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La COP26. Medidas débiles frente a la urgencia climática actual

18 NOV 2021 - 11:30 CET

Redacción: Inma Urraca Somalo

 

Tal y como presentó Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, es indispensable "dar forma a la economía del siglo XXI [con] formas limpias, ecológicas, saludables, justas, seguras y más resilientes”. Este pareció ser el objetivo común de la COP 26. Pero, ¿se pretendía encaminar realmente a los países y en concreto a la Unión Europea (en adelante UE) hacia un desarrollo sostenible?

 Tras varios años de falsas promesas en relación con los combustibles fósiles, el carbón, la deforestación, la subida del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento de la pobreza, la inestabilidad económica y el mayor riesgo de sufrir enfermedades, la COP 26 se presentó el 31 de octubre en Glasgow haciendo frente a distintas consideraciones. A pesar de que para muchos representó un hito histórico, para otros fue una conferencia más, dentro de las tantas celebradas desde 1992.

 Un aspecto distintivo de la COP 26 es que contó con una cobertura temática mucho más amplia que las cumbres anteriores, siendo la única que incluye a la naturaleza como elemento prioritario. Además, el conjunto de información recopilada muestra la mayor sensibilidad social.

 Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Los insuficientes logros de la trayectoria histórica y la realidad de la presente conferencia, dan a entender a la mayoría de los observadores que los compromisos difundidos en Glasgow son más bien una obstaculización a la verdadera acción climática.

 El Protocolo de Kioto, protagonizado por la mayoría de los países industrializados, a excepción del gigante estadounidense, representó compromisos vinculantes para reducir los gases de efecto invernadero (GEI en adelante) en al menos un 5% entre 2008 y 2012 en comparación con las emisiones de 1990. No obstante, el resultado no fue alcanzado a pesar de su ampliación hasta 2020. En un segundo período del Protocolo de Kioto, comprendido entre 2013 y 2020, la UE se comprometió a mitigar sus emisiones de GEI en un 20% con respecto a 1990 (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, 2021a). Y en 2015, los Acuerdos de París sellaron el compromiso de la comunidad internacional para frenar el calentamiento global, incidiendo en la importancia de reducir las emisiones a medio y largo plazo para después de 2050 (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, 2021b).

 A pesar de estos ambiciosos compromisos, el problema parece no corregirse sino en su caso, agravarse. Las emisiones de CO2 crecen exponencialmente como consecuencia de la intensa actividad humana y el u un modelo de consumo excesivamente derrochador. El último Informe del Clima, expone que la década de 2010 a 2019 ha sido la más cálida de las registradas desde 1850, acercándonos a pasos agigantados al límite de los 2ºC (IPCC, 2021).

 Esta situación es insostenible, según aseguraron los expertos partícipes de la COP 26. Se están observando cambios irreversibles en el clima de la Tierra (IPCC , 2021). Las inundaciones, las olas de calor, los incendios forestales y en general los fenómenos meteorológicos extremos están siendo cada vez más frecuentes, ocasionando muertes catastróficas a nivel global pero más intensas en el Sur Global, dada su doble vulnerabilidad (económica y climática). Las estimaciones predicen que sin una acción climática inminente, la cantidad de personas que necesitarán asistencia humanitaria aumentará el doble de la cifra actual para 2050 (ACNUR, 2021).

 Por ello, a pesar de las ambiciosas soluciones requeridas por los expertos, quienes resaltan la urgencia del asunto climático, las conclusiones extraídas tanto a nivel como global como europeo no son para nada sorprendentes.

 Al comienzo de la conferencia, tres eran los objetivos que guiaban el plan de acción: acordar compromisos para reducir las emisiones y mantener el alcance de la temperatura global a 1,5 ºC antes de 2030, conseguir los 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática para los países más vulnerables y alcanzar un acuerdo sobre el reglamento de París.

