiva (simplemente con una muestra de sangre se puede analizar) y tiene un alto índice de fiabilidad. De todos modos, hay ocasiones en los que el nivel de PSA es elevado, en un rango límite, y no se sabe si hay un cáncer o no. E incluso se dan ocasiones en las que el cáncer está presente aunque los niveles de PSA sean bajos. En esos casos se puede utilizar el nuevo método diseñado en colaboración entre el Instituto Tecnológico PET de Madrid y el CAI de Cartografía Cerebral de la UCM.
Pozo explica que el nuevo método consiste en utilizar la molécula 18F. Colina (o fluorocolina) como trazador en pruebas de Tomografía por Emisión de Positrones (PET). Con esta molécula se pueden detectar tumores con tamaños mayores de cuatro milímetros y además encontrar el lugar exacto en el que se encuentra el cáncer de próstata.
Mecanismo y ventajas
El director del CAI implicado en la investigación aclara que la F. Colina no es un trazador nuevo y que ya desde el año 2001 se han publicado trabajos en los que se presentaba como un posible sustituto al Carbono 11, que es el que se utilizaba hasta ahora para este tipo de pruebas.
Explica Pozo que la principal ventaja del Carbono 11 es su propia naturaleza, ya que al ser de carbono es muy fácil de usar en cualquier tipo de animal (incluidos los humanos). Tanto el Carbono 11 como la F. Colina llevan isótopos radiactivos. La principal ventaja de este último es que la vida media de esos isótopos es de dos horas frente a los escasos 20 minutos del C11. La larga duración del isótopo de la F. Colina hace que se pueda distribuir a centros que estén muy alejados del ciclotrón que los produce, en este caso el del Instituto Tecnológico PET que se encuentra ubicado en la Ciudad Universitaria. De hecho, Pozo informa de que el trazador se distribuye por toda la Península e incluso ha viajado hasta Portugal.
La F. Colina funciona como trazador, entre otros elementos, gracias a la colina, que es "el sustrato para la formación de la membrana celular". Cuando hay células tumorales se produce más membrana plasmática y eso es precisamente lo que indica la colina. El porcentaje de fiabilidad del diagnóstico del cáncer de próstata se ha elevado hasta el 94 por ciento gracias a la F. Colina.
Aparte de ese uso como prueba diagnóstica, Pozo explica que también es realmente útil para ver la evolución del tratamiento. Después de realizar la cura contra el cáncer de próstata, a veces los niveles de PSA se siguen manteniendo elevados, pero la prueba de F. Colina permite saber si el tumor continúa ahí o si ha desaparecido. Permite hacer, en definitiva, una evaluación muy precisa del tratamiento que se ha seguido contra el tumor.
Un largo camino investigador
Tanto el CAI de Cartografía Cerebral como el Instituto Tecnológico PET tienen a sus espalda una larga carrera investigadora.
El CAI de la UCM (uno de los que cuentan con el certificado de calidad ISO 9001) comenzó realizando trabajos de electroencefalografía para localizar focos epilépticos en los casos graves, que son los que no responden al tratamiento farmacológico. Desde el año 2006 el CAI cuenta con un micro PET que le ha permitido continuar con esa línea de trabajo, pero también incluir otras como el desarrollo de trazadores para estudiar el Alzheimer, el ictus cerebral y, por último enfermedades como el cáncer de próstata.
Entre la muchas colaboraciones del CAI está la participación en Multimag, un proyecto de I+D de la Comunidad de Madrid que "desarrolla y evalúa métodos multiparamétricos de imagen por Resonancia Magnética Nuclear (RMN) y Tomografía de Emisión de Positrones (PET) para caracterizar no invasivamente la competencia vascular en modelos de patologías del sistema nervioso central con gran prevalencia, trasladando los resultados obtenidos a la clínica".
Por su parte, el Instituto Tecnológico PET nació como Centro PET de la UCM en el año 1995. Pozo asegura que en aquella fecha la FDA (la agencia estadounidense de salud) todavía no había aprobado su uso en clínica. En el año 2000 lo aprobó para estudios oncológicos y en el año 2003, el Ministerio de Sanidad español aprobó su utilización en nuestro país. Pronto aparecieron otros centros PET por España y hoy en día es una prueba que forma parte del servicio médico de la Seguridad Social. De hecho, el precio de la prueba se ha reducido bastante desde sus orígenes y eso permite que se pueda utilizar, de manera algo más extensa, como prueba diagnóstica. Pozo explica que además los estudios coste-efectividad han demostrado que las pruebas PET "reducen gastos porque disminuyen el número de pruebas que hay que hacer y también reduce el tiempo de atención al paciente y mejoran el diagnóstico y el tratamiento". Hoy en día, en oncología es una prueba diagnóstica "de primera línea".
Campus de Excelencia
El CAI de Cartogafía Cerebral y el Instituto Tecnológico PET de Madrid participan además en el Campus de Excelencia Internacional de Moncloa, en concreto en el clúster de Medicina Innovadora. Pozo informa de que esta colaboración "aporta el desarrollo de nuevos trazadores para el estudio de todo tipo de enfermedades que se pueden detectar con el PET".