Cinta para marcar la lectura, comunmente de tela o de piel fina. Pueden estar próximos al corte delantero, adheridos sobre las hojas para sobresalir a manera de pestaña, ser cintas ancladas a manera de extención, o bien estar fijas en el punto central de la cabeza de la lomera para facilitar la consulta del libro, indicando una sección en concreto. 

Algunos de los ejemplos más antiguos que se han documentado en manuscritos, griegos, armenios y etiopes, datados a principios del siglo IV.

 

 

 

 

 

 

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