Colectivo Mujeres e hijos/as de Centro Penitenciario. El juego del tesoro de ser madre e hija
Visita a la exposición
Para L-ABE y el equipo de Conde Duque fue una fortuna contar para la última sesión de colectivos sociales con la participación de un grupo de díadas, proveniente del Centro penitenciario Madrid II de aranjuez integrado por tres mujeres acompañadas con sus pequeñas hijas más el equipo de intervención, todo estuvo movilizado, cuidado y dispuesto para que su recibimiento fuera acogedor, seguro y confiable.
Fue así como se dió la bienvenida a este grupo maravilloso de mujeres con un cálido recibimiento, era la primera vez que salían a un espacio cultural tanto madres como hijas. Visitar Conde Duque fue sorprendente por la magnitud del edificio, por las actividades que se desarrollan en éste, por las personas con las que se encontraban y por vivir una experiencia fuera de su rutina del centro penitenciario. Conocieron las zonas comunes del lugar y se dispusieron a vivir una experiencia nueva para ellas.
Se saludó compartiendo el nombre y el juego favorito y no favorito de la infancia, salieron a relucir juegos que en su mayoría marcaron nuestra infancia, saltar a la comba, el escondite inglés, la rayuela, juegos tradicionales locales y de otras partes del mundo, resaltando así el disfrute del juego, del encuentro con otros y del cuidado que se tiene al jugar, también se reflexionó acerca de aquellos juegos que no gustaban por ser en su mayoría, violentos, agresivos, excluyentes y en ocasiones nos hacían sentir mal. “Que importante es poder compartir juegos que nos hagan sentir bien sin hacernos daño y sin hacer daño a otras personas” compartió una participante.
Así el grupo se dispuso a conocer nuevos lugares del Conde Duque, reconocer esos tesoros en lugares inexplorados por ellas, se visitó la pieza de Cecilia Paredes “El no retorno” reconociendo la atmósfera del lugar y de la instalación, reconociendo la identidad del lugar se les preguntó: ¿Qué sensación nos evoca este lugar? ¿A qué nos recuerda este espacio? varias personas compartieron la sensación de un patio de colegio o de la misma cárcel en la que se encuentran, por sus paredes altas, por la falta de naturaleza y por el espacio abierto, se compartió brevemente la historia del lugar, de sus orígenes, del proceso por el cual ha pasado hasta convertirse en lo que es hoy un Centro de Cultura Contemporánea, y de cómo el arte ha humanizado el espacio y a sacado lo mejor de él, permitiendo reconocer su potencialidad al servicio de otros, es así cómo se compartió esta analogía con respecto a las personas, como a pesar de nuestras diferentes transiciones el arte busca que podamos reconocer en nosotras el tesoro que llevamos dentro. Se compartió el contexto de la exposición, la mirada de la comisaria y un poco de las obras que se iban a encontrar en el lugar, era la primera vez que visitaban una exposición, hubo una pequeña deriva con sus hijas en los cochecitos por cada bóveda, reconociendo la atmósfera del lugar, “Que chulo, es sorprendente que un lugar así exista” dijo una de ellas, la pieza que acompañó al grupo fue la de Javier Peñafiel ubicada en la bóveda No. 4, pieza que evoca reflexiones acerca del juego, del encuentro, del lugar nuevo, de lo analogico.
Algunas de las obras de nuestro itinerario
JAVIER PEÑAFIEL. Imagen capturada por una amiga del artista enviada por WhatsApp, Venecia, 2019.
Taller de Arteterapia
De camino a la Sala de ensayo de teatro, se invitó a las participantes a explorar otros lugares poco concurridos de Conde Duque pasillos interiores, ventanas por las que se ven edificios emblemáticos y calles que cuentan diferentes historias de Madrid, al llegar al espacio del taller se sorprendieron del gran espacio en el que iban a estar, del cielo abierto que se veía por las ventanas, de los materiales dispuestos para ellas y sus hijas, se les invito a que dejaran los cochecitos de las bebés a un lado, que se sintieran cómodas sin abrigos y mochilas, invitandolas a realizar un ejercicio corporal, de presencia y reconocimiento del lugar entre ellas, con sus bebés y con las demás.
Se propuso hacer grupos (mamá, bebe y una profesional) para crear juntas, se les pidió que una de las personas de la triada se tumbará sobre el gran papel blanco y tomará una postura en la que se sintiera cómoda teniendo presente las sensaciones vividas hasta ese momento, de las emociones que surgieron o de los juegos de infancia, que se evocaron mientras la otra persona adulta hacia su silueta y luego de manera viceversa, las madres dibujaron la silueta de su bebe en el lugar con el que más resonaron, una dibujo a su bebe al lado de su silueta, otra dentro de ella y otra debajo de ella. Las profesionales también eligieron su postura y crearon a partir de su silueta, dentro de estas dibujaron, escribieron, decoraron resaltando el tesoro que llevan dentro; se invitó a todas las participantes a regalar palabras a otras, de valores o cosas positivas personales representativas para complementar su obra.
Después de representar su tesoro interior se observaron las diferentes creaciones de cada una de las participantes, haciendo un pequeño recorrido por todo el papel, reflexionando acerca de todo lo que surgió, de sus representaciones, manifestaciones y sentires a través de un breve relato, cada una compartió su creación, describiendo lo dibujado, hablando de las palabras que escribieron de sus experiencias de ser madres, de sus ideales para su vida y la de sus hijas, los deseos de cambio la de los profesionales frente a sí mismos y su trabajo, se creó un espacio para compartir todo aquello que tiene gran valor en sus vidas. Para despedirnos cada una compartió una palabra que hiciera referencia a lo vivido durante la experiencia LABE, “empatizar - fortaleza - felicidad - calidez - encuentro - cariño - darme tiempo, darnos tiempo - familia - libertad - madre - felicidad - compartir - alegría” luego de cerrar el momento sensible del compartir se invitó a las participantes a observar desde el balcón el total de la creación, invitandolas a reconocer su valor, de aquello bello que se crea desde el corazón identificando como abriendo nuestra mira podemos ampliar nuestra percepción propia y del mundo en el que vivimos.