Don Quijote en Azul 11. Marcela y Grisóstomo ¿Crimen o suicidio?
Don Quijote en Azul 11
Relatorías seleccionadas de las I Jornadas Educativas Cervantinas celebradas en Azul en 2019
Editoras: Adriana Abadie, Estela Cerone y Paula Tártara
Azul, 2020
Portal de las I Jornadas Educativas Cervantinas en Azul
Marcela y Grisóstomo, ¿crimen o suicidio?
Estela Cerone
Asociación Civil Azul Ciudad Cervantina
La tarea de articulación va sembrando este camino de Azul Ciudad Cervantina, Y de esto se trata lo que vine a relatar. Para empezar me voy a apoyar en algunas citas que dan pie a las acciones que iré, luego, describiendo.
Entendemos que la cultura es una herramienta poderosa para entramar. La cultura como una trama para el encuentro entre personas e instituciones, entre los que no se conocen, entre los que les parece que nada tienen en común.
Dice Antonio Gramsci, “La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista de superior conciencia por la cual se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus deberes, sus derechos”
Partimos entonces de reconocer el valor de la cultura como hacedora de vínculos, entre tantos más atributos.
Vayamos ahora al otro tópico: los clásicos, cómo acercar a los jóvenes al interés por el Quijote.
Recuerdo la cita de J. L. Borges en “El libro”: “Tomar un libro y abrirlo guarda la posibilidad del hecho estético. ¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son esos símbolos muertos? Nada absolutamente, ¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez”. Dice Ana María Machado; “Un clásico no es un libro antiguo y pasado de moda. Es un libro eterno que no pasa de moda”.
Con todas esas ideas en mente, nos llegamos allá por febrero del 2019 al Instituto Santo Tomás con el fin de sumarlos a las actividades iniciales. Conocíamos su profesorado en Educación Física y partimos de ahí. Invitarlos para que en el lanzamiento del Festival Cervantino, en el mes de abril, estuvieran acompañándonos con actividades de cierre. Con un Equipo Directivo entusiasta y docentes iguales, diseñamos actividades a cumplir. Pero ellos quisieron ir por más y ahí nuestra sorpresa ante su oferta académica, acercaron Psicopedagogía, y apareció algo insólito para nosotros: “Escena del crimen”. Nuestro conocimiento del Quijote fue para atrás y para adelante en la obra… había algún crimen?
Fue ahí donde recordamos un momento de la obra que había sido puesta en valor en el Festival anterior, el de la pastora Marcela, y el suicidio de su enamorado, Grisóstomo.
Relatamos lo que recordábamos, y concluimos el encuentro con la firme intención de ir a la obra, releerla y, lo que era más importante, enviar los capítulos para que fueran ellos y los alumnos los que empezaran a pensar, convocar al profesor de la materia específica, e interesarlo en el tema.
Mientras leíamos, íbamos escribiendo un posible texto dramático, pensando en actores externos, en los recursos económicos, en cómo ir superando las dificultades que seguro aparecerían.
Compatibilizar lo propio de la especialidad con la ficción nos llevó encuentros de gran riqueza. El texto iba fluyendo, sorteando escollos, sumando luego a los alumnos que preguntaban más y más sobre la obra, y con un compromiso que, finalmente quisieron ser ellos los que se animaron a quedar a cargo de la escritura.
Podemos una vez más traer a Gramsci: “El único modo de predecir el futuro es organizarse y hacer que eso que quieres, ocurra”.
Y así fue, ante las dificultades económicas, el no poder contratar actores, nos llevó a pensar en valerse de los recursos propios, y convocar a los alumnos del profesorado de Educación Física para que actuaran. Seguíamos sumando lectores a la obra, y compromisos. Eso sí, nos divertíamos enormemente al ver cómo confrontábamos ideas y cómo lo que nos convencía iba lográndose.
