Don Quijote en Azul 11. Martín Fierro y el Quijote
Don Quijote en Azul 11
Relatorías seleccionadas de las I Jornadas Educativas Cervantinas celebradas en Azul en 2019
Editoras: Adriana Abadie, Estela Cerone y Paula Tártara
Azul, 2020
Portal de las I Jornadas Educativas Cervantinas en Azul
Martín Fierro y don Quijote. Ajedrez viviente y una partida memorable
Raquel Giménez y María Cecilia Ferrari
E.P. No 21, E.P Nº 62 y Sagrado Corazón
Emanuel Lasker fue un matemático y filósofo alemán que vivió entre 1868 y 1941. Fue campeón mundial de ajedrez entre 1894 y 1920 y se lo considera el primer jugador en sistematizar el enfoque psicológico de este juego. Durante los 26 años en que fue imbatible, publicó libros de su especialidad y logró que se reconociera al ajedrez como una disciplina profesional. Su condición de judío nacido en años cruciales de persecución nazi, lo obligó a un largo exilio por diversos países y debió recurrir al ajedrez como medio de subsistencia. Fue también quien habló y escribió acerca del sentido común en este deporte. Y es de imaginar que, anhelando la libertad en todas sus connotaciones, soñó con la posibilidad de enseñar ajedrez como un camino claro que puede conducir a ella. Emanuel Lasker fue un verdadero educador en lo suyo. Alguna vez escribió que “la misión del ajedrez en las escuelas no es la erudición de sacar maestros de ajedrez. La educación mediante el ajedrez debe ser la educación de pensar por sí mismo”.
Probablemente muchos de nosotros no sabíamos quién era Lasker en 2016, cuando se acercaron a los establecimientos escolares algunos integrantes de la Dirección Municipal de Deportes para poner en valor la importancia de esta disciplina en la formación de los alumnos de nivel primario. Pero con el tiempo, y gracias ellos, fuimos aprendiéndolo. Estos maestros venían a ofrecer el dictado de clases de ajedrez para los alumnos del segundo ciclo. Hubo encuentros iniciales en los que se intercambiaron pareceres, se analizó la viabilidad de la propuesta, se fijaron objetivos, se trazaron modalidades de trabajo y se evaluaron posibilidades, tanto administrativas como de impacto pedagógico. Las escuelas N° 21 y 62 de nivel estatal y Sagrado Corazón DIEGEP N° 103 decidimos incorporar esta oferta al desarrollo de nuestros proyectos institucionales.
Valoramos el entusiasmo de los chicos por aprender y, a la vez, disfrutar un juego. Los protagonistas de esa etapa primera fueron los maestros de ajedrez Gustavo Godoy y Hernán Ponce, como miembros de la Dirección de Deportes. Por las escuelas, los directivos Nicolás Fernández y quienes hoy compartimos la experiencia con ustedes, Cecilia Ferrari y Raquel Giménez.
Cuando buscamos la manera de fundamentar esta propuesta hacia el interior de cada institución, tuvimos en cuenta que se trata de un elemento simbólico, emergente de la cultura humana, que tras siglos de historia conserva toda la magia y el misticismo que ha atrapado la atención de las personas en todos los tiempos, desde su origen. Más allá de su complejidad, su estética y sus laberintos lúdicos, se lo considera una aventura intelectual de inagotable potencial. Lo significativo del ajedrez reside en el manejo del espacio y del tiempo, pero a la vez posibilita el trabajo en relación con los valores. Estas características se ponen a disposición del fortalecimiento de las capacidades cognitivas en los niños, y también favorecen sus relaciones interpersonales y el afianzamiento de las destrezas.
En este sentido, vimos una posibilidad de vincular estas potencialidades con contenidos afines a las matemáticas y a las ciencias, tanto las sociales como las naturales. Así, a través del juego se fortalecen aprendizajes de nuestros chicos, se sostienen vínculos de calidad y se pone en valor una nueva estrategia de inclusión socio-educativa, dado que la escuela es un ámbito propicio donde comparten su tiempo y se ponen en juego vivencias múltiples.
Esta modalidad de trabajo comenzó a realizarse en el año 2016, con encuentros semanales de una hora en cada escuela, a cargo del profesor Hernán Ponce. Compartir el profesor fue una oportunidad para establecer lazos entre las distintas escuelas que funcionaban en el mismo turno. También la Escuela N° 64 recibía clases de ajedrez pero al funcionar de tarde, no pudo sumarse a la actividad compartida.
En el interior de cada comunidad escolar, hacía años que veníamos hablando de Cervantes y del Quijote. No nos costó demasiado comprender que esta novedad que estábamos concretando, tenía bastante de quijotada. Así, cuando en el 2018 nos convocaron a participar del Festival Cervantino, los directores evaluamos las ventajas de sumarnos en un trabajo conjunto y compartirlo “en sociedad”: no solo desde los docentes y los facilitadores que tenían a su cargo las clases de ajedrez, sino fundamentalmente desde el contacto entre los niños de las distintas escuelas. Y fuimos por representar una partida de ajedrez viviente, con nuestros alumnos jugando el rol de Fierros y Quijotes, en un tablero gigante de piezas negras y blancas.
