Es el producto elaborado principalmente con materiales vegetales que sirve como soporte de escritura.

Tradicionalmente se viene mencionando que el inventor del papel es el funcionario chino Ts’ai Lun en el año 105 d.C., para lo que utilizó ropas desechadas, redes de pesca y cortezas de árbol. El conocimiento del papel quedó circunscrito exclusivamente a China hasta que en el año 751 los musulmanes hicieron prisioneros a dos fabricantes de papel en la conquista de Samarcanda. Desde ese momento se difundió por todo el islam: primero en Bagdad, de ahí pasó a El Cairo, posteriormente a Fez, y, finalmente a Al-Ándalus. En la España musulmana alcanzó mucha importancia el papel xativí (de Játiva). Este papel se denomina papel hispano-musulmán. Una segunda vía de penetración del papel en Europa fue Sicilia, de donde pasó a la Península Itálica. El papel en Italia se desarrolló técnicamente alcanzando un gran nivel de perfección y calidad desplazando paulatinamente al hispano-musulmán.

El papel era un producto de reciclaje que se confeccionaba con tejidos y cuerdas desechados. Para ello telas y cuerdas tenían que cortarse en fragmentos y deshacerse hasta conformar una pasta con golpes de mazo en las pilas movidas por energía hidráulica. Esa pasta se diluía en agua de donde se recogía con la forma, especie de cedazo metálico con un bastidor de madera. El pliego de papel así formado se prensaba y se secaba. Finalmente se agrupaba en resmas de 500 pliegos. La resma estaba compuesta de 20 manos de 25 pliegos.

Bibliografía

HIDALGO BRINQUIS, Mª del Carmen, "Técnicas medievales en la elaboración del libro: aportaciones hispanas a la fabricación del pergamino y del papel y a los sistemas de encuadernación", en Anuario de Estudios Medievales, 41, 2(2011), pp. 755-773.

PEDRAZA GRACIA, Manuel José, Yolanda CLEMENTE SAN ROMÁN, y Fermín DE LOS REYES GÓMEZ, El libro antiguo, Madrid, Síntesis, 2003