Entre tanto, en este sentido de crecer en relaciones, se produce el encuentro con Laura Giosa, Decana de la Facultad de Derecho de la UNICEN, y junto a los temas que en ese momento nos reunían, acerco lo que se estaba llevando a cabo con distintas instituciones. Así, en este compartir, cuando llego a la obra de teatro, se le ocurre: “¡Tenemos que hacer un juicio!! Sí, un juicio por jurados!”. Había tocado una fibra muy sentida por ellos, pues el tema de los derechos de la mujer estaban atravesando su casa de estudio con mucha fuerza. Es que Grisóstomo se había suicidado porque la pastora Marcela no se hizo eco de sus requerimientos amorosos. Ocurre que ella nunca había alentado ese estado del alma y del cuerpo, siempre había sido clara en cuanto al destino que había elegido para su vida. Como dice Cervantes, en boca de su personaje, la pastora Marcela, en un texto de vanguardia para sus tiempos de la que extracto sucintamente lo siguiente: “Y según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide y ha de ser voluntario y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es. ¿Por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien?”.
Esta idea que surge, se va encadenando con otras y son otros los actores que toman el desafío. Nos entusiasmó la idea de realizar un Juicio por jurados, sería la primera vez que se abordara, al menos en nuestra ciudad, la obra desde esta perspectiva.
Se produce entonces el encuentro con el profesor titular de Derecho Procesal Penal, se comparte este momento de la obra, y el entusiasmo crece. Las relaciones crecen, pues serán ellos quienes tomarán las pruebas que los alumnos del Santo Tomás recogieron en la escena del crimen para aportar al caso.
Los alumnos de Derecho también leen el Quijote, y concretan: un simulacro de juicio por jurados, que se realizará justamente en la sala de audiencias de la cámara penal, en el Palacio de Justicia, y los jurados serían convocados públicamente con las características propias de dicho juicio. El observatorio de Juicio por jurados de la Facultad coordinaría y plantearía las instrucciones al jurado.
La temática moviliza, y son más y más los que se enteran de esta postura de un escritor que en el siglo XV trató una problemática absolutamente actual. Surge una nueva mirada sobre el Quijote, y nuestro personaje muestra más facetas. Esto de ser Ciudad Cervantina se va condimentando con ingredientes antes desconocidos.
Están todas las piezas sobre la mesa, y van a ser jugadas. Ahora, al decir de Cervantes: “No le des importancia al resultado, valora el esfuerzo”.
Cuando hayamos concluido, también al decir del hombre de Alcalá: “Cada uno es hijo de sus obras”, y esta será la que construimos entre todos.
Citando nuevamente a Ana María Machado: “Intentar crear un gusto por la lectura en los otros, por medio de un sistema que obliga a leer solo para hacer un examen, en una forma infalible de inocularle a cualquiera el horror por los libros”.
Este es un caso que va exactamente en sentido antagónico. Nos hemos metido con pasión en la obra, buscando motivos que dieran luz a las distintas situaciones
Describir las noches en que alumnos de ambas carreras, que no se conocían con anterioridad, se dieron a discutir sobre la resolución que el texto dramático presentaba, fue emocionante. Que ellos llevaran toda la parte actoral, y que fueran también ellos los que escribieran el texto, y prepararan a su Instituto para recibir a las escuelas secundarias que vendrían a disfrutar de lo logrado, fue todo un trabajo de acuerdos. En tanto que por el otro lado, el debate sobre el motivo del juicio fue derivando en otras alternativas, y el título primero pensado se fue transformando, ya no sería la pastora Marcela la acusada, sino que sería ella, la que acuse a la sociedad por su enjuiciamiento.
¿Es nuestra sociedad cómplice de la situación que viven las mujeres desde tiempos remotos? ¿Estamos nosotros leyendo a Cervantes o es él el que nos está leyendo?
Recordando al italiano Luigi Pirandello, en Seis personajes en busca de un autor, tal vez vino a la ciudad Cervantina la pastora Marcela para pedirnos que nos hagamos cargo de su historia, que la pongamos en palabra, porque no quiere estar más encerrada en un libro, en una biblioteca, porque siente que este es su tiempo y es bueno que lo sepamos.
De lo anteriormente expuesto surge la emoción que me da el recordar este proyecto que fue innovador y que nos permitió descubrir con estos jóvenes protagonistas el porqué el Quijote es una obra clásica, y como tal nos sigue interpelando.
A todos los que hicieron posible este trabajo multidisciplinario, muchas gracias.