SESIÓN 3. Historia de una migración. diversas perspectivas.
Visita a la exposición
Este domingo empezó con una sorpresa: entre niños, jóvenes y adultos nos encontramos 23 personas reunidas en el patio principal del Conde Duque. Con emoción, iniciamos la visita invitando a los participantes a decir su nombre y el último lugar al que habían viajado: Valencia, Colombia, Tenerife, Venecia, Leganés… Distintas distancias y distintas razones. Nos dimos cuenta en ese momento que era un grupo muy diverso no solo en edades, sino también en procedencia, lo que planteaba una riqueza excepcional y una oportunidad especial para la temática que habíamos elegido para el taller: las migraciones humanas.
Después de hablar sobre el espacio del Conde Duque y su historia, hicimos una introducción a la exposición. Les contamos que María Virginia Jaua, comisaria de “Una voz/Una imagen”, convocó a artistas de distintas latitudes que se encontraban en Madrid para elegir imágenes del mundo y reflexionar sobre ellas. Juntos, emprendimos un viaje al interior de la sala de Bóvedas donde hicimos una deriva de 15 minutos para que los participantes pudieran contemplar las obras libremente. En la exposición, los artistas se hicieron presentes a través de sus voces, llevándonos a la Argentina de los años 70 's, al barrio de Petare de Caracas, a las calles de Venecia y Nueva York, entre otros lugares y tiempos. Después de esta pequeña deriva nos reunimos en la tercera bóveda de la sala para contemplar las obras de Antoni Muntadas, Eva Lootz y Esther Ferrer, las cuales dan voz a imágenes del acontecer social y político a nivel mundial.
Algunas obras de nuestro itinerario
ESTHER FERRER es una artista interdisciplinar española centrada en el performance art y considerada una de las mejores artistas españolas de su generación. En 2008 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas de España y en 2014, el Premio Velázquez de Artes Plásticas que otorga el Ministerio de Cultura.
Esther Ferrer. Hundimiento de una barca de migrantes en las costas de Libia, 29 de mayo de 2016.
Taller de Arteterapia
Con estas imágenes y voces en mente, subimos juntos a la sala del taller. Abrimos el espacio con un ejercicio corporal y de visualización, donde invitamos a los participantes a caminar por el lugar reconociéndolo y reconociéndose. Empezamos sintiendo las plantas de los pies sobre el suelo, llevando la atención hacia los tobillos, las pantorrillas, las rodillas… los hombros, el cuello; despertando cada parte con un movimiento y prestando atención a las tensiones, a la necesidad de nuestro cuerpo de estirarse y soltar. Caminando, volvimos a reflexionar sobre nuestros desplazamientos, dando espacio a las emociones y a las sensaciones que estas experiencias han dejado en cada uno y cada una. Nos preguntamos ¿Qué cosas nos hemos llevado en nuestros viajes? ¿Cuáles hemos dejado atrás? ¿Qué personas nos han acompañado? ¿De quiénes nos hemos despedido?
Poco a poco nos encontramos en un círculo en el que explicamos la dinámica del taller. Retomando la grabación de Esther Ferrer, quien reflexiona sobre la crisis humanitaria de la migración en el Mediterráneo, los invitamos a contar la historia de una persona migrante (conocida o desconocida) desde distintas perspectivas: la del policía en la frontera, la de quien conduce el barco/tren/avión, la del periodista que relata la noticia, la del mismo migrante, o la propia perspectiva y vivencia. Sobre una mesa, niños y adultos encontraron materiales variados para crear un collage o una narrativa, y con música y concentración, se pusieron manos a la obra.
Reunidos nuevamente en un círculo, les propusimos poner en juego el cuerpo en la creación a través de la locución de las narrativas y la presentación de las obras plásticas. En este compartir nos encontramos con creaciones muy diversas que nos llevaron a lugares y momentos particulares. Algunos de los participantes más pequeños representaron el mar y lo que podemos encontrar en él; la travesía de un barco Vikingo; lo que puede sentir una persona que se encuentra en la mitad del mar: “miedo”. Los mayores relataron experiencias personales sobre la migración de generaciones pasadas y el impacto de esta sobre sus descendientes; sobre el desarraigo desgarrador del exilio; sobre la incertidumbre de llegar por primera vez sola a un nuevo país. Otros nos hicieron imaginar lo que podría pensar “La Bestia”, también conocido como “El tren de la Muerte” en México; y otros nos hablaron sobre las migraciones internas, lo que vamos dejando atrás de nosotros mismos con el paso de los años.
De esta experiencia agradecimos haber podido convocar a tantas personas en el espacio del Conde Duque para dar un pequeño viaje a las profundidades de las bóvedas y al interior de cada una de las experiencias migratorias personales y ajenas que nos permitieron hacer un ejercicio de empatía y ciudadanía a través de la creación artística. La diversidad de voces y miradas fue esencial para enriquecernos mutuamente, y abordar una realidad amplísima desde distintas perspectivas, generando así una red de reflexiones y sentires que reivindican el derecho a la búsqueda de oportunidades, seguridad y vida.