Papel amate
Es el principal soporte de escritura empleado por importantes culturas en la América Precolombina, estas son las culturas Maya y Azteca entre otras[1]. Aunque su origen es vegetal, su manufactura es muy diferente de la del papel europeo. Se utilizó hasta el siglo XVI, cuando se sustituyó por el papel.
Su aspecto es el de un tejido de fibras enmarañadas obtenido a partir de la corteza de algunos árboles del género “Ficus”: el jonote blanco y rojo. Sus colores van desde el marrón oscuro hasta el amarillo pajizo.
El proceso de elaboración comienza con la recolección de la corteza de la que luego se separará la pulpa. Estas fibras se dejan en remojo durante un día y luego comienza el proceso de cocción en agua a la que se añade ceniza y cal. La pulpa cocida se lava en un recipiente con agua y exprime. Pasado el tiempo correspondiente, el artesano selecciona la fibra, delimita el perímetro de la hoja y establece su entramado. A continuación comienza el trabajo de expansión de la fibra a través del aplanado con los batidores o amahuitequini, fabricados de madera o piedra. Una vez obtenido el tamaño y alisado necesarios, las hojas permanecen sobre la mesa de trabajo donde se construyeron para su secado.[2]
Códice Tro-Cortesiano, 1250-1500. Museo de América
[1] MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE, "Papel amae", en Tesauros del Patrimonio cultural de España. En línea: http://tesauros.mecd.es/tesauros/materias/1029649.html
[2] MAYA MORENO, Rubén, El papel amate, soporte y recurso plástico en la pintura indígena del centro de Mexico, tesis inédita de la UCM, 2011, pp. 145- 187. En línea: https://eprints.ucm.es/id/eprint/12659/1/T32880.pdf