Proyectos de Investigación

Impacto del coronavirus en el barrio de Carabanchel

por Sergio Huete García

 

Nos encontramos con Miguel Ángel Martínez de 25 años procedente de Alcoi (Alicante), periodista que reside actualmente en el barrio de Carabanchel desde hace 5 años y nos contará a continuación como ha vivido la pandemia del coronavirus durante estos últimos meses.

He elegido a Miguel Ángel debido al interés que me genera saber cómo es el día a día de un periodista cuyo lugar de nacimiento es Alcoy (Alicante) pero que por motivos laborales se ha tenido que trasladar a vivir al barrio de Carabanchel y, por lo tanto, me parecía interesante mostrar mediante esta entrevista como ha vivido la pandemia lejos de su lugar de nacimiento y lejos de su familia.

A su vez, también me ha generado cierto entusiasmo reflejar mediante esta entrevista, la nueva normalidad que la mayoría de los españoles nos vemos obligados a acatar como es el caso del teletrabajo, visto claramente bajo las vivencias de un periodista.

 

¿Cómo ha experimentado Madrid durante los últimos meses?

La verdad es que ha sido un cambio bastante grande, yo llevo en Madrid 7 años, 5 en el barrio, desde que vine a estudiar a la universidad, y he notado un cambio muy grande, porque Madrid siempre era una ciudad llena de vida, a todas horas tenías cualquier actividad que te pudieras imaginar la podías hacer en ese momento. Si que es cierto que este año se ha vivido un cambio drástico, por ejemplo, lo que más he notado es en el aspecto laboral, antes iba 5 días a la oficina cada semana y ahora he pasado a no ir ninguno, también he notado mucho cambio en la relación entre la zona residencial, que como has dicho vivo en Carabanchel desde hace 5 años, a la zona tradicionalmente turística, por ejemplo, en el barrio sí que es verdad que he notado más últimamente sobre todo que la gente está cada vez empezando a compaginar su vida diaria, con su vida económica, con su vida social, pero el impacto lo he notado muy grande en la zona turística, por ejemplo, sólo he ido al centro un par de veces, pero las veces que he ido estaba desierto, estaba huérfano y es algo que te marca porque tradicionalmente Madrid era una ciudad con mucha vida, tú lo sabes mejor que nadie, ibas a Sol y estaba lleno, ibas a Gran Vía y estaba lleno, ibas al barrio y estaba lleno y ahora está bastante más vacío, sí que es cierto que parece que en estas últimas fechas justo antes de Navidad, se está empezando a animar otra vez, pero el impacto que se nota pues es muy muy fuerte.

Hablabas antes del tema del teletrabajo y bueno me gustaría profundizar sobre ese aspecto. ¿De qué manera repercutió en tu vida personal dejar de ir a la oficina?

Bueno pues como te he dicho es un cambio muy fuerte en todos los aspectos, el primero de ellos es en los propios horarios personales, o sea yo estaba acostumbrado al trabajo de tarde y estaba acostumbrado a levantarme más o menos temprano, poder tener tiempo para hacer la comida, comer pronto, e irme a la oficina. En el simple hecho de ir a la oficina ya hay otro cambio fundamental que es coger o no coger el transporte público, también estaba acostumbrado a subir al metro todos los días, a recorrer en metro 40 minutos hasta Cuatro Caminos, a seguir caminando hasta la oficina, a tener una oficina con 2000 personas, a salir de la oficina cuando terminaba la jornada laboral y volver a hacer el trayecto a la inversa, otra vez transporte público, eso ha dejado de existir para mí en los últimos 10 meses.

También es un cambio drástico el adaptarse de un día a otro, a trabajar en casa. Yo tenía todo el material de la oficina y el viernes 13 de marzo nos dijeron que al día siguiente trabajáramos todos desde casa, claro, ese viernes llegó el estado de alarma más o menos implantado no oficialmente, pero sabía que iba a estar en vigor al día siguiente y pues tuvimos que coger todos nuestro ordenador llevárnoslo a casa, el teclado, el ratón, adaptar un espacio en casa para poder teletrabajar, porque esa iba a ser la nueva realidad, no sabemos para cuánto tiempo, llevamos ya 10 meses y lo que queda y sobre todo pues esos cambios fueron muy drásticos también, ten en cuenta que es una empresa grande en la que trabajamos unas 2300 personas, y pasar de trabajar en un día todos en la oficina y al día siguiente todos en casa, eso supone también un cambio a nivel tecnológico muy fuerte; hay que adaptar servidores, hay que adaptar intranet, hay que adaptar VPN y todo eso en un día es difícil de hacer, eso que pasa, que genera tensión porque genera estrés por algo que tú no puedes controlar y eso se acentúa más si cabe ante una situación que no controlas, tienes miedo por lo que pueda suponer una nueva amenaza sanitaria, más una nueva amenaza laboral, más un nuevo entorno y luego en materia humana también es cierto que disminuyen mucho las relaciones sociales, porque cuando salías de trabajar o cuando salíamos antes de la Universidad, pues era fácil quedarse a tomar unas cervezas o a cenar o a comer algo con tus compañeros de trabajo o de clase, ahora eso se ha terminado.