 A nivel global, se han creado diversas alianzas entre países para recortar las emisiones en sectores concretos. Una de las más relevantes, fue la establecida entre China y Estados Unidos (en adelante EEUU). Por medio de una declaración conjunta, ambos países firmaron la paz climática y decidieron crear un grupo de trabajo para fijar medidas relacionadas con las energías renovables y la deforestación. Además, China anunció un plan centrado en reducir las emisiones de metano para 2022. Al mismo tiempo, la UE y EEUU han firmado un acuerdo, al que se adhirieron 103 países (entre los cuales destacó la ausencia de India), para reducir un 30% de las emisiones de metano para 2030 en relación con los niveles de 2020. En relación con el transporte, se ha concretado un pacto para detener la venta de coches de combustión para 2050 en todo el mundo. No obstante, algunos países no firmantes fueron EEUU, China, Alemania, Francia o España. Y finalmente se ha acordado erradicar la deforestación para 2030.

 A nivel europeo, de acuerdo con la declaración presentada por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, la COP 26 ha avanzado en esos objetivos. Primero, los países más contaminantes han presentado nuevos objetivos en materia de reducción de emisiones y muchos de ellos se han incorporado al Compromiso Global del Metano. Igualmente, el compromiso europeo se ha ampliado hacia nuevas asociaciones para ayudar a los países menos desarrollados en su transición energética y reducir las divergencias entre regiones. También se reconoce la necesidad de detener los subsidios a los combustibles fósiles y al carbón. Con respecto al segundo objetivo, se ha avanzado en el financiamiento climático, pretendiendo conseguir 100.000 millones de dólares incluso antes de 2023. Y en relación con el tercer objetivo, la UE afirma contar con normas que impulsen los mercados internacionales de carbono (European Commission, 2021).

 Como podemos observar, la poca concreción de las promesas está presente nuevamente en Glasgow. Se confía una vez más en el tiempo como factor fundamental, esperando a la próxima conferencia celebrada en 2023 en Egipto, donde se afirma que “[se] tomarán medidas que encaminen firmemente a los 1,5ºC” (European Commission, 2021).

 El continuo aplazamiento temporal de los objetivos parece poco coherente con la urgencia de soluciones y las motivaciones ambientales. Hace varios días que finalizó la conferencia y sus conclusiones son difusas. Aún hoy, se plantea su prolongación unos días más, lo que nos muestra la evidente falta de determinación interna.

 En relación con la financiación, uno de los temas fundamentales, sus conclusiones también son imprecisas. Es fundamental tratar cuál es la modalidad financiera más adecuada para el desarrollo de los países menos industrializados, dado que históricamente ha sido en forma de préstamos y no de subvenciones, creando un flujo de deuda insostenible para el Sur Global (OXFAM, 2021).

 De manera simultánea, es esencial lograr una coherencia entre el sector bancario y financiero para lograr el verdadero “cero neto”. Tal y como dijo Leonardo Lacerda, director general del Clima de la ONG estadounidense The Nature Consevancy “Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, la banca occidental ha destinado más de 3.8 billones de dólares a la financiación de estructuras de combustibles fósiles”, lo cual no es congruente con los valores climáticos puestos sobre la mesa este 31 de octubre (EFE, 2021).

La escasa precisión de los acuerdos hace poco probable llegar a soluciones efectivas a nivel global como en un principio se prometía. En el borrador de la COP 26 se plasma la urgencia por eliminar las subvenciones al carbón y a los combustibles fósiles. No obstante, no se concretó la manera por la que se va a aumentar la financiación para la adaptación (Europa Press, 2021). Fueron todo acuerdos provisionales.

 Otro aspecto importante a tratar es la ausencia de participantes importantes, como China, Arabia Saudí o Rusia. Es incoherente pensar en un acuerdo climático significativo sin la presencia de las economías más contaminantes, donde el carbón representa un elevado porcentaje de su suministro energético(1). Igualmente, la considerable presencia de empresas de combustibles fósiles como patrocinadoras de actos climáticos como la COP, deja entrever las contradicciones internas de estas conferencias.

 Parece inevitable reflexionar acerca de la actuación ambiental sin mencionar la asimétrica responsabilidad de los actores. Por un lado, el Norte Global emite una huella de carbono muy superior a la del Sur Global (2), lo que es evidente dado su temprana industrialización y su prominente crecimiento económico (CEPAL, 2010). Según la UE, la solución a este problema son los bonos de carbono, sin embargo, estos acaban por redistribuirse en un entorno comercial en favor de los países con mayores rentas y poder geopolítico.

