11 jun 2024 - 12:32 CET

El pasado 8 de junio falleció el profesor Antonio Sánchez-Bravo Cenjor, Más de cuatro décadas de actividad docente e investigadora en la UCM apuntalan una trayectoria nada corriente entrelazada por sus trabajos en las tres cátedras que consolidó y compaginó desde la Facultad de Ciencias de la información: la de Estructura de la Información, la  Jean Monnet de Políticas de Información y Comunicación en la Unión Europea y la Cátedra UNESCO en Comunicación y Desarrollo.

Quienes tuvimos el privilegio de formarnos junto a él sabemos de la importancia que en su programación docente adquiría reflexionar sobre el disenso. Aprendimos entonces, y por ello seguramente, que nada que fuese serio iba a ser fácil. Dos eran las proclamas a las que se ligaba sin remisión y que solía repetir: una, poniendo siempre por delante a Baltasar Gracián, sentenciaba que: comunicar es reciprocar actitudes. Y dos, también sentenciaba que: más vale ser libre que estar de acuerdo, aludiendo siempre al compromiso con el que Husserl se dirigía a sus estudiantes -estímese que, entre las aportaciones con las que nos honra el profesor Sánchez-Bravo encontraremos la lectura vivificante que hace de Husserl desde Nietzsche o la transformación hermenéutica de la fenomenología-.

A los veinte años de docencia y con diez libros publicados, la Editorial Ramón Areces le ofreció asumir el intento de recopilar, actualizar y proyectar sus trabajos de investigación en torno a la información y la comunicación. Y editó en la década de los noventa un manual de estructura de la información – el último que nos legó y al que hemos regresado muchas veces- que el profesor Sánchez-Bravo dedicó a quienes pudieran tener interés sobre los contextos teóricos de la discusión mundial en torno a la información, la comunicación y el desarrollo y de los usos y abusos de la información- una lectura cualitativa del discurso informativo desde las aportaciones de Aristóteles, Descartes, Nietzsche y Chomsky-.

Y siguió, los años que mediaron entre esta publicación y su jubilación, desempeñando tareas que le hacían estar en paz con el mundo y consigo mismo. Presidió el Grupo de Comunicación de la Comisión española de la UNESCO, ejerció como miembro del Comité Intergubernamental del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC); formó parte de la delegación española en diferentes Conferencias Generales de la UNESCO. Y consiguió la atribución a la UCM y a su Facultad de Ciencias de la Información de la acción Jean Monnet “European Communication”, que se desarrolló durante los cursos académicos 1991-1992, 1992-1993 y 1993-94. Como todo parecía indicar, los nuevos planes de estudio de la propia Facultad sostuvieron la conveniencia de convertir estas enseñanzas ampliadas en alguna materia optativa: así se reconoció desde 1995 cuando la asignatura Políticas de Información y Comunicación en la Unión Europea comience a impartirse como optativa hasta hoy.

Si sus ojos llegaron a este párrafo del obituario (que le dedicamos quienes le reconocemos y respetamos), déjennos despedirnos con las palabras con las que el Prof. Sánchez-Bravo concluye su delicioso texto Del Gay Saber y de la Interpretación. Una nueva lectura de F. Nietzsche: “Somos absolutamente historiadores, pero también precursores. Con la escritura y la palabra y el andar por los caminos. Porque con los pies también se habla y se escribe. El gesto y el silencio también permiten que los hechos hablen”.

Descanse en paz.