En relación con el barrio, ¿Cómo has visto tú este cambio en el barrio, el vecindario y la relación con los vecinos?

Pues ahí también lo he notado, tampoco tengo una relación cercana con los vecinos, pero sí que los conozco obviamente y son personas que llevan aquí viendo toda su vida salvo si no recuerdo mal, el bloque donde vivo está construido en los años 70 y son personas que vinieron a Madrid en esa época, con lo cual llevan aquí la mayoría del vecindario 50 años, llevan viviendo en el mismo sitio 50 años, son por lo tanto personas mayores y al ser personas mayores es un grupo teóricamente de riesgo ante la enfermedad. Eso ha podido hacer pues sí, que tengan mucho más cuidado, que tengas mucho más miedo porque no decirlo ante las amenazas que puede suponer esta enfermedad, por tanto, sí que he visto mucho menos movimiento en la Comunidad de vecinos, antes era habitual el trasiego de personas mayores, sobre todo saliendo todos los días a comprar el pan, a comprar la compra del día en el supermercado y ahora no, ahora por ejemplo, tengo una vecina al lado bastante mayor, que lo que hizo fue o no sé cómo, pero no sé si fue un servicio contratado por el Ayuntamiento, si fue alguna política social, pero sí que cada vez, una vez a la semana venía una chica joven y ella le apuntaba lo que necesitaba comprar y la chica le hacía la compra. Eso es una nueva realidad que justo un mes antes de eso no existía y sí que es cierto que, en mi vecindario, las personas mayores, las pocas veces que las he visto por la calle sí que hacían buen uso de las recomendaciones sanitarias, como por ejemplo la más básica que es llevar la mascarilla, por lo que sí que he notado un cambio ahí.

Bueno y en cuanto a la relación que hablabas del barrio, ¿cómo has visto esa evolución en las diferentes tiendas, bares, restaurantes, centros de salud, etc.?

Sí, bueno pues este ha sido el primer verano que he estado aquí en Madrid, antes estaba trabajando en Alcoy y claro tampoco puedo compararlo porque no sé, quiero decir, no tengo ningún otro verano con el qué compararlo y este ha sido el primero y es muy raro, pero también es verdad que en verano estábamos teóricamente bien, pues ese momento entre una primera ola y la segunda, que se veía todo con más positividad, no sé, yo recuerdo salir por aquí y había mucho ambiente, era verano también era propicio, pero había mucho ambiente, sobre todo en las terrazas de los bares de aquí de la Plaza Setúbal, o de Coímbra o de Plaza Elíptica, había mucho ambiente y yo recuerdo lo que te digo, que básicamente era un momento, la gente estaba intentando volver a recuperar esa llamada “nueva normalidad” sin saber o sin querer ver lo que iba a venir después, que vino después, pues una segunda ola de contagios bastante fuertes y en el barrio se notó bastante, por ejemplo, las zonas del sur de Madrid fuimos de las primeras en las que se nos pusieron unas restricciones de movilidad en esta segunda ola, fuimos de las zonas en las que la sanidad pública de atención primaria estaba más colapsada. De hecho, vivo justo encima del centro de salud de Abrantes que es famoso, se ha convertido en famoso estas dos últimas fechas por la carencia de médicos y porque es el lugar en el que cada jueves se realizan manifestaciones para protestar precisamente por el estado de atención primaria.

Quizá esta pandemia haya servido también para aumentar un poco la concienciación social, al respecto de lo importante que es la sanidad pública en un país como España y en unos centros de salud como el de Abrantes, que abarca una gran cantidad de población, si no recuerdo mal 30.000 personas y como te he dicho antes, muchas de ellas llevan aquí gran parte de su vida y son personas mayores, con lo cual necesitan estar mucho más controlados por unos servicios de salud que ahora mismo son inexistentes.

Para finalizar te quería hacer una última pregunta sobre ¿Cómo ves o qué futuro le ves a este país o al barrio con relación a la crisis del coronavirus?

Pues yo creo que lo que más duele de esta crisis aparte de las vidas que se han ido, es la incertidumbre porque no sabes a qué agarrarte no sabes si ahora por ejemplo, estamos en una semana en la que las vacunas, la susceptibilidad es la gran esperanza, pero no sabemos nada, no sabemos las causas de la enfermedad, ni las posibles consecuencias futuras, ni su impacto en la economía, ni si la cura será rápida o no será rápida, si llegará a todos, o sino llegará a todos. De cómo va a evolucionar la económica de un país o de una ciudad fundamentada básicamente en el turismo, lo que más odio es la incertidumbre.

Lo que espero del futuro, es que siempre hay que ser optimista, pero yo creo hay cambios que han venido para quedarse, por ejemplo, no creo, que los 2300 trabajadores que éramos en la empresa volvamos a trabajar todos en la oficina al mismo tiempo, creo que el teletrabajo, por ejemplo, para bien o para mal ha llegado para quedarse, creo que va a costar mucho darle la vuelta otra vez a tener confianza en poder ir a bares y restaurantes sin nada, poder moverse e irse con el coche a la playa 3 días y sin pensar, no; creo que van a ser cosas más planificadas a largo plazo, siempre con la incertidumbre de no saber si llegado el momento lo podrá realizar por las restricciones que estén en vigor.