Desinformación en lenguas minoritarias: más de 60 personas se registraron para participar de primer encuentro organizado en Barcelona
16 jul 2024 - 22:53 CET
Con el apoyo de la OTAN, la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra organizó un encuentro sobre la desinformación en idiomas minoritarios. Rodrigo Cetina, miembro del Observatorio Complutense de Desinformación, fue uno de los organizadores.
Por Equipo Observatorio Complutense de Desinformación
El 1 de julio pasado, y en medio de una repentina tormenta, la Barcelona School of Management (BSM) fue anfitriona del encuentro titulado Disinformation effects on minority and minoritized languages: Diagnosing the Problem, Identifying Solutions, Creating Knowledge Networks (Efectos de la desinformación en las lenguas minoritarias y minorizadas: diagnóstico del problema, identificación de soluciones, creación de redes de conocimiento). Con más de 60 personas inscritas para participar, tanto en modalidad presencial como online, el evento contó con el apoyo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a través de un fondo de financiamiento para proyectos de diplomacia pública.
Rodrigo Cetina, profesor de la BSM y miembro del Observatorio Complutense de Desinformación, lideró la organización del evento junto al profesor de la misma casa, Toni Aira. Este fue el primer encuentro de este tipo y aspiró a generar una red de conocimiento en torno a una dimensión particularmente desatendida del fenómeno de la desinformación: sus efectos en lenguas minoritarias.
El 52% de los contenidos de internet está en inglés, dice Statista en 2024. Aunque en el mundo se habñan más de 7.000 idiomas, en el mundo digital solo están representados 500, según el State of the Internets Language Report de 2022. De esta manera, en internet persisten las desigualdades en cuanto a la disponibilidad de contenidos, servicios y recursos. Sin embargo, la desinformación se transmite también en lenguas minoritarias y minorizadas, aunque sus orígenes y consecuencias aún no han sido investigados en profundidad.
El encuentro organizado en Barcelona fue un primer acercamiento a esta temática tan compleja. Primero se abordaron las iniciativas que están tomando organizaciones internacionales como la misma OTAN o la Unión Europea para medir, comprender y combatir la desinformación. Por ejemplo, Beatriz Marín del Servicio Exterior de la Unión Europea explicó en detalle la metodología FIMI desarrollada por este organismo, que busca pasar del análisis a la acción para reaccionar ante interferencias e injerencias extranjeras.
Luego, investigadores presentaron casos de estudio sobre desinformación en diferentes contextos lingüísticos y culturales. Por ejemplo, la desinformación sobre el COVID-19 en la lengua santali, hablada por siete millones de personas en la India, presentada por Sandip Nayak, de la Universidad de Jadavpur; los esfuerzos de Stop Fake para luchar contra la desinformación rusa en Ucrania, presentados por Yevhen Fedchenko, de la Universidad Nacional de Kyiv-Academia Mohyla; la investigación de Elena Şimanschi, de la Universitat de Barcelona, que muestra cómo la desinformación y la manipulación de las minorías rusoparlantes en Moldavia han tenido graves consecuencias para su democracia emergente, entre otros. Los investigadores concuerdan que, a menudo, los objetivos de la desinformación son las minorías y las personas vulnerables.
Catalina Gaete, investigadora del Observatorio Complutense de Desinformación, presentó los resultados del monitoreo de las elecciones españolas de 2023, aportando con una metodología replicable para recolectar y analizar casos de desinformación en contexto electoral. Esta metodología, desarrollada por este Observatorio, es una adaptación a contextos electorales de FIMI, del Servicio Exterior de la Unión Europea y está disponible aquí.