11 DE FEBRERO DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER Y LA NIÑA EN LA CIENCIA
11 FEB 2023 - 09:59 CET
Por Icíar Entero.
El objetivo fundamental del 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es generar una conexión entre las mujeres y las niñas en la ciencia y la comunidad internacional. Las mujeres y niñas suponen la mitad de la población mundial, constituyendo una parte esencial del potencial humano. Por tanto, la celebración de este día pretende estrechar el vínculo entre la ciencia, la política y la sociedad, buscando impulsar la mejora de su futuro.
El siglo XX ha estado marcado por un avance científico y tecnológico acelerado, presentándose como uno de los principales desafíos a los que tienen que hacer frente las sociedades modernas. En este contexto marcado por el progreso y la constante transformación, el papel de la mujer ha sido reducido e invisibilizado.
Principalmente, la marginalización de la mujer en la esfera científica se debe a una cuestión de incapacidad de acceso a la formación propia. Waksman (2005) determinó que la creación de las universidades europeas, producido en los siglos XII y XV, supuso una reducción considerable en las oportunidades de las mujeres, ya que su ingreso a estas instituciones fue prohibido, principalmente debido a su carácter clerical. En Suiza, las universidades comenzaron a aceptar el ingreso de mujeres alrededor década de 1860, en Inglaterra hasta 1870, en Francia no fueron aceptadas hasta 1880, en Alemania hasta 1900. En España, desde la publicación de la Real Orden el 11 de junio de 1888, las mujeres podían acceder a las universidades privadas con la autorización del Consejo de Ministros, aunque no sería hasta el 8 de marzo de 1910 que conseguirían el derecho de matriculación en las carreras universitarias públicas. En el caso de las instituciones científicas, el acceso de la mujer no se permitió hasta la segunda mitad del siglo XX. El rechazo de la entrada de Marie Curie en la Academie de Sciences de París en 1909, quien un año después recibiría su segundo Premio Nobel, refleja que la apertura de las instituciones científicas a las mujeres es bastante reciente.
En cierta parte, este problema se corresponde con una cuestión de visibilidad. En el siglo pasado, únicamente once premios Nobel en física, ciencia y medicina fueron otorgados a mujeres. (Waksman, 2005: 3) De hecho, un gran número de científicas cuyas aportaciones han sido fundamentales, no han sido identificadas y reconocidas hasta un periodo bastante reciente. Destaca el caso de Rosalind Franklin, quien tomó las fotografías por difracción de rayos X de las moléculas del ADN, un avance fundamental para la creación del modelo de la estructura del ADN, por el cual, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins obtuvieron el Premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1962. La contribución de Franklin no fue reconocida hasta la publicación de la biografía que escribió Anne Sayre en 1975, Rosalind Franklin and DNA.
De acuerdo con la importancia sustancial de la incorporación de las mujeres y niñas de todas las edades en la ciencia para alcanzar la igualdad de género, conseguir el empoderamiento de la mujer y la niña y lograr hacer frente a los desafíos en materia de desarrollo sostenible, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 22 de diciembre de 2015, mediante la aprobación de la Resolución 70/212, el día 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
La creación de este día se corresponde con el objetivo fundamental de promover el acceso y participación de la mujer y la niña en el área STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), en el cual la presencia de las mujeres es especialmente reducida, entre todos los países, la sociedad civil y los organismos internacionales. Para ello, se busca impulsar la concienciación sobre los factores que generan la situación de desigualdad para favorecer el desarrollo de medidas que tengan como objetivo la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer y la promoción de políticas y planes de estudio científicos en todos los niveles de formación. Así como dar visibilidad a su actual papel en el sector científico, impulsando la diversificación de referentes femeninos en estos ámbitos para conseguir generar un mayor interés entre las niñas.
En este año 2023, se producirá la octava celebración de este día. Entre el 8 y el 10 de febrero tendrá lugar la 8ª Asamblea del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia en la Sede de las Naciones Unidas, situada en Nueva York.
A raíz de la constitución de este día internacional se creó “11 de febrero”, una iniciativa ciudadana voluntaria y sin ánimo de lucro impulsada desde septiembre de 2016 por un grupo de personas del ámbito científico. Esta iniciativa está centrada en promover la organización de actividades para impulsar la sensibilización y la participación de la mujer y la niña en la ciencia.
De forma paralela, otras entidades y organismos internacionales han impulsado una serie de eventos y medidas para contribuir a la causa. En 2015 UNESCO creó el Proyecto SAGA, el cual se centra en impulsar el papel de las mujeres y niñas en STEM, brindando apoyo en el proceso de creación de políticas en materia de igualdad de género en los ámbitos científico, tecnológico e innovativo. Es más, UNESCO en colaboración con la fundación L’Oréal, ha creado una gala de premios anuales centrados exclusivamente en las científicas, tratando de dar visibilidad a los aportes realizados por las mujeres en la ciencia y proporcionando los medios para que prosigan su investigación.
