Colectivo ADISLI. Aromas, Sabores y Recuerdos.
Visita a la Exposición
“Pan y Circo” es una exposición que invita a activar todos los sentidos desde el primer momento. Las particularidades de las obras (algunas de ellas interactivas, otras orgánicas y vivas), así como la temática de la exposición, hacen que dos de los cinco sentidos se vean especialmente estimulados: el gusto y el olfato. Por eso, en esta visita-taller se plantean como tema transversal e hilo conductor del encuentro con el colectivo de la Fundación para la Atención de Personas con Discapacidad Intelectual Ligera e Inteligencia Límite (ADISLI).
Es una mañana soleada pero fría, por lo que se recibe al grupo de siete adultos y una acompañante profesional del centro en el espacio cerrado de las taquillas del Conde Duque. Aquí se inicia con una presentación de cada participante y del equipo L-ABE, a partir de la pregunta “¿cuál es el olor que más te gusta y cuál no te gusta?”. Algunas personas mencionan el olor de los cítricos, de la lavanda y del bosque como sus favoritos, pero una cosa queda muy clara y es que el olor del pescado es el menos apreciado por todos los presentes.
Se sale al patio donde se realiza la habitual introducción al espacio y se contextualiza la exposición, comentando la trayectoria profesional de su comisaria, Alicia Ventura, y el eje temático que reúnen a las 17 obras expuestas en la sala de bóvedas: la denuncia del impacto de la alimentación en la esfera social, política, ambiental, económica y sanitaria a nivel individual y colectivo. Con esto en mente, se invita a los participantes a hacer una breve deriva por la exposición para que puedan contemplar todas las obras, y luego se les reúne alrededor de una instalación que llama la atención, entre otras cosas, por su olor. Espacio visceral de Carles Tarrassó Oliver, es una obra que parte de una investigación gastronómica y utiliza más de 40 variedades de cítricos, invitando al público a disfrutar de las sensaciones que genera el mundo vegetal. Después de haber dialogado y reflexionado sobre el carácter vivo de los residuos orgánicos y sus posibles usos prácticos a nivel ambiental y artístico, se dirige al grupo a la sala de ensayo de teatro para realizar el taller.
Taller de Arteterapia
Se comienza situando al grupo en el espacio mediante el movimiento corporal prestando especial atención a la nariz. Se trata de un juego en el que los participantes deben dar vueltas en el espacio, pararse y dirigirse hacia donde apunta su nariz. Con el cuerpo ya relajado, se les da la instrucción de elegir alguna de las cuatro mesas dispuestas con distintas esencias, frutas y especias. Allí tienen también varias tiras de papel para poder impregnar cada esencia e intentar identificar el aroma. A medida que van oliendo, se les invita a explorar sus recuerdos y a crear una obra basada en ellos, utilizando pinturas y aromas.
Los participantes comienzan a crear, algunos con claridad sobre las imágenes que han venido a su memoria y otros con algunas dudas sobre lo que quieren hacer, las cuales se van disipando poco a poco en la conversación con las arteterapeutas y con los compañeros. De repente surge la preocupación por poder plasmar aquello que desean en el papel y que el resultado final sea “bonito”. Sin dejar de validar esta emoción, se les anima a cambiar el foco del resultado al disfrute del proceso, ya que lo que verdaderamente importa es que se sientan cómodos y puedan jugar, explorar, y expresar con los materiales que tienen a mano. Esto permite un mejor flujo de la actividad.
Una vez finalizado el espacio de creación, se disponen las obras sobre un tablero negro con sillas alrededor, para poder contemplarlas entre todos y hablar sobre ellas. Una participante que ha pintado una rama de albahaca pegando a sus lados trocitos de esta especia, comparte que le recuerda a Brasil, porque fue allí donde la descubrió y desde entonces es un condimento que utiliza frecuentemente en sus comidas y que le transmite relajación. Otra participante hace un dibujo de la visita-taller y dice: “yo he notado muchos olores hoy: el olor de la amistad, el olor de trabajar en equipo, el olor de la cáscara de naranja…”. Otro de los participantes reflexiona en su obra sobre la superficialidad de los seres humanos y su falta de detenimiento frente a diversas cuestiones como el despilfarro de recursos ambientales, las muertes y los nacimientos diarios, las fotografías que toman, la degradación de la naturaleza por la contaminación y lo que sucede después de la muerte.
Agradeciendo a todos por haber compartido sus reflexiones y su tiempo con L-ABE, se cierra el espacio con una fotografía grupal que queda de recuerdo para el futuro.