Proyectos de Investigación

Separados físicamente, pero unidos emocionalmente

por Moustapha Kannoussi Assameane

 

La entrevista se realizó en Tres Cantos, una ciudad al norte de la capital Madrid, con Souad Kannoussi Assameane. Souad tiene 27 años y es profesora e intérprete de francés e inglés. Souad es de las pocas personas que conozco, que siguió acudiendo a su lugar de trabajo durante el punto clave de la pandemia. Considero que ella vio mejor que nadie a quien conozca los cambios más drásticos ocurridos a raíz de la llegada de la pandemia a España, y en especial a Madrid. Es cierto que existen numerosos puntos de vista respecto a lo vivido, pero en lo personal, me ha resultado interesante mostrar la experiencia de una persona que piso las calles de Madrid en plena alarma social. Souad nos contará cual ha sido su experiencia respecto al entorno urbano de su lugar de residencia.

 

¿Cómo cambio el barrio y la relación con los vecinos?

Yo creo que, desde el inicio de la cuarentena, sobre todo la relación fue más distante físicamente pero emocionalmente más cercana, y entre nosotros nos proponíamos apoyo. Yo veía carteles en los portales, sobre todo de jóvenes que los pegaban y estaban escritos por su propia mano, proponiendo ayudas sobre toda la gente mayor. Eso también fue un acercamiento que en otras circunstancias no veía en Tres Cantos, así que creo que ha acercado emocionalmente pero no físicamente. Ahora sí que es verdad que saludamos a vecinos después del confinamiento con los que nunca habíamos tenido ni una frase, pero bueno.

¿Cómo percibías las relaciones en el espacio público?

Evidentemente, pues de manera diferente. Por ejemplo, en el autobús la gente era más distante, nadie se sentaba al lado, sobre todo porque estaba prohibido y nos sentábamos en diagonal, en asientos de cuatro, haciendo que estemos enfrente el uno del otro. Pero luego sí es cierto, que lo que yo notaba era un acercamiento con los conductores, con los trabajadores en general. Como un cierto cariño que se demostraba sobre todo dando ánimo o solo sonriendo, aunque sea, o mirándoles a los ojos básicamente. Eso es lo que veía, distancia, gente muy cuidadosa intentando respetar las distancias y “perdona, no te querrás sentar en otro lugar”, y una mujer por ejemplo me paro por la calle para decirme que me tenía que recoger el pelo, porque el virus podría insertarse en el pelo. Entonces claro, se aprecia que te daban consejos en los lugares públicos, y también que había gente muy seria y muy borde. Y ya estaba la parte del cariño hacia el personal que trabajaba durante el confinamiento, había cariño y por otra parte rabia respecto a la gente que no respetaba las reglas anti coronavirus.

Muy bien, la siguiente pregunta sería: ¿cómo han cambiado las formas de relación con familiares y amigos?

Pues evidentemente ésta se ha visto afectada tanto positivamente como negativamente, y de diferente manera en el ámbito familiar como en el ámbito laboral. Es verdad que nos vemos menos, no todos los integrantes de la familia quieren reunirse, algunos son más “que sí” “que no”, les importa tanto el tema del coronavirus, pero prefieren verse y darse apoyo. Hay otras personas que prefieren no reunirse y solo hacerlo justo y necesario, como si estuviésemos todavía en el confinamiento. Y luego con los amigos sí que existe todavía esto, pero luego el tema de los abrazos al principio del desconfinamiento, de las fases, el tema de quedarse a dormir en casa de un amigo ya no es tan fácil. La cosa es tener un padre que sea de riesgo en cuanto al coronavirus y se prefiere no seguir haciendo este tipo de cosas, pues hay personas tan cercanas para proteger, sobre todo a los familiares de riesgo.

Muy bien, la siguiente pregunta sería: ¿ha cambiado tu forma de moverte desde la pandemia?

De moverme en general, la verdad es que sí hago menos planes ahora. Pero es cierto que a veces no rechazo planes, porque hay que aprovechar, no se sabe si nos van a volver a confinar o no. Y lo que sí que hago es no salir mucho de Tres Cantos, e ir a restaurantes, al cine... Yo antes iba a dar clase, y ahora ya no. Ahora lo hago desde casa, es diferente, pero desde otro lado tiene su parte positiva. Y luego, a la hora de moverme es verdad que intento evitar coger el medio de transporte para moverme por Tres Cantos, e intento ir caminando, ya que es un espacio grande y si voy en medio de transporte pues voy con el gel, que también tenemos en el autobús, mascarilla... Intentamos no sentarnos al lado de alguien en el autobús, y básicamente eso sí que ha cambiado mi forma de moverme. Hago más planes en Tres Cantos, porque intento no moverme mucho por Madrid. Si voy solo es para cenar, comer, o trabajar, pero los planes es algo más aquí. Intento no salir, vamos como si estuviese confinada en mi propio pueblo, pero auto confinada.

Muy bien, la siguiente pregunta sería: ¿durante los primeros días del confinamiento cómo era ir al trabajo?

A ver, durante los primeros días era duro, a mí no me hicieron ERTE, yo iba a trabajar, iba dos días a la semana. Era como un hibrido, eran dos días presenciales y tres a distancia, en casa teletrabajo. Yo soy profesora y traductora/intérprete, entonces también podía hacerlo desde casa, por videoconferencia o por ordenador. Los primeros días pues era raro, porque no había mucha gente en los medios de transporte. Es verdad que conforme íbamos avanzando el confinamiento, de la primera mitad; había cada vez más gente, el metro cada vez estaba más lleno. Al principio era genial, porque no había nadie, pero después había más gente. Luego, intentaba no tocar nada, la gente estaba confinada y no iban a trabajar. Luego ya sí que fue al final que sabías de la preocupación del coronavirus, te metías en un metro que estaba lleno y decías “cómo es posible esto”, debería haber más metros, debería haber más autobuses de aquí a Tres Cantos. Pero al principio bien, a pesar de que la situación estaba más presente y urgente, pero al final fue peor fue el funcionamiento, porque había mucha gente de los medios de transporte.