Progresivamente, se ha ido perdiendo la convicción de que la mujer es inferior en términos intelectuales y se ha producido la incorporación de la mujer no solo al ámbito científico sino al académico en general. Sin embargo, se trata de un proceso que sigue en tránsito. El informe sobre la Ciencia de UNESCO (2021) expuso la existente inequidad de género en el sector científico y tecnológico. En muchos países se ha alcanzado la paridad numérica en las ciencias de la vida, incluso en ciertos casos, las mujeres dominan este campo. Sin embargo, el informe determinó que en el año 2018 las mujeres suponían el 33% de los investigadores, el 28% de los licenciados en ingeniería y el 40% de los licenciados en informática y computación. Es más, únicamente el 22% de los expertos que trabajan en inteligencia artificial son mujeres. Precisamente, estas áreas, que son las principales impulsadoras de la Cuarta Revolución Industrial, están marcadas por una fuerte escasez de capacidades. (pp.51-52)
Una de las características más notables de la desigualdad de género en el ámbito científico en la actualidad es que esta no sigue un patrón regional definido. Una gran parte de las proporciones más elevadas de mujeres licenciadas en ingeniería a escala global se ubican en los Estados árabes, destacando Argelia con un 48,5%. Dentro de América Latina, en Perú las mujeres constituyen el 47,5% de los graduados en ingeniería. En cambio, la proporción de mujeres entre los licenciados en ingeniería en ciertos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es inferior a la media mundial, suponiendo en Estados Unidos el 20,4%. También presentan una gran disparidad los países dentro de una misma región. (Naciones Unidas, 2021)
Por tanto, se puede determinar que las barreras de acceso a las instituciones educativas para las mujeres se han reducido progresivamente, aunque de manera desigual. No obstante, los sesgos de género transmitidos mediante la educación y la socialización, siguen suponiendo un obstáculo para la presencia de la mujer en la ciencia. Waksman (2005) determinó que la ciencia y la tecnología son dos sectores que tradicionalmente han estado dominados por hombres y que se han asociado con las cualidades masculinas, tales como la competitividad, racionalidad, dominación y objetividad. En el transcurso de la historia, el saber y el poder han sido ámbitos en los cuales se ha tratado de apartar a la mujer.
En la actualidad, estas convicciones se han reducido considerablemente, pero los prejuicios perduran, contribuyendo a la creación de estereotipos y a la estigmatización de la mujer en el ámbito científico y en una posición de liderazgo. Naciones Unidas (2021) determinó que las mujeres escriben al año el mismo número de artículos científicos que los hombres, pero aparecen menos en revistas de prestigio. Además, aunque las mujeres representan el 33% del total mundial de investigadores, únicamente ocupan alrededor del 12% de los puestos en las academias científicas de los distintos países.
En lo referente al emprendimiento, las mujeres cuentan con obstáculos en la financiación para la creación de empresas y su participación en los altos cargos directivos y técnicos es muy escasa, especialmente en el caso de las empresas tecnológicas. UNESCO (2021) determinó que, en el año 2019, únicamente el 2% del capital de riesgo se destinó a empresas fundadas por mujeres. (p.53) También existe una mayor tendencia entre las mujeres a abandonar el sector tecnológico, debido principalmente a las malas perspectivas de carrera.
Sin embargo, cabe destacar que se está produciendo un cambio en la actitud de los gobiernos y las empresas hacia las mujeres, estando impulsado por la preferencia de los inversores y la obtención de mayores beneficios.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los ODS.
En relación a la Agenda 2030 aprobada por las Naciones Unidas en 2015 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la inclusión de las mujeres y niñas en el ámbito científico es fundamental para garantizar el máximo desarrollo de sus capacidades y talentos. La incorporación de la mujer al sector científico enriquece su diversificación en investigación, en las técnicas y las visiones existentes, impulsando las metas establecidas en varios ámbitos como el cambio climático, el agua y saneamiento, la energía asequible y la salud.
No es posible alcanzar la igualdad de inclusión en la ciencia si no se consiguen realizar avances en la existente desigualdad de acceso a la educación. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, “educación de calidad”, plantea “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
Es más, no es posible alcanzar la igualdad de género sin que se garantice un acceso equitativo al conocimiento, por lo que es fundamental que las mujeres tengan acceso a la ciencia. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5, persigue “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. La igualdad de género es un derecho humano fundamental y un elemento sustancial en el desarrollo pleno de las capacidades humanas y del desarrollo sostenible. A raíz de la situación generada por el COVID-19, la vulnerabilidad de este derecho ha aumentado. Las mujeres han sido las mayores afectadas económicamente por la pandemia, debido a su desproporcionado predominio en mercados laborales inseguros. La situación de aislamiento también ha potenciado la violencia y los abusos contra las mujeres y las niñas.
Precisamente, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10, “reducción de desigualdades”, reivindica la reducción de las desigualdades dentro y entre países y la necesidad de garantizar que ninguna persona se queda atrás, señalando la situación de grupos especialmente vulnerables, como es el caso de las mujeres y las niñas.
BIBLIOGRAFÍA:
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Angulo, E. (5 de septiembre de 2014). Vidas científicas: el caso de Rosalind Franklin. Mujeres con ciencia. Disponible en: https://mujeresconciencia.com/2014/05/09/el-caso-de-rosalind-franklin/
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Naciones Unidas. (s.f.). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Objetivo 10: Reducir la desigualdad en y entre los países. un.org. Disponible en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/inequality/
Naciones Unidas. (11 de febrero de 2021). Pese a los obstáculos de la desigualdad de género, las mujeres y niñas brillan en la ciencia. news.un.org. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2021/02/1487952
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UNESCO. (2021). UNESCO Science Report: The Race Against Time for Smarter Development. Schneegans, S., Straza, T., y Lewis, J (ed). Disponible en: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000377433
Waksman, N. (2005). El papel de la mujer en la ciencia, Ciencia UANL, 8(1), pp. 3-6. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/402/40280101.pdf
11 de febrero. (s.f.). La iniciativa 11 F: quiénes somos. 11defebrero.org. Disponible en: https://11defebrero.org/quienes-somos/