El proceso incluyó pruebas de ensayo y error. Como siempre, las distintas etapas nos permitieron fortalecer vínculos y cumplir objetivos. Es importante enseñar a nuestros chicos que no solo deben disfrutarse los finales de alguna propuesta, porque lo sustancial siempre está en el camino que recorremos: es ese durante, ese mientras tanto lo que nos fortalece y le da sentido a la meta.
Los alumnos de la Escuela Sagrado Corazón, en su patio fueron anfitriones de los chicos de 21 y 62. En otro de los encuentros, la Escuela 62 recibió en su edificio la visita de las otras dos. Siempre se evaluaron distancias y las posibilidades de traslados que resultaran más accesibles, respetando las cercanías y los horarios de los que se dispone para movilizarse.
El diseño de esa partida magistral iba creciendo. La temática elegida para la representación fue el encuentro de culturas entre los nativos y los gauchos, representando a las raíces propias de nuestra tierra, con los pueblos hermanos de España. Se sumó la participación de la profesora de Plástica Paola Cepeda, quien compartía su tarea en las dos escuelas públicas y eso facilitó redes, gracias a su compromiso con el proyecto. Con su asesoramiento se confeccionaron los trajes y se moldearon las piezas en goma espuma que los niños llevarían como sombreros. Ellos mismos las pintaron con pintura en aerosol. Las negras del tablero representaban a Martín Fierro, a los gauchos y a los indios: los nativos de nuestro territorio; las blancas, al Quijote y otros personajes de la novela, junto con miembros de las distintas clases sociales españolas. El grupo de las piezas blancas estaba constituido por don Quijote como rey; Dulcinea era la dama; el caballo, la torre y el alfil tenían el formato común de las piezas de ajedrez. Los peones llevaban la figura de Sancho Panza.
En el tablero negro, el rey era Martín Fierro; la dama, una paisana que imaginamos podría ser una de las cautivas; los peones eran los indios, con sus lanzas, abocados a la defensa de sus reyes locales en clave de juego.
Elegimos un lema: Martín Fierro y el Quijote, caminos que hermanan.
El tablero se confeccionó con tela punzonada: cada cuadrado era de 50 x 50 cm, una dimensión que posibilitaba el desplazamiento de los chicos con la lógica del juego. Esta tarea estuvo a cargo de las maestras, quienes contaron con la colaboración de familias y niños de la Escuela Sagrado Corazón. En la distribución de tareas, también se encargaron ellos del vestuario y los accesorios.
Los fondos se juntaron a través de las cooperadoras. Se destinaron horas a coser, cortar y unir telas punzonadas y las tradicionales. Los atuendos, como siempre ocurre en las escuelas donde los presupuestos no abundan, se guardaron para reciclar y reutilizar en nuevos proyectos. Otra manera de hacer escuela: educar a los niños en el ahorro y en la posibilidad de reutilizar.
Finalmente, el producto de ese trabajo pudo ser presentado como parte del XII Festival Cervantino, en el SUMAC. La puesta fue un gran resultado, que nos permitió trascender desde la ciudad hacia el mundo. Ante el público, dos alumnos leían la relatoría de una jugada de ajedrez, previamente programada con el asesoramiento de los maestros de ajedrez; entonces, los alumnos-piezas vivientes se movían dentro del tablero gigante dispuesto en el piso.
Las nuevas tecnologías posibilitaron en toda la etapa del trabajo, la información y el archivo de documentación. Compartimos un grupo de whatsapp los adultos docentes involucrados en el trabajo. Repasarlo y revivirlo hoy nos permite valorizar el proyecto en red y toda la experiencia compartida. El registro fotográfico es también un insumo importante, que hoy nos acompaña e ilustra las distintas etapas del proceso como también las vivencias que fue generando en grandes y en chicos.
No estábamos equivocados. Nuestro trabajo también tiene referencias inspiradoras en la obra cumbre de la literatura española. El ajedrez aparece en la segunda parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, en el capítulo XII. Cervantes elige a Sancho para poner en su boca la comparación entre la vida real y lo que se representa en una comedia. Este personaje, que es al principio un humilde labrador analfabeto, con el correr de la obra crece al punto de poder explicar a su amo don Quijote, mediante el juego de ajedrez, la concepción que el autor tiene del mundo. Nos hace ver que durante la partida de la vida, cada personaje juega su papel pero una vez acabada, todas las piezas se mezclan por igual en la caja. El amo le responde, entonces, que con el correr del tiempo, Sancho se fue haciendo menos simple y más discreto.
Esta es la lección que a todos nos dejó esta experiencia de trabajo. Por eso continuamos sosteniendo los talleres de esta disciplina en nuestros proyectos institucionales: la práctica del ajedrez, cada día, nos vuelve a todos menos simples y más discretos, en esta interacción de redes que resulta ser el juego de la vida.