 Estas asimetrías se plasman notablemente en las consecuencias sociales. Los individuos de los países menos desarrollados son obligados a huir masivamente a otras regiones menos afectadas, dando lugar al concepto de “refugiado climático”. Por esta razón, la COP debería centrar su atención en solucionar este problema, haciendo que sean amparados por el derecho internacional.

 En conclusión, este escenario de hipocresía generalizada es la materialización de la falta de determinación de la conferencia y el ensombrecimiento del esfuerzo climático global. Además, como se ha visto desde el inicio de la COP los participantes en esta tampoco ofrecen un ejemplo a seguir, haciendo referencia al uso de una gran cantidad de transportes aéreos privados utilizados para viajar hasta Glasgow… Por todo ello, es dudosa la representación de la COP 26 como un organismo de urgencia climática, mientras que las movilizaciones sociales sí representan preocupaciones reales, reclamando así un lenguaje más concreto, vinculante y una hoja de ruta con más compromisos.

 

 Bibliografía:

 ACNUR, 2021. Crisis climática, emergencia humanitaria. Recuperado de: https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/emergencias/crisis-climatica-emergencia-humanitaria

 Agencia EFE, 2021. La crisis climática exige compromiso financiero, convergencia y cooperación. Recuperado de:https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/la-crisis-climatica-exige-compromiso-financiero-convergencia-y-cooperacion/10004-4668754

 Aljazeera, 2021. China’s revised climate pledge ‘casts shadow’ over Glasgow summit. Recuperado de: https://www.aljazeera.com/news/2021/10/29/china-offers-few-new-climate-targets-ahead-of-un-conference

 CEPAL, 2010. La huella del carbono en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/3753/S2009834_es.pdf?sequence

 European Commission, 2021. Statement by European Commission President Ursula von der Leyen on the outcome of COP26. Bruselas, 13 de noviembre de 2021.

 Europa Press, 2021. El borrador de acuerdo de la COP26 establece que los países deben actualizar sus planes climáticos el próximo año. Recuperado de: https://www.europapress.es/sociedad/medio-ambiente-00647/noticia-borrador-acuerdo-cop26-establece-paises-deben-actualizar-planes-climaticos-2030-2023-20211110141949.html

 IPCC, 2021. Climate Change 2021. The Physical Science Basis. Fecha: 7 de agosto de 2021. Recuperado de: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/downloads/report/IPCC_AR6_WGI_Full_Report.pdf

 Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, 2007. Información técnica sobre gases de efecto invernadero y cambio climático. Nota técnica. Diciembre de 2007. Recuperado de:http://www.ideam.gov.co/documents/21021/21138/Gases+de+Efecto+Invernadero+y+el+Cambio+Climatico.pdf/7fabbbd2-9300-4280-befe-c11cf15f06dd

 Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, 2021a. Protocolo de Kioto. Recuperado de: https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/el-proceso-internacional-de-lucha-contra-el-cambio-climatico/naciones-unidas/protocolo-kioto.aspx

 Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, 2021b. Principales resultados de la COP 21. Recuperado de: https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/cumbre-cambio-climatico-cop21/resultados-cop-21-paris/default.aspx

 OXFAM, 2021. Oxfam Intermón prevé que los países más pobres se enfrentarán a un déficit de hasta 75.000 millones de dólares para financiación climática en seis años. Recuperado de: https://www.oxfamintermon.org/es/nota-de-prensa/oxfam-intermon-preve-paises-pobres-deficit-75-millones-dolares#:~:text=El%20Informe%20paralelo%20de%202020,y%20otros%20instrumentos%20no%20subvencionados.



1. El carbón representa el 60% del suministro energético para China, produciendo ella sola el 27% de las emisiones globales (Aljazeera, 2021)

2. Las mayores concentraciones de CO2 se localizan en los países del Norte Global, los más industrializados, responsables de la excesiva acumulación atmosférica de los GEI desde la revolución industrial hasta mediados del siglo XIX (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, 2007)

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