Colectivo de Máster de Estudiantes en Arteterapia. Descubre tu voz, descubre tu imagen.


Visita a la exposición

Nos sentimos muy emocionadas de poder encontrarnos frente a frente con la nueva generación que viene de arteterapeutas. Miramos el grupo, ante nosotras 25 nuevas estudiantes que acaban apenas de comenzar, acompañadas de dos profesoras, compañeras nuestras, que les están dando la clase de “Arteterapia Aplicada”. ¡Qué mayor aplicación que venir a una sesión real! Este es uno de los objetivos de este taller, que puedan sentir de primera mano y conectar con la realidad de la profesión, en un lugar muy particular como es el ámbito museístico. 

Siento como una pequeña tensión de desconcierto y al mismo tiempo, un entusiasmo por conocer. Como un niño curioso que se acercan a los lugares y no saben si pueden toquetear o no. Pero que toquetean y saben qué preguntar. Hacemos una primera ronda de presentación. Tal vez es algo que deberíamos hacer más pues nos ha permitido conocer más la realidad de cada una, y de alguna forma nos hemos acercado. Es como dejar un espacio para su voz. 

Nos dirigimos hacia el Patio Sur, donde hacemos una pequeña presentación de este lugar. Este grupo nos permite usar un lenguaje que para nosotras es muy particular, que intentamos adaptar al público general, pero que ellas en particular saben de lo que hablamos cuando nos referimos a la metáfora y lo simbólico de lo que nos rodea, lo difícil que es habitar un espacio militar, y el poder que tiene el arte de humanizar, revivir y revitalizar estos patios. Disponemos unas imágenes, en el suelo. Hace aire y empiezan a deslizarse por el suelo como hojas. El movimiento se integra, y les pedimos que se muevan por el espacio, para encontrarse cara a cara con las imágenes. Vuelan y nos hace pensar en el Vuela con L-ABE de nuestros talleres, ese vértigo y esa sensación de lo inesperado y acoger lo que no estaba escrito. Recorren el espacio hasta que cogen una de las imágenes y les pedimos que conecten con ella. Con esto, nos dirigimos al taller, cada una con sus imágenes, divididas en tres grupos.


Algunas obras de nuestro itinerario

ISIDORO VALCÁRCEL. Flatiron Building, Nueva York, autor y fechas desconocidas.

 


Taller de Arteterapia

Llegamos al auditorio y en un segundo empiezan a tocar el material, con fascinación por la disposición. Escuchamos comentarios sobre lo bien que les hace sentir. Aprecian y se sienten cuidada/os. “Nadie me había recibido así nunca y me encanta esta sensación”, “me inspira a cuidarme a mí también así, como vosotras porque me hace sentir segura”. “Me dan ganas locas de crear”. 

Una vez en el taller, con emoción, pedimos que conecten con algo con lo que hayan resonado desde que nos hemos visto y que empiecen a crear, luego encontraremos el sentido. Escogen o se dejan escoger por los materiales, y encuentran lugares en el auditorio inesperados, las escaleras, las butacas, los pasillos, el escenario. Me hace sentir que es un público que está acostumbrado a habitar lugares que normalmente no se habitan, a recorrer espacios que nunca nadie ha pisado. Buscan ese espacio seguro. A mitad del taller, nos acercamos de forma individual, para entender por dónde les ha llevado la creación. Algunas personas han resonado con la denuncia social, otras con los miedos, con el vacío o con la soledad. 

En el momento de compartir, nos dividimos en grupos pequeños. Cada grupo, se conecta con el resto y comparte. Siento que este pequeño grupo intimida al mismo tiempo que al mismo tiempo permite abrir, y a los demás nos permite sostener. De las imágenes de problemáticas sociales, por ejemplo, uno de los participantes ha creado una barca en rojos de forma tridimensional, mirando ese lugar a su manera. Con un hilo lo conecta con la imagen de una mano blanca a modo de denuncia. Mira esa mano blanca como la causante de lo que se ve en la imágen y al mismo tiempo la mancha, como manchas invisibles pero que ahí están. 

Del grupo de espacios urbanísticos nacen creaciones inspiradas en Javier Peñafiel. Las calles de Venecia, ha conectado a una de las participantes con la soledad que puede ver en un lugar, cuando se caminan por lugares nuevos fuera de las masas que a todos nos llevan a la Plaza de San Marcos. Al mismo tiempo, manifiesta el deseo de encontrar esa soledad en Madrid. Ella se pregunta sobre dónde está la muchedumbre dentro de ella. Por otro lado, una participante se inspira en la frase de Ángela Bonadies “ellos bailan para no morir o matar”. creando un libro donde cada página habla de una nueva situación. Es tan curioso que al compartir se da cuenta que falta una de las imágenes, y al traerla nos presenta “El vacío”. ¡Qué simbólico!, añade una de las compañeras. 

Al compartir en gran grupo, nos damos cuenta de que cada uno ha tenido desde el principio un recorrido completamente diferente. “Es como si cada persona hubiera tomado decisiones en su interior, tomando la calle de la derecha o de la izquierda, mirando arriba o abajo, pero todas caminando por el mismo lugar”. 

Para finalizar, con este grupo, era importante completar la experiencia con un espacio de diálogo y preguntas para resolver dudas sobre el espacio L-ABE.