Colectivo Estudiantes de Máster en Arteterapia. Miradas diversas.
VISITA A LA EXPOSICIÓN
En la sesión de hoy se sintió una emoción particular por contar con la nueva generación que viene de arteterapeutas. También nervios y empatía por vernos reflejadas en esa misma situación que nosotras mismas vivíamos hace tan solo un año. Participaron 28 estudiantes que acababan de comenzar el Máster de Arteterapia y Educación Artística para la Inclusión Social, acompañadas de dos profesoras de la clase “Arteterapia Aplicada”. El principal objetivo del taller fue que pudiesen sentir de primera mano y conectar con la realidad de la profesión, en un lugar muy particular como es el ámbito museístico, ya que además parte de los y las estudiantes aún dudan sobre qué especialización seguir.
Se inició con una primera ronda de presentación para generar una cercanía y dar escucha a sus voces. Se les preguntó sus nombres y cómo llegaban o qué esperaban del taller que se iba a realizar. Mientras compartían , se les iba entregando una pegatina identificativa con los mismos y un color. “Curiosa” y “expectante” fueron las más repetidas, aunque también escuchamos algunos “cansada”. La proyección de música en el Patio Central y el gran número de participantes dificultaron la dinámica, por lo que algunas personas fueron desconectando y hablando entre sí a medida que iba avanzando.
Luego, se dirigió a las participantes hacia el Patio Sur, donde se hizo una pequeña presentación del lugar. Se explicó que en la Sala de Bóvedas el grupo se dividiría en tres según el color que les hubiese tocado en la pegatina (morado, rosa o naranja).
TALLER DE CREACIÓN
Una vez en la Sala Polivalente, se invitó al grupo a hacer un gran círculo para realizar un ejercicio corporal. Algunas personas parecían más predispuestas al movimiento que otras, aunque a medida que avanzaba el ejercicio y la propuesta cambiaba de lo individual a lo colectivo, se dejaron llevar y se creó un ambiente distendido en el que se escuchaban las risas.
Una vez en el taller, se les pidió conectar con alguna técnica de las que habíamos hablado durante la visita a la exposición y empezaran a crear desde lo lúdico. Las participantes exploraron el espacio y los diferentes materiales y recursos dispuestos en toda la sala. Al principio hubo algo de confusión sobre si la creación debía ser individual o grupal, y se dio total libertad en este aspecto. Parecía un público acostumbrado a habitar lugares que normalmente no se habitan, a recorrer espacios poco recorridos. Casi todos los participantes fueron explorando los diferentes espacios, aventurándose incluso a salir al patio exterior para realizar sus grabaciones, aunque hubo un grupo concreto que se quedó en el pequeño cuarto central donde se encontraba la luz negra. Un ensayo de baile en el patio acaparó la atención y miradas de gran parte del grupo, siendo incluido en algunas de las creaciones.
En el momento de compartir, se dividió a las participantes en tres grupos pequeños. Cada persona se conectó con el resto y compartió, a excepción de uno del grupo morado, que guardó bastante silencio. En este grupo se refirieron a la sensación de cansancio, y algunos participantes abrazaron el silencio como algo que agradecían en ese momento, mientras que otros expresaron su incomodidad. Una de las personas del grupo expresó su sensación de agobio en la sala de exposiciones debido a la oscuridad y al ruido por la superposición de las grabaciones. En este grupo mostraron especial interés por la metodología de L-ABE y preguntaron por las características específicas de lo que era una mediación artística.
En el grupo naranja surgieron reflexiones sobre cómo el uso de la fotografía y el video podía ayudar a superar momentos difíciles. Surgieron nombres de artistas como Cristina Núñez y su proyecto Self-portrait Experience donde se combinan en uso de la fotografía y el video como método de exploración y transformación personal. Algunas participantes hablaron sobre experiencias personales en las que habían empleado esas técnicas como vía de expresión artística y emocional, durante momentos difíciles.
En el grupo rosa, surgieron comentarios de vivencias profundas, como una persona que había realizado un video donde su ombligo era el protagonista. Según lo que mencionaba, el ejercicio le permitió re-conocer su cuerpo. Sumado a esto, otra participante comentó que no le había gustado la parte de movimiento, porque en general prefiere estar observando. Reflexionó en que le parecía bien que surgieran ese tipo de opiniones distintas y agradeció que no la forzáramos a participar. Un comentario secundado por varias de las personas del grupo, tenía que ver con el bloqueo y la sobre alerta que generaba “querer hacerlo bien”; comentaron que la autoexigencia y el perfeccionismo se anteponía al disfrute de la actividad, pero que habían podido dejarse llevar y “jugar”.
Para finalizar, se hizo un compartir en un gran grupo en el que se propuso que cada uno cerrase la sesión con una palabra. No todas las personas participaron. Se escucharon palabras como: “incomodidad”, “agradecida”, “contenta” y “silencio”.