Colectivo Grado Superior de Integración Social (2º). Sintonizar a través de la escucha
Visita a la exposición
En esta visita se recibió a 23 estudiantes y dos profesoras del Grado superior de Integración Social. En el patio principal del Conde Duque se invitó a las participantes a hacer un gran círculo para presentarse con la instrucción de que, además de su nombre, compartieran algo que normalmente les gustase escuchar y algo que no. Las participantes mencionaron sonidos agradables como los de la naturaleza y los animales (“las olas del mar”, “las patitas de mi perro persiguiéndome”, “el canto de los pájaros”), la música, y la voz de sus seres queridos; así como sonidos incómodos o molestos, como la alarma del despertador, los coches en la ciudad y las obras.
Después de esta ronda de nombres se procedió al patio sur para hablar un poco sobre el espacio y la exposición que nos convocaban. Se inició el diálogo preguntando: “Si pudiéramos escuchar el espacio ¿qué nos diría?”. Las participantes respondieron que el espacio evocaba sensaciones como la fuerza, la angustia o el encierro por su simetría y sus muros firmes y compactos. Se habló del origen de la estructura como un cuartel militar y se comentó cómo la arquitectura de un lugar puede marcar tanto su esencia que a través de los años permanece y es difícil de transformar, aunque sea a través de las artes, como es el caso del Conde Duque. Luego, se hizo una introducción a la exposición y se invitó a las participantes a bajar con todos sus sentidos dispuestos para la escucha.
Como otras veces, en esta sesión, se dividió al grupo en cuatro subgrupos para ingresar a la sala de bóvedas. Las participantes recorrieron el pasillo mirando las fotografías que se dispusieron sobre el suelo, y eligieron una que les gustara. Cada fotografía tenía un duplicado, por lo que cada participante se juntó con su pareja y, luego, con otras que tenían fotografías correspondientes a la misma bóveda. Así, acompañadas por una arteterapeuta, ingresaron a la exposición para ver y escuchar las obras.
Taller de Arteterapia
Una vez arriba, en la sala de ensayos de teatro, se invitó a las estudiantes y maestras a descalzarse para realizar una breve actividad de movimiento para reconocer el espacio y a las compañeras. Luego, se les dio la instrucción de trabajar con la pareja que había seleccionado la misma imagen durante el juego en el pasillo de la sala de bóvedas. Sin hablar, debían co-crear una imagen que surgiera de su experiencia en la exposición. Para ello se dispusieron sobre una mesa distintos materiales plásticos como revistas, rotuladores, pasteles, celo, hojas de colores, pintura, pegamento y tijeras, que las parejas podían elegir libremente.
Durante el ejercicio emergieron diversas dinámicas de comunicación y de creación. Algunas participantes decidieron comunicarse a través de señas para elegir los materiales y la idea detrás de la obra; otras comenzaron a crear mientras su compañera se adaptaba a su idea; otras creaban a lados opuestos del papel; otras utilizaban el mismo espacio y los mismos materiales, fluyendo a través de las miradas. Hubo encuentros y desencuentros que fluctuaron a lo largo de la creación.
Al terminar, se les pidió elegir individualmente un título para su obra y darle voz escribiendo un texto breve sobre ella o sobre el proceso de co-creación. Luego, en grupos pequeños, cada participante y cada diada compartió su obra y su experiencia de co-creación. Se guió la reflexión con algunas preguntas sobre el proceso como: “¿Hubo sintonía?” “¿Cómo se sintieron con los límites propios y los de la otra?” “¿Cómo sintieron su autonomía en el proceso creativo?”. En varios grupos se encontró que las participantes habían logrado entenderse desde el silencio, la atención y la escucha plena del lenguaje no verbal; y en otros, las participantes se sorprendieron al compartir en voz alta lo que cada una había experimentado. Seguido de esto, se les invitó a darle un nombre, entre las dos, a la obra, y a pegarla en la pared a modo de exposición. Con todas las obras allí situadas, las participantes pudieron ver el resultado del proceso de cada pareja y compartir con otras lo que habían hecho.
Después de dar un tiempo para contemplar todas las obras, se cerró el espacio invitando a las participantes a compartir una palabra que resumiera la experiencia de la visita-taller: “Paz”, “creatividad”, “armonía”, “lucha”, “relajación”, “fluidez”, “descubrimiento”, “expresión” e “interioridad”, fueron algunas de las que surgieron.