Creación de danza a partir de poemas de Poéticas mediterráneas 2020

 

Disfruta del video En el fondo el olvido

Alumnos  de cuarto año del Grado de Artes Visuales y Danza de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y del Título Superior de la misma especialidad (Instituto Universitario de la Danza “Alicia Alonso”-URJC)

• “En el fondo del olvido”, de Rosana Acquaroni
  • Gemma Olivares
  • Victoria Lucena
• “Una mano”, de Rosana Acquaroni
  •  María Llopis
• “Sobre lo malo de fumar”, de Lea Goldberg
  • Nicolas Rambaud
• “Bullicio”, de Esther Bendahan
  •  Masiel Rivera
  • Lorena Albújar
  • Vidalis de la Cruz
• “Lampedusa”, de José Manuel Lucía Megías
  • Nazareth Kris García
• “Tierra oscura”, de Rosa Cuadrado
  • Melody Santelices
  •  Carol Mójica
  • Carolin Agüero
• “Dos cuerpos que se amaron”, de Rosana Acquaroni
  •  Carol Brito
• “Hija de la niebla”, de Rosa Cuadrado
  •  María Grazia
• “Frágiles”, de Rosa Cuadrado
  • Eduard Peña
  • Hendy Gómez
  • Luis Manuel Estévez
• “La ciudad”, de Abdul Hadi Sadoun
  • Anabelle Grullón
  • Yuridia Rodríguez
  • Génesis Villaman
• “Nada me pertenece”, de Rosa Cuadrado
  • Danna Mendoza
• “¿Por qué leo?”, de Begonya Pozo
  • Jehan Molina
•  “Hace tiempo”, de Lea Goldberg
  • Smarling Pérez

Banco para soñar

 

En el Paraninfo de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, el 21 de abril de 2020, dentro de la Semana de las Letras UCM, estudiantes de cuarto curso del Grado y el Título Superior de Artes Visuales y Danza de la Universidad Rey Juan Carlos (Instituto Universitario de la Danza “Alicia Alonso”) iban a danzar versos de estos Poemas Mediterráneos. Su último año en la universidad, asignatura de Proyecto y Práctica de Realización Artística: hemos pactado que ellos y ellas son la “inspiración de su trabajo, su propio proyecto artístico”, que concluirá con una muestra compartida del resultado de esa autorreflexión creadora, algo como entregar “el misterio de la parte de atrás de la escena”.

Pero los planes previstos cambian: no van a poder trabajar en la Facultad de Bellas Artes de la UCM con estudiantes de modelado que, guiados por su profesor David Llorente, y tras un taller de lengua de signos impartido por la profesora de Estética Ana María Leyra, “esculpirían versos con sus manos” en uno de los idiomas en que habitarían las palabras poéticas ese futuro día de abril. Es casi un parpadeo, apenas da tiempo a la conciencia: el 10 de marzo es el último día de clases antes de la suspensión de las mismas, aún fue posible visitar el Paraninfo, recorrer los lugares simbólicos donde querían realizar la ceremonia de la despedida de tan profunda etapa de sus vidas: aguardarían la llegada del público y de los poemas como estatuas clásicas entre las columnas, propondrían a los espectadores y a las espectadoras espacios del mirar y del sentir que, como en los ritos que transforman, requieren la compañía del cuerpo que se mueve, que se gira, que dibuja el camino del pensamiento y la esperanza. Intuían cómo iban a vestir la sala, sus rostros de intérpretes. Estaban decidiendo cómo hacer para que los distintos estilos dancísticos -clásico, español, contemporáneo- dialogaran creando una coreografía capaz de acoger las infinitas voces mediterráneas que el alma es capaz de escuchar. Se emocionaban imaginando a sus familiares, a los amigos y amigas, ese 21 de abril, acompañándolos en un espacio tan lleno de sabia historia, con tan hermoso cierre de su etapa universitaria…

Cancelación sin fecha de final. Una pandemia asola el mundo, nos confina en casa, nos impone la barrera de seguridad del no estar cerca, del no abrazo. Una pantalla ejerce las veces de urdimbre, el rostro plano es la imagen viva que hila la distancia inaudita…

Pero entonces, la aceptación no resignada, la “revolución” que, si es verdadera, tiene lugar en el espíritu, como dijera el maestro de maestros Giner de los Ríos. Es indiferente que algunas compañeras hayan vuelto a sus países con la urgencia de esas cuarenta y ocho horas de plazo antes del confinamiento, que no puedan salir de esa casa compartida, no es un problema que todo esté lejos sea cual sea la distancia mensurable. Es indiferente, porque hay palabras-talismán escritas en el papel compartido de la belleza, capaces de llegar allá donde solo el arte puede hacerlo. A pesar de los medios rudimentarios, de los espacios limitados, de las condiciones precarias, el espectáculo debe continuar. Es la máxima y el compromiso, pues dice la leyenda india que allá donde se convoque el teatro los demonios no tienen poder.  Gemma, Victoria, María, Nicolás R., Masiel, Lorena, Vidalis, Nazareth, Melody, Carol M., Carolin, Carol B., María Grazia, Eduard, Hendy, Luis Manuel, Anabelle, Yuridia, Génesis, Danna, Jehan, Smarling, como el mágico Puck de Shakespeare, anulan las leyes del tiempo y el espacio y comparten el compromiso que les corresponde en estas Poéticas Mediterráneas 2020. Cada fragmento contiene todo el universo personal, y la unión de todos esos pedazos infinitos alumbran, nos alumbran, como una constelación.

El martes 12 de mayo de 2020, a las 16 horas, nos reunimos “académicamente” todos para ver, por primera vez, el mapa de este viaje… Estábamos tan emocionados como corresponde a un estreno… Y cuando está a punto de abrirse ese telón simbólico, formando parte ya de la trama que solo yo ignoro, una de las intérpretes escribe, desde República Dominicana: “maestra: yo no estaré viendo la representación porque voy a llevarle un ramo de flores a la tumba de nuestra compañera Farah”.

Así que decidimos que este “programa de mano” y todo lo que preludia y sintetiza será para nuestra bailarina maravillosa, que cerró para siempre sus ojos soñadores un día de este abril de 2020. 

Señoras, señores: siéntense, por favor, en su banco para soñar. El espectáculo va a comenzar.

 

Marifé Santiago,

Profesora Titular de Estética y Teoría de las Artes (URJC),

Grupo de Investigación UCM “Poéticas de la Modernidad”